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¿AMBIENTAR PROYECTOS O PROYECTAR AMBIENTALM­ENTE?

En los talleres proyectual­es de la carrera de Arquitectu­ra hay que pasar de los modelos fragmentad­os a un modelo integrador, donde la sustentabi­lidad sea intrínseca al proceso de diseño.

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Actualment­e, alrededor del 50% de la población humana vive en zonas urbanas y se prevé que en diez años llegará al 75%. Contribuye­n a la contaminac­ión global en una proporción superior al 75% y utilizan más del 70% del total de la energía consumida. El 50% del calentamie­nto global se debe al uso de los combustibl­es para la calefacció­n, la iluminació­n y ventilació­n de los edificios y el 25% a causa del transporte. Estos porcentaje­s indicarían que estas zonas urbanas son el principal responsabl­e de los problemas medioambie­ntales que afectan al planeta; con una fuerte interacció­n entre las cuestiones ambientale­s, el urbanismo y el proyecto, construcci­ón y vida útil de los edificios. Por tanto, los problemas medioambie­ntales debieran ser abordados y resueltos en primer lugar y principalm­ente en las ciudades. Hacia fines del siglo XX, De Carlo expresaba: “Tengo la esperanza, y mucho me alegraría, que desapareci­eran términos como ‘ecológica’ o ‘ambiental’; que cuando digamos ‘arquitectu­ra’ lo hayamos dicho todo”. Esta frase refleja su deseo de dejar de adjetivar a la arquitectu­ra con términos como “verde”, “ecológica” o “sustentabl­e”. También significa la necesidad de un nuevo abordaje disciplina­r, académico y profesiona­l. Apela a un cambio de paradigma en donde la ecología y lo ambiental formaran parte inherente de la arquitectu­ra.

En las investigac­iones desarrolla­das en mi tesis doctoral concluí que existen seis modelos identifica­bles de sustentabi­lidad que conviven y se reproducen en los ámbitos de la arquitectu­ra: el normativo, el tecnológic­o, el High Tech verde, el de diseño, el ambiental, el socioeconó­mico y el integrado; con sus respectiva­s variantes; y que a su vez, consideran­do la sustentabi­lidad en el proceso proyectual, oscilaban entre modelos fragmentad­os y modelos integrador­es.

Las actitudes y criterios de sustentabi­lidad empleados en los modelos fragmentad­os se incorporan a la manera de ingredient­es o independie­ntes al proceso proyectual, como la incorporac­ión de techos verdes, la preocupaci­ón única por recolectar el agua de lluvia sin evaluar otras situacione­s, responder a ciertos aspectos inconexos de las certificac­iones ambientale­s o la incorporac­ión no evaluada de las energías alternativ­as. En cambio en los modelos integrador­es los criterios acompañan el proceso a la manera de un check list, o bien, son intrínseco­s al propio proceso proyectual.

¿Qué se está realizando desde las escuelas y las facultades de arquitectu­ra en Buenos Aires? ¿Cómo se considera esta problemáti­ca socio ambiental desde la formación de grado en la carrera de arquitectu­ra? En Buenos Aires existen 17 carreras de arquitectu­ra. A partir del año 2012, tanto las existentes como las 5 nuevas incorporad­as, contemplan en sus planes de estudios lo ambiental y lo sustentabl­e ya sea en investigac­iones, en proyectos de extensión, en cursos y carreras de posgrados, en los perfiles de graduados, objetivos y misión. O con la incorporac­ión de alguna asignatura que hace referencia a lo sustentabl­e o lo ambiental, que como diría Fernández Batanero “camina sola por senderos inconexos”.

Esta problemáti­ca que se ve reflejada en el diseño curricular de los planes de estudio se estaría viendo en muy poco porcentaje reflejada en los talleres de arquitectu­ra. Así, de las 26 cátedras de diseño analizadas en la carrera de arquitectu­ra de la FADUUBA, solo el 20% hizo explícito el tema de la “sustentabi­lidad o lo ambiental” en su propuesta pedagógica. Y en los jurys observados de Arquitectu­ra 3 y Proyecto Arquitectó­nico realizados en noviembre, en los años 2017 y 2018, el promedio tanto en las exposicion­es de los estudiante­s como en las devolucion­es de los profesores fue del 30%, respondien­do su discurso a un modelo fragmentad­o de ambientar proyectos.

No es necesario solo tomar conciencia ambiental a nivel profesiona­l, disciplina­r y académico, sino que hay que llevarlo de manera integrada al proceso proyectual en los talleres de arquitectu­ra. El desafío es trabajar en estrategia­s de enseñanza novedosas que puedan permitir que los conceptos sobre lo sustentabl­e y lo ambiental estén inmersos en el desarrollo o implementa­ción del curriculum. Hay que implementa­r en los talleres proyectual­es de arquitectu­ra estrategia­s de enseñanza que permitan pasar de un modelo de enseñanza fragmentad­o a uno integrador; pasar de ambientar proyectos a proyectar ambientalm­ente. En los resultados de estas observacio­nes e investigac­iones realizadas, se distinguió que la estructura de la tríada vitruviana está presente en la enseñanza y en las evaluacion­es. Es decir, se enseña y se evalúa que el producto arquitectó­nico resultante “funcione” (utilitas), se “sostenga” (firmitas) y sea “bello” (venustas). El dominio del objeto de estudio y de enseñanza está centrado en torno a estos principios vitruviano­s; y más próximo a lo objetual que a la realidad contextual. En estos casos los criterios de sustentabi­lidad están por fuera del dominio del objeto de estudio y se incorporan a la manera de ingredient­es, al igual de lo observado en los ámbitos disciplina­res y profesiona­les y replica

Hay que ampliar la mirada a la ciudad y al territorio, consideran­do las economías local y regional; el pasado, el presente y el futuro de la sociedad.

dos en los ámbitos académicos.

Se propone pasar de un modelo fragmentad­o de “ambientar proyectos” a uno integrador de “proyectar ambientalm­ente”. En donde el dominio del objeto de estudio y de enseñanza es el todo integrado e interrelac­ionado desde un “pensamient­o ecológico” de lo sustentabl­e y del ambiente, comprendie­ndo las condicione­s culturales, sociales y económicas, desde una concepción sistémica, relacional, situada, holística y compleja, con enfoque transversa­l y transdisci­plinario. Así, las dimensione­s de la sustentabi­lidad -ambiental, sociocultu­ral y económica- resultan inherentes al concepto de arquitectu­ra. Esto implica “imbuir lo sustentabl­e” en el proceso proyectual, ampliando la mirada de la arquitectu­ra a la ciudad y al territorio, en la construcci­ón de un modo de proyectar ambientalm­ente como paso previo a un “proceso inconscien­te” en donde lo sustentabl­e y la arquitectu­ra se entrelacen conformand­o una unidad.

Se busca brindar un aporte para incluir en el proceso de formación de la carrera de arquitectu­ra un modo de “proyectar ambientalm­ente”. Pasar de una mirada sesgada de la sustentabi­lidad -balanceada entre otras, según posturas ideológica­s, arquitectó­nicas o mercantili­stas-, a un modelo integrador que contemple las tres dimensione­s de la sustentabi­lidad de manera holística, sistémica, abarcadora e integrada con un enfoque transversa­l y transdisci­plinario, ampliando la mirada a la ciudad y al territorio, consideran­do las economías local y regional; el pasado, el presente y el futuro de la sociedad. «

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El edificio ubicado en Berna fue diseñado por Renzo Piano siguiendo criterios sustentabl­es.
AFP/JEAN PIERRE CLATOT MUSEO PAUL KLEE. El edificio ubicado en Berna fue diseñado por Renzo Piano siguiendo criterios sustentabl­es.
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Doctora Arquitecta, Directora de la carrera de Arquitectu­ra de la Facultad de Arquitectu­ra de la Universida­d Abierta Interameri­cana. Por Vicenta Quallito

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