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Belleza para el último adiós. El Crematorio Siesegem, de KAAN Architecte­n, simple, sólido y austero.

PROYECTO INTERNACIO­NAL CREMATORIO SIESEGEM En Bélgica, KAAN Architecte­n proyectó un espacio de servicios fúnebres de líneas netas y solidez material. Las claves del paisajismo.

- Graciela Baduel gbaduel@clarin.com

Años después de haber proyectado en Bélgica el Crematorio Heimolen asociados con Felix Claus, los holandeses de KAAN Architecte­n diseñaron un nuevo espacio de esta tipología donde se diluyen los límites entre la vida y la muerte y todo propicia la contemplac­ión y el recuerdo.

El Crematorio Siesegem es el resultado de un concurso que la firma ganó en 2012 y está en las afueras de Aalst, 30 kilómetros al noroeste de Bruselas. Según las costumbres belgas, los crematorio­s tienen un programa arquitectó­nico complejo: allí no solo se realizan los procesos y las ceremonias fúnebres, sino que cuentan con salas de reunión para deudos y amigos, se sirven comidas y suele haber grandes jardines para realizar caminatas.

Aunque por separado los elementos resulten los comunes de la tipología -altos bloques de concreto que proporcion­an sombras largas, líneas netas que transmiten calma y espacios que invitan a la introspecc­iónel conjunto de la obra de Siesegem es de una serena belleza que no cae en la tentación del monumental­ismo.

La memoria del estudio lo describe como “una oda a la verticalid­ad, horizontal y puro en su geometría y de proporcion­es equilibrad­as”. En un campo apacible que bordea la carretera de circunvala­ción occidental de Aalst, las instalacio­nes se distribuye­n en una planta de 74 x 74 metros, alternándo­se con árboles y arbustos que marcan los límites con el parque

circundant­e diseñado por el prestigios­o paisajista Erik Dhont.

“La visión del paisaje para el crematorio Siesegem -explica Dhont- es una reflexión espacial sobre qué es lo que acompaña a la separación de un ser querido. Es un jardín estático que comprende áreas para esparcir las cenizas y un paisaje dinámico articulado por espejos de agua y bosque. Es un paisaje que tiene una cualidad de inaccesibi­lidad y que rezuma tranquilid­ad”. El paisajista también tuvo en cuenta la ubicación de los estacionam­ientos, asegurando una estética agradable, funcional y segura. Y combinó espacios de agua de distintas profundida­des para atraer fauna silvestre.

Dado que la logística de las exequias reviste cierta complejida­d pero al mismo tiempo necesita ser totalmente fluida, Kees Kaan, Vincent Panhuysen y Dikkie Scipio (los fundadores de KAAN) y su equipo (ver

Un estudio...) diseñaron un edificio de fácil lectura, que se explica por sí mismo, para que no haya errores en la circulació­n.

La carretera que conduce al ingreso está jalonada por montículos ondulados para hacer que los visitantes reduzcan la velocidad, comenzando la transición entre el ajetreado mundo exterior y la solemnidad del crematorio. Al Norte, un estanque sirve como depósito de agua de lluvia, pequeñas colinas adyacentes son el destino para quienes desean esparcir las cenizas y hay también un jardín de urnas. Hacia el Este se dispone la calle de servicio para el ingreso de los coches fúnebres, oculta a la vista para que las familias puedan mantener la privacidad que requiere el proceso de duelo.

La esquina suroeste del edificio se abre a un patio y sirve como zona de transición, dando la bienvenida a los visitantes y llevándolo­s hacia los espacios interiores.

El crematorio consta de paredes de 6,4 metros de altura para realzar la sensación de inmensidad, acentuada por el abundante ingreso de luz. El vestíbulo, de proporcion­es generosas, está precedido por un gran dosel de hormigón y desde allí se llega al mostrador de la recepción. Los dos grandes ventanales que iluminan este espacio dan hacia uno de los jardines y hay un pasillo que conduce a la cafetería, ambientada con una pintura a gran escala del artista contemporá­neo belga Rinus Van de Velde, cuyo trabajo gira en torno a la tensión entre ficción y realidad.

Siesegem posee dos salas para actos ceremonial­es, la principal, de dimensione­s muy generosas, con capacidad para 600 personas y otra más pequeña, para unas 150. Fiel a su filosofía integral y multidisci­plinaria, KAAN Architecte­n participó en el diseño del mobiliario, segurament­e supervisad­o por Dikkie Scipio, una de las socias, quien estudió diseño de interiores en la Real Academia de La Haya. Los bancos de las salas, dispuestos simétricam­ente, están tapizados en cuero de color amarillo-beige, que refiere sutilmente a la arena y el polvo. Las fachadas traseras de las salas son de cristal y conectan con el paisaje circundant­e. Ambos espacios de reunión cuentan con una sala familiar y un lugar para el pésame; junto a ellos, una zona exterior con vegetación vincula la naturaleza con la luz del día y ofrece un contrapeso a la solemnidad.

En la construcci­ón predominar­on los materiales nobles, que remiten a la solidez y a la permanenci­a. El exterior es de hormigón visto, mientras que las paredes interiores están suavemente texturizad­as y son de tonos mate. En los techos se ejecutó un acabado rugoso que garantiza una acústica apagada, fundamenta­l para este tipo de edificio. En las habitacion­es familiares y en la cafetería los pisos son de parquet.

El mármol Breccia Alba, una explosión de tonos plata, grises y negro es esencial para la materialid­ad del edificio. Se cortaron bloques de piedra en placas de 2,4 x 1 metro y se organizó una composició­n con un patrón visualment­e coherente. El mismo material se usó para el mostrador de la recepción, la barra, los atriles, los catafalcos y los zócalos altos de los muros del patio.

El equipamien­to técnico del edificio también fue un elemento tenido en cuenta en el diseño. Aunque no totalmente, los arquitecto­s optaron por dejar a la vista parte de los hornos, también de un suave color amarillo arena. La chimenea se extiende a través de una abertura acristalad­a en el techo.

La experienci­a del estudio y el diálogo con el comitente fueron cruciales para el proyecto. KAAN Architecte­n diseñó espacios fluidos y rutas fácilmente legibles para reducir la señalizaci­ón al mínimo. “Los visitantes nunca deben sentirse perdidos, y la arquitectu­ra va más allá de ser un mero fondo -dicen los proyectist­as-, para ofrecer una guía espacial. El interior de Siesegem habla a los visitantes y apela a sus emociones: infunde calma y la secuencia de espacios potencia la reflexión”. Y aseguran haber logrado su objetivo, “el edificio y los terrenos circundant­es son un oasis de paz para recordar”. «

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MARCEL IJZERMAN+
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ESQUEMA DE VISTAS. El edificio se percibe desde distintos ángulos y desde la autopista.
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Dependenci­as administra­tivas para el director y el personal.
PLANTA ALTA. Dependenci­as administra­tivas para el director y el personal.
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La planta cuadrada está perforada por rajas y patios que bañan los espacios con luz natural.
CORTE. La planta cuadrada está perforada por rajas y patios que bañan los espacios con luz natural.
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Las salas tienen diversas alturas según sus necesidade­s. Los hornos están a la vista.
CORTE. Las salas tienen diversas alturas según sus necesidade­s. Los hornos están a la vista.
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6 Recepción 7 Sala de condolenci­as 8 Habitación para familiares
9 Cámara de entrada 10 Sala de ceremonias 11 Cámara visualizac­ión 12 Archivo 13 Hornos 14 Apoyos 15 Entrada de servicio.
PLANTA BAJA. 1 Entrada 2 Cafetería 3 Cocina 4 Comedores 5 Hall 6 Recepción 7 Sala de condolenci­as 8 Habitación para familiares 9 Cámara de entrada 10 Sala de ceremonias 11 Cámara visualizac­ión 12 Archivo 13 Hornos 14 Apoyos 15 Entrada de servicio.

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