MUCHO MÁS QUE LIBROS Y REVISTAS
Del mismo modo que los museos, las bibliotecas buscan actualizar sus espacios para ofrecer un atractivo para locales y turistas, más allá de su condición de guardianas de los libros, Es así que suman techos públicos accesibles, espacios de juegos para niños, centros para adolescentes, salas de cine y de arte o servicios gastronómicos. También acceso a las nuevas tecnologías, como impresoras 3D o cortadoras láser.
Una de las pioneras en la tendencia fue Oodi, la biblioteca central de Helsinki (ALA Architects, 2018), donde los libros ocupan solo un tercio del espacio y son transportados a las salas por robots diseñados especialmente. En el último piso se ubica la sala de lectura de estantería abierta. Mientras que en los pisos inferiores reúnen talleres con todo tipo de máquinas (de coser, escáneres e impresoras, cortadoras láser y estaciones de soldadura). También hay sitio para emprendedores emergentes, que pueden alquilar estaciones de trabajo para reunirse con colegas o clientes.
Por la misma época, Snøhetta inauguraba la Biblioteca Central de Calgary en Canadá (foto), ubicada en un sitio peculiar: está atravesada por una línea de tren. El hall del edificio es una suerte de puente que los trenes pasan por debajo. En los pisos bajos hay cafés, un centro para adolescentes, un espacio para niños y un teatro. Arriba, nuevamente, el protagonismo es de la sala de lectura, con la madera como material predominante para crear un ámbito acogedor. Pero en extravagancia y espectacularidad, la biblioteca Binhai, situada en Tianjin (a 120 km al sudeste de Pekín), les lleva la delantera. En las primeras semanas de su inauguración, el edificio fue visitado por 10 mil personas por día. La fantástica arquitectura creada por la firma holandesa MVRDV y los arquitectos del Instituto de Planeamiento Urbano y Diseño de Tianjin causó sensación con sus estanterías repletas de libros “de mentira”.
El gigante de 33.700 m2 alberga en su interior un auditorio esférico luminoso y estanterías en cascada que lo recubren de piso a techo con más libros falsos que reales. Se trata de placas de aluminio impresas que simulan libros en los estantes superiores. El edificio también contiene instalaciones educativas, dispuestas a lo largo de los bordes a los que se ingresa desde el atrio principal. En los pisos superiores hay salas de reuniones, oficinas, mediateca y salas de audio, y la terraza es accesible.