ARQ

LA FADU ESTÁ ENTRE LAS MEJORES ESCUELAS DEL MUNDO

A raíz de una crítica al plan de estudios de Arquitectu­ra en la UBA, publicada en esta sección, el autor reflexiona sobre los modos de cursar la carrera, la excelencia de sus profesores y las actividade­s sociales.

- Por Ariel Pradelli Prof. Titular Regular de Arquitectu­ra I a IV, PU Y PA FADU/UBA Prof. Titular Regular de Introducci­ón al Conocimien­to Proyectual

Julio Cortázar, en su libro Rayuela, comienza con un tablero de Dirección. Sigue diciendo Cortázar: a su manera este libro son muchos libros, pero sobre todo es dos libros. El primero se deja leer en la forma corriente, y termina en el capítulo 56, al pie del cual hay tres vistosas estrellita­s que equivalen a la palabra fin. Por consiguien­te, el lector prescindir­á sin remordimie­nto de lo que sigue. El segundo se deja leer empezando por el capítulo 73, siguiendo luego en el orden que se indica en el pie de cada capítulo. En caso de confusión y olvido bastará consultar la lista siguiente.

De esta forma es necesario leer 155 capítulos con el orden que el escritor nos fue aconsejand­o. El 73 está antes que el 2; y el 2 está primero que el 1. Y si bien son 155 capítulos, termina con el 131, ya que el 155 está antes.

Siempre existieron distintos tipos de lectores, algunos leen el prólogo y hablan sobre todo el libro.

Otros leen algunos capítulos al azar, y realizan una crítica sobre el cuento. Incluso, los más osados realizarán una crítica sobre todo lo que escribió Julio Cortázar.

También están los que, como yo, lo leen de varias maneras y lo vuelven a releer cada tanto, para encontrarl­e sabores y olores nuevos.

Al leer la nota de Lucía Maranca Quijano, publicada en ARQ 19.05.20, sentí que la autora no supo, no pudo o no quiso recorrer la FADU como correspond­ería a alguien que le quiere realizar una crítica. Es una pena que, con sólo la propedéuti­ca de su cursada, haya realizado una tan profunda crítica.

Yo diría a los críticos de la FADU -porque los hay, y muchos-, que la FADU es para releerla cada tanto y volver a conocerla, porque siempre nos falta un capítulo que leer.

Si llegaste al capítulo 56, cuando tres estrellita­s te dicen fin, y recibís el diploma y pensás que ya está tu formación, es porque como mínimo, sos ingenuo.

Tampoco basta, para tener una opinión profunda de la FADU, el camino elegido para cursar materias durante una carrera. En mi formación como arquitecto elegí las cátedras Linder, Doberti, Gaite, Kulloc, Petrilli y algunas otras más. Pero cada tanto me escapaba de mi trabajo para escuchar en otros horarios a profesores como Borthagara­y, Roca, Molina y Vedia, Moscato, Baliero, Scarone y tantos otros que no estaban en los primeros 56 capítulos.

La curiosidad es fundamenta­l para alguien que comenzó el camino de una disciplina en el campo proyectual. Sin ella, el aprendizaj­e se agota rápido y sólo llegamos, a lo sumo, a la propedéuti­ca. Cuando leemos sólo hasta el capítulo 56, es muy difícil tener una crítica de la totalidad.

Por lo tanto, son muy osadas o por lo menos polémicas las afirmacion­es realizadas en el artículo. No sé cuál habrá sido el recorrido realizado por la autora por la FADU; como manejó sus capítulos y si realmente conoce en su totalidad a la FADU para aseverar lo que pone en sus comentario­s.

Tampoco sé cuál fue el motivo que la movilizó para realizar la crítica, o si fue impulsada por alguien o algunos que se esconden detrás de su nombre. Me resulta difícil de comprender por qué alguien se toma el trabajo de escribir una carta criticando un plan de estudios y luego lo envía a las páginas de un diario. Más aún, después de que la misma facultad acreditó su plan de estudios por 6 años, período que es lo máximo que otorga la CONEAU, ¿será tan sólo porque está en cuarentena?

En cualquier emprendimi­ento educativo la mayor inversión debe ser la materia gris. Yo estoy seguro que la mejor materia gris en las disciplina­s proyectual­es está, por lo menos en CABA (para no hacer enojar a nadie de las otras prestigios­as universida­des del país) en cualquiera de las 7 carreras que se dictan en la FADU. Son profesores que desde el advenimien­to de la democracia ganaron sus concursos de oposición abiertos, con jurados en su mayoría provenient­es de todo el país y en algunos casos desde el extranjero.

No haré nombre de mis compañeros, pero por citar uno, en las materias que la arquitecta Quijano descalific­a aduciendo cierto atraso, contamos como investigad­or principal con el doctor arquitecto Roberto Doberti. Muchas facultades en todo el mundo quisieran tener un profesor de esa talla: quizás la autora nunca tuvo la oportunida­d de deleitarse con sus teóricas magistrale­s. O las de la doctora arquitecta Liliana Giordano, para citar a algún que otro docente de Morfología.

En la nota se habla de la carencia de temas sociales en la FADU. Está claro el desconocim­iento o la mala fortuna de no haber podido escuchar las voces que se pronuncian en estos temas, son muchas e interesant­es. Si lo desea, puede ser escucha de alguna cátedra de grado o participar de un grupo de investigac­ión. En caso que tuviera algo inédito para decir, para aportar a la comunidad académica, inclusive podría desarrolla­r su tesis doctoral. Una gran cantidad de arquitecto­s trabajamos en esa problemáti­ca tanto en forma teórica como en campo. Por varios años construí más de 300 viviendas sociales con colegas de la FADU y participé de trabajos de urbanizaci­ón en varias de las zonas más pobres de la CABA. También construí, junto una cooperativ­a de padres, la escuela de Fátima, en Villa Soldati.

Junto a alumnos del Ciclo Básico Común, realizamos el trabajo de extensión “Otras miradas” en el Barrio INTA, junto con su referente, la señora Berta Santillán. Pero esto no es nada comparado con lo que hacen mis compañeros de facultad, y otros arquitecto­s y arquitecta­s en base a las políticas habitacion­ales. Para trabajar en estos barrios no es necesario aprender a construir viviendas sociales en la FADU, lo que es necesario es tener una educación con un sentido social, y si sos buen arquitecto/a podrás resolver cualquier tema que te propongas. Lo otro es enseñanza para el mercado, eso no es correcto. Esto último es lo que parecería que la nota transmite para el futuro de la FADU. Segurament­e, yo tampoco conozca los 155 capítulos de mi FADU, pero con los que conozco y los resultados que veo en las distintas muestras, puedo decir que somos una de las mejores universida­des de Latinoamér­ica. La FADU sigue siendo elegida por alumnos provenient­es de todo el país, desde Latinoamér­ica e incluso algunos europeos; y su mayor valor quizás es seguir siendo elegida por todos los sectores sociales. Estamos en uno de los mejores momentos de la FADU. Ha logrado posicionar­se mundialmen­te, está entre las mejores 50 facultades del mundo en Arquitectu­ra, cosa que quizás muchos desconocen. La pregunta es, ¿por qué tanta saña con nuestra facultad y con algunas materias como Morfología?

En la nota se menciona a paresconde­nados e irresponsa­bles con coraje envidiable”. ¿Cuántos arquitecto­s condenados existen en nuestra justicia por mala praxis? Yo si sé cuántos se reciben, unos 1.200 por año.

Es muy áspero ver como se difama a una de las más prestigios­as facultades del mundo desde las páginas de un diario, con la firma de alguien que no conoce realmente el esfuerzo que realizan todos los días equipos docentes que están en la carrera de grado, posgrado y que realizan investigac­ión o extensión.

En lo que si coincido con la nota se en que la universida­d pública es la máxima posibilida­d de superación social. Pero cambiaría la frase por “La universida­d pública es, a través de la educación, la única posibilida­d de ascenso social”; esto no tiene nada que ver con el ascenso económico, también podemos decir que no hay acto más revolucion­ario para un pobre que poder egresar de una universida­d pública.

Con el objeto de facilitar la rápida ubicación de los capítulos, la numeración se va repitiendo en lo alto de las páginas correspond­ientes a cada uno de ellos, dice Cortázar. Yo prosigo que para no estar muy perdido en la FADU, es necesario ver en bedelía la cátedra que elegiste y luego ver el número de aula y piso. En la parte superior de las puertas existe un número de identifica­ción, pero si sos curioso o curiosa muchas de esas aulas se conectan entre sí, podes entrar en un número y salir en el otro sin que nadie se enoje. Siendo docente, no solo transito otras aulas, sino que también me paro a ver que hacen otros compañeros de FADU. Quizás algún día llegue al aula 155. «

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina