Coronavirus y oficinas.
El fin de la cuarentena reclama nuevos hábitos de higiene y salubridad. Cómo cambiarán las prácticas laborales y el diseño de las oficinas ¿Sigue el home office?
La pandemia habría convertido en peligrosos los espacios open space.
En los últimos 50 años el diseño de las oficinas cambió de los despachos privados a los grandes espacios abiertos, pasando por los cubículos con paredes de baja altura. Hoy, las oficinas de las empresas más innovadoras son lugares abiertos, divertidos e informales en los que nadie tiene un lugar fijo. Pero la pandemia del COVID19 nos lleva a preguntarnos si pone en duda que los lugares de trabajo que tenemos sean los mejores para evitar la propagación de enfermedades.
Hace años que está siendo cuestionada la concentración trabajadores en espacios abiertos, en sus propios escritorios o en mesas comunes, sin espacios reservados.
Muchos afirman que en estas configuarciones se producen distracciones, existen dificultades de concentración, se crean una sensación de falta de privacidad y de propiedad que aumentan el estrés. Las estadísticas muestran que, en esos entornos, las tasas de ausentismo por enfermedad son crecientes. Lo que, finalmente, perjudica la productividad.
Los científicos saben cómo se propagan los patógenos, cómo afecta el estrés y cómo interactuan las personas en sus lugares de trabajo. Con estos datos, podemos pensar que las oficinas abiertas probablemente representen un riesgo mayor para la salud que las oficinas individuales.
Si una persona se encuentra infectada o con los síntomas puede contagiar al estornudar, al toser o al hablar. El virus también se puede transmitir indirectamente por tocarse los ojos, la nariz o la boca después de haber tocado secreciones respiratorias de una persona infectada en algún objeto. Sin ir más lejos, el virus de la gripe denominada común puede sobrevivir hasta 48 horas en superficies y en el ambiente. La del Coronavirus más según el tipo de superficie.
Sin embargo, la tecnología, las prácticas higiénicas y una decidida política empresaria de home office puedan disminuir los riesgos que suponen los diseños open space.
El ingeniero Moisés Altman, de Altman Construcciones y desarrollador de un edificio de oficinas con certificación LEED Platinum, afirma que lo importante es el aire que se respira. “En Altman Eco Office, el sistema de ventilación toma el aire a más de 50 metros de altura, lo filtra y lo inyecta en los pisos. Un extractor saca aire viciado y lo purifica cuando los sensores de dióxido de carbono detectan el aire enrarecido”, explica.
La médica Ana Clara Martínez afirma que para poder trabajar en una oficina debe tener renovación de aire constante. “Esa es una de claves junto a lavarse las manos frecuentemente y limpiar las superficies con lavandina y agua”, dice. Por su parte, la infectóloga María Paz Sánchez agrega: “El virus no vuela, queda en superficie por lo que el recambio de aire debe ser con filtros especiales”.
Más allá del Coronavirus, el problema de la salubridad de los espacios de trabajo estaba planteado hace tiempo. Un estudio publicado en 2011 en base a una encuesta nacional en Dinamarca, encontró que los trabajadores de oficinas open space tomaban 62% más de días por enfermedad que los que de oficinas cerradas.
En 2015, se examinó a un grupo de suecos que se mudaron por 12 meses de sus oficinas con espacios privados a una de planta abierta. Al final del año, la mayoría sentía que su salud se había deteriorado.
En 2016, se hizo un experimento similar con doscientos alemanes en distintos espacios de trabajo. Los que trabajaron en oficinas abiertas informaron que sentían que su estado general de salud y bienestar era peor.
Sin embargo, hace tres años, Ann Richardson, experta en salud pública de la Universidad de Canterbury aseguró que el aumento del ausentismo por enfermedad en las oficinas de planta libre se puede deber tanto a una exposición más fácil a los gérmenes como al estrés.
“Los empleados toman días por enfermedad por una variedad de razones más allá de la enfermedad real”, señala Kelly Reynolds, experta en transmisión de enfermedades en la Universidad de Arizona. Según la especialista, es posible que el estrés que genera trabajar en oficinas abiertas sea más fuerte que los resultados negativos para la salud.
En las condiciones actuales, y a pesar de la escasez de estudios contundentes sobre el tema, Reynolds asegura que las oficinas open space pueden ser un riesgo para los trabajadores: “La mayor interacción en una oficina abierta significa que va a aumentar el potencial contacto entre empleados, lo que es una ruta clara de transmisión de gérmenes”.
Reynolds también sospecha de los sistemas de “escritorio caliente” donde nadie tiene un espacio de trabajo permanente y los empleados pueden sentirse menos responsables de la limpieza del lugar. “Puede conducir a un relajamiento de la higiene básica y, por lo tanto, a una mayor acumulación de gérmenes”, explica.
La vuelta a las oficinas después de la cuarentena implicará un cambio en la cultura empresarial que ayude a disminuir los factores de riesgo, más allá de las rutas de transmisión de patógenos de cualquier tipo. “Cada oficina deberá tratar de crear una cultura que promueva la higiene personal y la limpieza, y que permita que los trabajadores puedan evitar la oficina si se sienten demasiado estresados o enfermos”, dice Reynolds y asegura que si las personas solo van a trabajar cuando están sanas, el riesgo de propagación de enfermedades bajaría en diseños de oficina cerrados, privados o completamente abiertos. “La libertad de trabajar desde casa, si uno se siente estresado, podría reducir los riesgos de enfermedades”, señala.«