Hoteles en desuso, la mejor oportunidad en Nueva York
Un desarrollador uruguayo, que opera en el mercado neoyorquino desde 2003, explica las ventajas que ofrece hoy la Gran Manzana.
Diego Hodara es un arquitecto y emprendedor uruguayo que en 2003 decidió instalarse en Nueva York para ejercer su profesión al ritmo del mercado estadounidense: estable pero competitivo. Desde allí cuenta algunas particularidades del negocio que, según explica, no siempre está alineado al resto de Estados Unidos. Es decir, “cuando otras áreas del país están desacelerando, Nueva York puede estar operando a toda velocidad”.
El fundador de Titanium Realty Group es desarrollador desde hace casi dos décadas y cuenta con una maestría en Finanzas de Bienes Raíces e Inversiones de la Universidad de Nueva York, que le permite entender el escenario actual. “Antes del coronavirus había señales de saturación del mercado, con oferta superando la demanda, sobre todo en Manhattan. Sin embargo, se espera que las disposiciones gubernamentales que determinaron el paro de la construcción frenarán la oferta, aliviando cierta competencia por los espacios vacantes. De todos modos, este equilibrio de oferta y demanda no será en el corto plazo, debido a las millones de personas que se encuentran solicitando seguros de desempleo”.
Hodara estima que, luego de la amenaza de la pandemia, es probable que la sociedad experimente cambios en sus hábitos. “Seguramente, por temor a un posible contagio del Covid-19, haya muchos que dejarán el entretenimiento, los viajes, las vacaciones, etcétera, para otro momento. Por eso, pensamos que segmentos como hotelería, cruceros, teatros, cines y aviones, sufrirán las consecuencias de la pandemia por mucho tiempo”, sostiene.
Esta situación trágica para ciertos sectores supone nuevas oportunidades para el segmento residencial. El arquitecto señala que desde su compañía están armando un fondo específico para la compra de hoteles poco rentables y que, luego de esta situación, lo serán aún menos. “Asumiendo que por buen tiempo la gente viajará menos, este tipo de activos se verá muy comprometido financieramente. Por ello, nuestra idea es identificar aquellos hoteles ubicados en buenas zonas y convertirlos en microunidades de residencia o albergues estudiantiles”.
El mercado de oficinas también se verá afectado, debido a que muchas empresas ajustaron sus recursos humanos. A esto se suma el posible cambio de trabajo a forma remota, “no solamente para evitar el contacto con gente, sino también porque muchos empleadores y empleados se darán cuenta que este tipo de forma de trabajo puede ser más productiva y económica”.
Por otra parte, Hodara menciona que “el real estate de Nueva York ha sido siempre como un bono de tesoro. El centro mismo, Manhattan, puede que no dé grandes rentabilidades, pero siempre es más seguro que cualquier otro mercado”. Y, en este sentido, hace una diferenciación: “Invertir en Miami en el momento justo puede permitirte obtener más retornos a corto plazo que invirtiendo en Nueva York. Sin embargo, invertir en un momento incorrecto en Miami puede hacer que nunca recuperes tu inversión inicial. La inversión en Miami es un tipo de inversión en real estate más especulativo y el factor de ‘cuándo’ invertir es fundamental. La inversión en Nueva York se piensa más a largo plazo y es mucho más estable, comparable quizás con la de ciertos barrios importantes de Buenos Aires”. «