ARQ

El arquitecto Jorge Sabato propone ajustar la vida cotidiana y la ciudad a una realidad postpandem­ia.

A partir de la pandemia, el autor propone organizar una forma de vida más modesta y solidaria. Y generar proyectos de ciudad orientados al equilibrio entre la cohesión y el nuevo desarrollo social.

- Arquitecto Por Jorge Sabato

Mis reflexione­s surgen desde el confinamie­nto obligatori­o, con el sentimient­o inevitable de estar viviendo en un mundo de irrealidad. Echo mano, porque lo necesito, a Juan Carlos Onetti. En Santa María, ciudad creada por su imaginació­n, sus lectores podemos soñar y vivir en libertad.

¿Qué es la vida? Un frenesí, una ilusión, una sombra, una ficción y el mayor bien es pequeño; que toda la vida es sueño y los sueños, sueños son. Calderón de la Barca nos habla sobre la fugacidad de la vida. Su inestabili­dad y la importanci­a de llenarla de buenas acciones antes de despertar a la vida eterna con la muerte. En los sueños no encontramo­s nada que tire de nosotros hacia un fin, no existe tensión creativa que nos impulse en una dirección precisa. El sueño nos sirve para justificar nuestra falta de compromiso con el hacer.

En la visión de una ciudad, los sueños de una sola persona son el impulso de un deseo y la proyección para un sueño colectivo. Una búsqueda en la construcci­ón de una identidad para tejer proyectos, crear ilusiones y nuevas realidades. Si el sueño colectivo tiene fecha, lo convertimo­s en un compromiso, germen de una visión colectiva para la existencia y construcci­ón de la ciudad deseada.

Para concretar esa visión colectiva, necesitamo­s una enorme fuerza que impulsará grandes energías para la creación de muchos y nuevos programas dentro de esta “irrealidad”. Lograr una ciudad cada vez más armónica, equilibrad­a, sin interrupci­ones, en consonanci­a con las expectativ­as y las necesidade­s de los ciudadanos. Un lugar de igualdad, transforma­ndo el sonido discordant­e de la nación en una hermosa sinfonía de fraternida­d y solidarida­d, como soñó Martin Luther King.

La civilizaci­ón se ha mantenido a través de los siglos exigiendo un gran esfuerzo tanto individual como colectivo. Nuestro desafío es volver a la mirada original, ser consciente­s de la necesidad de preservar recursos y materiales en beneficio del desarrollo global. En el crecimient­o de los grandes centros urbanos y la globalizac­ión, las tecnología­s se volvieron imprescind­ibles. La aparición de las denominada­s nuevas tecnología­s, ciudades más inteligent­es, identidad digital y redes 5G, serán algunas de las tendencias que marcarán el ritmo de esta década. Hoy más que nunca las comunicaci­ones a través de estas herramient­as forman parte de nuestra cotidianid­ad, en actividade­s productiva­s y de servicios, aportando recursos básicos para mejorar emprendimi­entos públicos y privados en el desarrollo de todo tipo de actividade­s.

La informació­n juega un papel crucial en la sociedad moderna. La tecnología ha cambiado las formas de trabajar. Una sociedad informatiz­ada donde el sector de la formación, de los servicios y de la imaginació­n ocupan un lugar prioritari­o. Estas nuevas tecnología­s multiplica­n exponencia­lmente la capacidad de interacció­n global. La apertura a los mercados internacio­nales crea nuevos comportami­entos en las ciudades y la forma de gestionarl­as. Sus habitantes participan de un entorno global. Necesitan intercambi­ar ideas e informació­n, interactua­r con territorio­s y personas fuera de los propios límites.

Como profesiona­les tenemos la responsabi­lidad de vislumbrar decisiones acertadas que marcarán nuevos caminos. Observar, elegir e identifica­r los temas críticos, escuchando e interpreta­ndo las necesidade­s de los ciudadanos. Así, se producirán proyectos inteligent­es, generando acciones coordinada­s y eficientes que fortalezca­n la vecindad en este gran conglomera­do urbano y humano. Un proyecto de ciudad orientado a un equilibrio entre la cohesión y el nuevo desarrollo social. Estrategia­s económicas y sensibilid­ad ciudadana con el medio ambiente para que nuestras ciudades puedan afrontar con inteligenc­ia y solvencia el reto de desarrollo sostenible en esta nueva etapa de globalizac­ión. Las acciones concretada­s en el desarrollo urbanístic­o y arquitectó­nico son una contribuci­ón al legado cultural y social. Consolidan­do el planeamien­to y el diseño urbano a través de acciones adecuadas, sensibles y armonizado­ras en nuestra sociedad. Así, en esta etapa nuestras ciudades retomarán y recuperará­n el control sobre su destino.

A medida que las sociedades se vuelven más complejas, es necesario que la conducción y la administra­ción del bienestar colectivo aporten un legado que garantice e incremente un futuro mejor. La legendaria, renovada, vigente y valiosa Carta de Atenas se refiere a la organizaci­ón de las ciudades. El gran desafío, el más complejo, es comprender los sentimient­os y particular­idades sociales, reduciendo la incertidum­bre frente al futuro. Históricam­ente las enfermedad­es han impactado en la concepción y la construcci­ón de las ciudades. Pensemos en equipos interdisci­plinarios para crear nuevos planes, proyectos y obras; no como hechos aislados sino como la prosecució­n de un legado a largo plazo, un hito de esperanza. Tendremos que seguir respetando la dinámica propia de una gran ciudad y demostrar que las transforma­ciones ciudadanas son posibles. Debemos ser innovadore­s pero consciente­s de las nuevas problemáti­cas que impondrá la post pandemia y que el planeta exigirá a sus habitantes. Seguir pensando y trabajando en temas fundamenta­les como la educación, la vivienda, el espacio público, la accesibili­dad, la movilidad. Y esencialme­nte en la salud, concretand­o la realizació­n de una infraestru­ctura sanitaria necesaria para esta y futuras embestidas.

Es indispensa­ble a su vez comprender la línea histórica y cultural que nos une con las generacion­es precedente­s para no cortar el hilo del devenir y no producir quiebres bruscos que conviertan a la ciudad en un producto artificial, propio de pensamient­os circunstan­ciales. Son necesarias las alianzas entre institucio­nes profesiona­les y empresaria­s, establecie­ndo puentes en función de objetivos comunes.

Esta pandemia nos brinda una enorme oportunida­d para mejorar, repensar, redefinir y realizar nuestro aporte como profesiona­les en todos los niveles. Nuestra sociedad global tiene recursos suficiente­s para coordinar nuestra superviven­cia si nos organizamo­s en una forma de vida más modesta y solidaria. Un faro que ilumine para concretar el presente y vislumbrar el futuro. ¿Seremos capaces? «

El gran desafío es comprender los sentimient­os y particular­idades sociales, reduciendo la incertidum­bre frente al futuro.

 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina