Minimalista.
La capilla diseñada por Herzog & de Meuron junto a una autopista, en Suiza.
Casi una tipología dentro de la tipología, las capillas junto a rutas o en un alto en los senderos para trekking suelen ser muy populares. Basta con surfear un poco la web para ver que hay infinidad de obras de este tipo, firmadas por grandes arquitectos o estudios.
“Siempre hemos admirado esta arquitectura por su capacidad perdurable para fascinar a las personas, incluso más aún porque las iglesias no están integradas en un contexto urbano, sino que son una parte completamente funcional de su entorno natural”, dicen Herzog & de Meuron en la memoria de su proyecto de una capilla para el pueblo de Andeer, Suiza.
La Autobahnkirche (literalmente “iglesia de la ruta”) del dúo ganador del Pritzker estará ubicada junto a la A 13, la autopista que conecta Andeer (en el cantón de los Grisones) con el pueblo de Chur (al Norte) y a través del puente de San Bernardino, con el cantón de Ticino y el Sur de Italia. En los alrededores de Andeer hay varias capillas -muchas de ellas gemas arquitectónicas, con siglos de antigüedadpero H&M decidieron no usarlas como fuente de inspiración, “porque es imposible conjurar el aura de las paredes viejas sin recurrir al kitsch”, explican.
Así que se aferraron al paisaje bucólico del sitio, con montañas, ríos, prados y bosques. También descartaron trabajar con signos o símbolos religiosos explícitos, “y mucho menos con símbolos cristianos como una cruz o representaciones de Cristo”, dicen. Su objetivo fue una arquitectura que agudizara la percepción de los visitantes. Y no solo del entorno, sino también de la forma en que se ven a sí mismos.
Sin un programa o una ubicación definidos, H&M desarrollaron el concepto arquitectónico a partir de varias reuniones con la gente y el pastor de Andeer. Y surgieron las preguntas. ¿Dónde debería construirse la ca
pilla? Junto a una autopista, tan cerca como sea posible. “Incluso pensamos en construirla ‘sobre’ la autopista. Luego descubrimos que ya había un puente al otro lado de la carretera que conectaba el pueblo y el paisaje. Hicimos innumerables diseños -cuentan-, incluido un puente cubierto, como una pequeña basílica sobre la ruta. Una posibilidad que tuvimos que abandonar porque era demasiado costosa”.
El oído humano, la inspiración
El ruido fue otra de las claves. “El ruido de la calle que queríamos superar y dejar atrás al entrar a la capilla”, recuerdan los autores. No querían una simple puerta que separara el interior y el exterior acústica y espacialmente, sino una secuencia de espacios, de cámaras diferentes y distintas. Entonces pensaron en el oído humano, donde las ondas acústicas ingresan al canal auditivo y van penetrando más profundamente a través de varias estaciones, hasta llegar al cerebro.
Exploraron esta secuencia en el proceso de diseño, pero evitaron las analogías antropomórficas porque los primeros bocetos no los convencieron. “Queríamos encontrar algo más, algo más arcaico. Algo que apuntara instantáneamente a la percepción humana: la percepción alterada de los sonidos y las vistas”, explican.
La primera posibilidad fue un cubo blanco sólido, pero en seguida notaron que no cumpliría su objetivo, porque resultaba demasiado hermético. H&M buscaron que cada parte de la capilla tuviera una calidad específica, como una vista del cielo, un espacio para la concentración o un lugar para admirar el paisaje. Entonces surgió la idea de un camino que atraviesa una secuencia de habitaciones y luego conduce nuevamente al exterior.
“Pero realmente no percibimos esto como un camino hasta que lo colocamos a través de la tierra, como un paso a través de un organismo o una cueva. Nos dimos cuenta de que ahora teníamos el potencial no solo de una, sino de muchas analogías y asociaciones, que es lo que queríamos lograr desde el principio”, cuentan.
Para que el acceso se visibilice como un volumen permeable, diseñaron un conjunto de muros blancos que se apoyan unos sobre otros. Desde el nivel de la calle, una escalera caracol conduce a una secuencia de tres capillas subterráneas, una para la lectura, la segunda iluminada por una vela y la última con un panel de vidrio rojo se abre en un óvalo en forma de cueva, remedando a los primeros sitios cristianos y paganos descubiertos por los arqueólogos en la comunidad vecina de Zillis.
En la capilla para los lectores, la luz del día ingresa en una sala redonda desde arriba. La segunda capilla es el lugar más personal, donde, según los proyectistas, las personas se enfrentan a sí mismas. Está iluminada con una vela y tiene una pared reflectante mate y una claraboya.
La escalera caracol que lleva a las capillas subterráneas es “como un agujero en el suelo o como un desagüe, o tal vez incluso como la abertura redonda de una cúpula”, describen los arquitectos suizos.
Herzog & de Meuron no querían definir claramente el acceso, sino rodearlo, como un jardín o un patio. Pero eso significaba cuatro paredes de igual altura y en ángulo recto, que, otra vez, se parecería demasiado a un edificio.
“Los muros se apoyan los unos contra el otro; se apoyan y apoyan al mismo tiempo -revelan los arquitectos suizos-. Uno de ellos está de pie. Casi como la pared del coro de una iglesia. Un gesto simple que surgió casi como un juego”. «
Autobahnkircher
Equipo Herzog & de Meuron. Jacques Herzog, Pierre de Meuron, Andreas Fries (socio a cargo).
Equipo del proyecto. Martin Knüsel (Asociado, Director del Proyecto), Daniel Wilson (Gerente del Proyecto), Carla Ferrando, Monica Gaspar Bonilla, Jonas Läufer, Anna Ludwig.
Comitente. IG Autobahnkirche A13.
Ingeniería estructural. Conzett Bronzini Partner AG, Chur, Suiza.
Consultoría de tráfico. Casutt Wyrsch Zwicky AG, Falera, Suiza.
Visualizaciones. Aron Lorincz Ateliers, Gödöllő, Hungría.
Superficie total. 280 m2.
Superficie sobre el suelo. 130 m2
Superficie subterránea. 150 m2. Altura. 10 m.