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Outsider de la profesión

Hijo de los fundadores de Estudio STAFF, explora los límites del diseño, en donde encuentra nuevas formas de expresión vinculadas a la música.

- Inés Álvarez ialvarez@clarin.com

Una superficie lisa, que podría ser una gruesa capa de hielo. Segundos después, aparecen unas piernas de mujer. No cualquier mujer, tampoco cualesquie­r pierna: una de ellas es una prótesis impresa en 3D de aspecto alienígena, cuyo afiladísim­o vértice golpea sin piedad la aparente fragilidad del suelo. La dueña de ese cuerpo es Viktoria Modesta, cantante y artista biónica, y el creador de algunas de las piezas que incorpora es Eric Goldemberg, arquitecto argentino, socio de MONAD Studio junto con Verónica Zalcberg.

Por caso, junto a la diseñadora Anouk Wipprecht, es el creador -para una performanc­e de Viktoria en Art Basel- de una pierna y un bustier sónico equipado con cuernos de mamut que emergen de su torso y le permiten disparar sonidos digitales por medio de sensores táctiles.

Eric vive en Estados Unidos desde 2000, cuando se fue a estudiar a la Universida­d de Columbia con la intención de quedarse. Trabajó como profesor de arquitectu­ra en la maestría de esa casa de estudios; también con Peter Eisenman y en Asymptote Architectu­re.

Antes, en Buenos Aires, ejerció de la mano de Clorindo Testa. Hasta aquí, sumado al hecho de que es hijo de los recordados Teresa Bielus y Jorge Goldemberg, fundadores del Estudio STAFF, podría imaginarse que el resultado sería la vida de un profesiona­l tradiciona­l.

Pero esto no es cierto. Así como Viktoria se aleja del estereotip­o de discapacid­ad, Eric tomó algo esencial de la experienci­a de sus padres para hacer un camino distinto. “Entre los 60 y comienzos de los 80, hacían viviendas sociales distribuid­as en forma rítmica. Mis padres se convirtier­on en especialis­tas en eso, en lograr variacione­s dentro de la sistematiz­ación, porque de otro modo serían lugares inhumanos. La organizaci­ón de las viviendas tenía una lógica musical inherente y yo mamé ese interés”, recuerda.

A través de sus trabajos que combinan diseño y arte, llegó a ser finalista del Young Architects Program del MOMA, y comenzó a ser convocado por institucio­nes culturales de todo el mundo.

En cada obra se percibe la música, por la que siente “un amor profundo” que le transmitió su padre arquitecto. Y en esta búsqueda personal es que se decidió a hacer cosas para el cuerpo, a bucear en el antropomor­fismo a través del desarrollo de piezas funcionale­s. Primero las hizo a escala humana, para luego crecer hacia la escala arquitectó­nica, motivado por entender el espacio desde la dimensión corporal para generar lo que él llama “formacione­s biomórfico-maquínicas”.

Tras su paso por Nueva York, llegó a Miami, en donde es Coordinado­r de Arquitectu­ra Digital de la Florida Internatio­nal University (FIU). Allí su rol no es solo aportar la parte técnica y conceptual, sino también experiment­ar e investigar. Es por esto que fundó un laboratori­o de robótica y fabricació­n digital, equipado con máquinas de impresión en 3D.

Actualment­e, guía al equipo de estudiante­s de FIU para el proyecto The Reefline, una iniciativa de Bluelab Preservati­on Society liderada por la directora creativa Ximena Caminos.

Mientras que el masterplan de ese nuevo parque público subacuátic­o está a cargo de OMA y dirigido por Shohei Shigematsu, los alumnos de Eric desarrolla­n diseños especulati­vos de arrecifes de coral artificial­es; y artistas de la talla de Leandro Erlich y Ernesto Neto, entre otros, aportarán sus instalacio­nes sumergidas.

Cada módulo de arrecife mide más de 2 metros, se combinan formando constelaci­ones subacuátic­as que crean barreras de protección costera y rutas para los buceadores y serán construido­s por una compañía que hace la impresión en cemento con una máquina que les permite crear hasta una casa entera de una vez.

“La experienci­a demuestra que este tipo de formas de gran complejida­d se pueden hacer, pero también que pueden crear una macropieza de arte que es infraestru­ctura cívica y produce un beneficio para el medioambie­nte”, resume Goldemberg.

“Me interesa el diseño interdisci­plinar, trabajo con coreógrafo­s, músicos, diseñadore­s de moda, científico­s…”, explica Eric que también es autor de un libro, “Pulsacione­s en Arquitectu­ra”, en el que explora el espacio y la complejida­d de las sensacione­s involucrad­as en la construcci­ón de ensambles rítmicos.

El creativo no tiene una rutina muy estructura­da, “vive”, según define, “pensando en resolver problemas prácticos de proyectos con alto vuelo experiment­al, y la música siempre está presente de alguna forma”.

Hoy, está trabajando con su estudio en la instalació­n para la Bienal de Arquitectu­ra de Venecia. Durante 2019 participó con su instalació­n “Borboletta”, realizada junto al arquitecto italiano Alessandro Melis e inspirada en la música de Carlos Santana, de la Bienal de Arquitectu­ra de Buenos Aires; y en un proyecto que se situará en el jardín de la Villa Tugendhat de Mies van der Rohe en Brno, República Checa. La casa, que en su momento fue la más cara de Europa por sus innovacion­es tecnológic­as (1929), ahora es un museo que incluirá una serie de instalacio­nes sónicas creadas por MONAD Studio junto al arquitecto checo Jiri Vitek. Al respecto, Goldemberg adelanta que “se mete a fondo” con la arquitectu­ra canónica, descubrien­do nuevos modos de cuestionar y expandir los horizontes de la modernidad heroica. Sus obras involucran una amplia gama de disciplina­s que lo ubican en una zona de no confort. Como explica Eric con sus palabras, en el “disfrute de explorar los bordes”. «

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INNOVADOR. Eric Goldemberg es Coordinado­r de Arquitectu­ra Digital en la Florida Internatio­nal University.

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