Polémica en Boedo. Un urbanista dice que el nuevo estadio de San Lorenzo perjudicará al barrio.
El autor sostiene que la construcción de un estadio para 60.000 espectadores en Boedo generará menor asoleamiento, polución sonora, caos de tránsito e inseguridad para los vecinos del barrio.
En noviembre 2020, con los votos de 57 legisladores y una abstención, la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires aprobó, en primera lectura, la rezonificación del predio de Av. La Plata al 1700. Llama la atención una aprobación tan unánime, sin una sola voz discordante que pusiera en duda esta decisión de la mayoría. Esto me recuerda a la película “12 hombres en pugna”, ese extraordinario film sobre un jurado que debe decidir en un caso de parricidio, durante el transcurso de una tarde, en Nueva York. El personaje interpretado por Henry Fonda se rebela contra la actitud precipitada de los otros miembros del jurado, quienes pretenden sentenciar al joven acusado en una primera votación, sin siquiera discutir una cuestión de tamaña relevancia. A partir de su postura crítica y activa, va argumentado y consigue que los demás jurados analicen las pruebas y evidencias presentadas, hasta que luego de un extenso debate, donde intervienen todos, se concluye, por unanimidad, absolver al acusado. Como arquitecto y urbanista, igual que el personaje que interpretó Henry Fonda, los invito a reflexionar sobre la propuesta de construcción de este nuevo estadio a fin de que no condenemos a muerte al barrio de Boedo con un proyecto innecesario que afectará negativamente a la ciudad toda.
La propuesta de rezonificación del predio de Avenida La Plata, permitiendo la edificación de un estadio con capacidad para 60.000 espectadores en una zona central de la ciudad, traerá muchas consecuencias urbanas y sociales negativas.
El nuevo estadio resulta una ruptura del pacto de convivencia ciudadana entre el gobierno y los vecinos. Actualmente, la ciudad tiene, en promedio, un 36% de incremento en los tiempos de tránsito considerados normales, aunque en horas pico esa cifra se dispara y la demora para llegar a destino se incrementa en un 60%. Buenos Aires está rankeada entre las 50 ciudades con mayor colapso de tránsito del planeta. El nuevo estadio va generar, los días de eventos, una alta congestión de tránsito que sumada a la que tiene habitualmente el barrio adyacente de Balvanera, tanto sea en Once como en Congreso, es muy factible que ocasione el colapso de la circulación vehicular del área y sus alrededores. Con el agravante de que la centralidad del barrio de Boedo hace que sea zona de tránsito obligatorio por vehículos que se movilizan de este a oeste, norte a sur y viceversa. Por lo tanto, va irradiar el congestionamiento a San Cristóbal, Caballito, Almagro, Parque Patricios y Parque Chacabuco.
El nuevo estadio va ocasionar una alta polución sonora, pues está informado en la propuesta que se van a realizar otros espectáculos además de partidos de fútbol. Al convivir actividades deportivas a cielo abierto con shows, el nuevo estadio no tendrá cobertura total, por lo que el ruido y la música van ser escuchados a varios centenares de metros del lugar.
El nuevo estadio va alterar la vida del barrio. Para que un estadio de estas características sea rentable, deberá tener una programación intensiva de eventos, usualmente en una relación de 1/4 deportivos y 3/4 no deportivos. Si consideramos que un equipo de 1º división de fútbol juega entre 40 y 50 partidos en cada temporada entre torneos nacionales e internacionales (según el calendario de la AFA) podemos deducir que el 50 % se jugarán de local, lo que da por resultado unos 20/25 partidos. Por otro lado habrá unos 60/75 eventos para poder solventar el costo operativo y la inversión de este nuevo estadio. Podemos estimar entonces entre 80 y 100 eventos anuales. Un espectáculo cada 4 días aproximadamente, cifra por demás conservadora pero que evidencia las consecuencias que este nuevo emprendimiento ocasionará al barrio.
El nuevo estadio va generar como lógica consecuencia la extensión de los horarios de actividades hasta altas horas de la noche, lo que además de alterar su carácter residencial, va ocasionar daños colaterales derivados del florecimiento de actividades tales como trapitos, venta ambulante y cualquier otro tipo de ocupación del espacio público.
Es sabido que situaciones como estas pueden decantar en hechos de violencia y enfrentamientos entre vecinos, manteros, comercios, simpatizantes, etc. Sin lugar a dudas el barrio, en tema de seguridad, se verá seriamente afectado. Además de producirse un impuesto oculto a los vecinos para inversión en alarmas, rejas, cámaras y dispositivos de seguridad.
El nuevo estadio se emplazará en un terreno de dimensiones reducidas para la capacidad de espectadores que se pretende; por lo tanto, para compensar esta limitación el proyecto seguramente deberá desarrollarse en altura. La consecuencia de esto será un bloque de grandes dimensiones de más de 30 m de altura, que dará sombras permanentes a los edificios vecinos, afectando su adecuado asoleamiento.
Un estadio de estas características precisa un área global en planta para el estadio y sus accesos de aproximadamente 50.000 m2, el terreno mide aproximadamente 40.000 m2, por lo tanto, es fácil deducir que el área libre será escasa y posiblemente conformando una franja estrecha perimetral al edificio. Independientemente de la solución arquitectónica, una cuestión esencial para la seguridad de estadios de futbol es disponer de grandes áreas libres alrededor del estadio para organizar el ingreso y egreso de los asistentes (Reglamento FIFA de Seguridad en los Estadios).
Ante la escasez de espacio libre en el perímetro del estadio es altamente probable que los primeros controles de ingresos y egresos se hagan en las calles aledañas. Esta situación provocará una limitación en la capacidad de acceso y salida del estadio, dado que se realizará lentamente por vías estrechas y no por un amplio espacio libre que organice y distribuya ágilmente una gran cantidad de personas. Como consecuencia, los vecinos verán limitados sus derechos de circulación libre durante la realización de los eventos. El antes y el después será de efecto prolongado.
Buenos Aires, con sus suburbios, tiene 36 estadios para más de 10.000 espectadores, por lo que según una nota publicada en el diario El País, es la ciudad con más campos de fútbol del mundo. No puede permitirse la construcción de un nuevo estadio en el centro geográfico de Buenos Aires sabiendo además que el club San Lorenzo ya tiene otro estadio construido en un barrio con mejores condiciones urbanas para su ampliación y modernización. Canalizar los esfuerzos en la localización del estadio actual resultará una inversión más lógica y no afectará el contrato social de la ciudad con sus vecinos. «
San Lorenzo ya tiene otro estadio construido en un barrio con mejores condiciones urbanas para su ampliación y modernización.