Pritzker con acento francés.
La pareja francesa recibió el máximo reconocimiento mundial de la arquitectura por obras que desbordan de modestia, ingenio y racionalidad. Qué hay detrás de cada proyecto.
Un recorrido por la obra y la filosofía de Lacaton & Vassal, recientemente galardonados
Fervientes defensores de reutilizar los materiales, en lugar de tirarlos; de reciclar los edificios, en lugar de demolerlos y de ahorrar, en lugar de despilfarrar, el matrimonio de Anne Lacaton (1955, Saint-pardoux, Francia) y Jean-philippe Vassal (1954, Casablanca, Marruecos) ganó el Premio Pritzker 2021.
El merecido reconocimiento a los franceses podría ser tomado como una declaración de principios del jurado que presidió el chileno Alejandro Aravena. Una declaración a favor de una arquitectura modesta, racional, creativa y centrada en el bienestar de la gente. Todo un mensaje en una época en la que se aplauden los megaproyectos de presupuestos descomunales.
Los franceses fundaron el estudio Lacaton & Vassal (L&V) en París, cuando corría el año 1987. La firma tiene una producción de tres decenas de obras concentradas, principalmente, en Francia y algunos países africanos. Casi desconocidas en Oriente y Occidente, las creaciones del matrimonio son, por el contrario, muy valoradas en Latinoamérica, donde se aprecia la excelente relación que logran entre precio y calidad.
“La buena arquitectura es abierta, abierta a la vida, abierta para mejorar la libertad de cualquier persona”, declara Lacaton y agrega: “Un edificio no debe ser demostrativo o imponente, debe ser algo familiar, útil y hermoso, con la capacidad de sostener silenciosamente la vida que tendrá lugar dentro de él”.
Viviendas sociales y privadas, instituciones culturales y académicas, espacios públicos y desarrollos urbanos se suman entre sus realizaciones. En cada proyecto, L&V examina la sustentabilidad teniendo en cuenta las preexistencias.
Los proyectos del estudio sorprenden por su ingenio y propuesta, condiciones que nunca se convierten en una forma llamativa o en una materialidad exótica. Para el jurado del Pritzker, los franceses no solo han
“definido un enfoque arquitectónico que renueva el legado moderno, sino que también han propuesto una definición ajustada de la profesión”.
“Las esperanzas y sueños modernos de mejorar la vida de muchos se revitalizan a través de su trabajo que responde a las emergencias climáticas y ecológicas de nuestro tiempo, así como a las urgencias sociales, particularmente en el ámbito de la vivienda urbana. Lo logran a través de un poderoso sentido del espacio y los materiales que crea una arquitectura tan fuerte en sus formas como en sus convicciones, tan transparente en su estética como en su ética ”, afirman en su fallo los miembros del jurado.
Durante 10 años, Jean-philippe trabajó en Nigeria aprendiendo de la arquitectura que no se enseñaba en la Escuela de Burdeos, donde estudió y conoció a su socia y pareja Anne.
En África, juntos construyeron su primer proyecto, una choza de paja que duró un par años. Esa experiencia los comprometió a no demoler nada que pudiera ser renovado y a crear edificios sustentables de la manera más natural posible.
En 2016, la renovación de un conjunto de edificos de alquiler social en Burdeos les permitió llevar al extremo ese compromiso. La transformación se convirtió en una reinvención visual y funcional de tres edificios del complejo con 530 departamentos.
Además de la modernización de ascensores y de la instalación sanitaria, los arquitectos adicionaron grandes expansiones al exterior que casi duplicaron el tamaño de las viviendas. Si bien el objetivo de la intervención era mejorar la aislación térmica deficiente de los edificios, sin gastar un peso de más, los arquitectos agregaron unas grandes terrazas por delante de los ambientes y colocaron en el frente un material transparente que fue el encargado de crear un colchón de aislación térmica al edificio.
Toda la obra se realizó sin mudar a los residentes de sus casas y gastando un tercio del costo que hubiera requerido la demolición y la construcción de un edificio nuevo. El trabajo, en principio una obra pequeña y de modestos objetivos, mereció el Premio Mies van der Rohe en 2019.
La obra tenia un antecedente, en una 2011, L&V, junto con Frédéric Druot, transformaron con el mísmo método La Tour Bois le Prêtre (París), un proyecto de vivienda de 17 pisos y 96 unidades construido en la década del 60. Allí, los arquitectos aumentaron los metros cuadrados de cada unidad cambiando la pesada fachada de hormigón original por balcones bioclimáticos que, además, hicieron del edificio una construcción más sustentable.
Las salas de estar, antes de tamaño limitado, se extendieron en las nuevas terrazas que funcionan como espacios flexibles de grandes ventanales. En esta intervención, L&V, no solo reinventó la estética de “edificio social” que tenía la torre, sino que también amplió las posibilidades de uso de sus habitantes.
Entre los proyectos del estudio también se suman renovaciones de grandes edificios públicos, como la del Palais de Tokyo en París, o el centro de exposiciones FRAC de Dunquerque, junto al puerto.
Según el jurado, una de las virtu
des de la producción de L&V, sobre todo en vivienda social urbana, es la de mantener un “espíritu democrático” y la voluntad de “revitalizar” el legado moderno respondiendo a las necesidades ambientales actuales.
Es cierto que los franceses buscan obsesivamente las maneras de ampliar el espacio habitable de forma radical y económica. En la mayoría de sus obras sociales, lo hacen a través de jardines de invierno y balcones que, además, permiten conservar energía y que sus usuarios puedan acceder a un contacto mayor con la naturaleza durante todo el año.
En Latapie House (Floirac, Francia 1993), los arquitectos aplicaron por primera vez tecnología de invernaderos para instalar un jardín de invierno como expansión que, a la vez, permitió ampliar la vivienda por poca plata. L&V colocó paneles de policarbonato transparente y retráctiles orientados al Este en la parte posterior de la casa. Esto permite que la luz natural ilumine toda la vivienda, ampliando sus espacios comunes interiores desde la sala de estar hasta la cocina, facilitando el control del clima.
En la transformación del Palais de Tokyo (París, 2012), después de una
r Los proyectos de Lacaton&vassal sorprenden por ingenio y propuesta, nunca por forma o presupuesto.
restauración realizada más de una década antes, la intervención aumentó el museo en 20.000 metros cuadrados. En parte, mediante la creación de un nuevo espacio subterráneo y asegurando que todas las áreas de la construcción estuvieran reservadas para la experiencia del usuario.
Los arquitectos evitaron caer en una solución de caja blanca y prístina, con recorridos predeterminados, tan característica de los museos de arte contemporáneo. Por el contrario crearon una atmósfera de aspecto inacabado y sorpresivo.
A pesar de esas características, las salas permiten crear exposiciones ilimitadas para todas las expresiones y medios artísticos, ofreciendo una variedad de entornos físicos, desde oscuros y cavernosos hasta transparentes e iluminados, que alientan a los visitantes a quedarse y desafían a los curadores y artistas.
“La transformación es la oportunidad de hacer más y mejor con lo que ya existe. Demoler es una decisión fácil y de corto plazo. Pero se pierden muchas cosas: es un desperdicio de energía, de materiales y de historia. Además, tiene un impacto social muy negativo”, dice Lacaton en el comunicado del fallo.
“Nuestro trabajo consiste en resolver limitaciones y problemas, y encontrar espacios que puedan crear usos, emociones y sentimientos. Al final de este proceso, y de todo este esfuerzo, debe haber liviandad y sencillez, cuando todo lo anterior era tan complejo”, explica Vassal.
Siguiendo el precepto “basta de demoler”, L&V realizan intervenciones
moderadas para actualizar la infraestructura existente y, al mismo tiempo, permiten que se destaquen las propiedades sobresalientes del edificio existente.
En lugar de llenar y perder el impresionante vacío del Atelier de Préfabrication N°2 (Dunkerque, Francia 2013), un astillero de posguerra ubicado al costado de un proyecto de reurbanización frente al mar, los arquitectos eligieron construir un edificio mellizo, idéntico en forma y tamaño al existente.
La pareja utilizó materiales transparentes y prefabricados, lo que evitó obstáculos visuales desde lo nuevo hacia el viejo galpón.
El edificio original fue destinado a programas públicos. La estructura nueva recibió el nombre FRAC Nordpas de Calais y alberga galerías, oficinas y depósitos para colecciones regionales de arte contemporáneo.
Los dos edificios pueden funcionar de forma independiente o en conjunto. Están conectados por una calle interna que cruza el vacío entre las dos estructuras.
Aunque las reformas los hicieron famosos, gran parte del trabajo de L&V se concentra en nuevos edificios. La École Nationale Supérieure d’architecture de Nantes (Nantes, 2009) muestra cómo se mueven los franceses en obras concebidas desde cero, sin perder flexibilidad y una estética entre casual y espontánea.
Para acomodar las necesidades pedagógicas de la escuela, los arquitectos maximizaron la trama estrucutural y duplicaron el espacio que pedía el programa sin salirse del presupuesto. Ubicado a orillas del Loira, este edificio de gran escala, doble altura y tres pisos cuenta con una estructura aporticada de hormigón armado y acero revestida con paredes retráctiles de policarbonato y puertas corredizas.
El auditorio se puede abrir para extenderse a la calle, y los techos altos crean los espacios necesarios para los talleres de construcción. Incluso la rampa, ancha e inclinada, que conecta el nivel suelo con la azotea de 2.000 metros cuadrados está pensada como un espacio flexible de aprendizaje y reunión.
“Anne Lacaton y Jean-philippe Vassal siempre han entendido que la arquitectura sirve para construir una comunidad y para toda la sociedad”, comenta Tom Pritzker, presidente de la Fundación Hyatt gestora del Premio. “Su objetivo de servir a la vida humana a través de su trabajo, la demostración de fuerza en la modestia y el cultivo del diálogo entre lo antiguo y lo nuevo, amplía el campo de la arquitectura”, concluye.
Entre las obras importantes del estudio se incluyen Cap Ferret House (Cap Ferret, Francia 1998); 14 casas sociales para Cité Manifeste (Mulhouse, Francia 2005); Pôle Universitaire de Sciences de Gestion (Burdeos, Francia 2008); departamentos de poca altura para 53 unidades (Saint-nazaire, Francia 2011); un teatro polivalente (Lille, 2013); viviendas sociales y para estudiantes Ourcq-jaurès (París, Francia 2013); un desarrollo de vivienda social de 59 unidades en Jardins Neppert (Mulhouse, Francia 2014-2015); y un edificio residencial y de oficinas en Chêne-bourg (Ginebra, Suiza 2020).«