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Un espacio para la reflexión oculto en la naturaleza

En México, Cabrera Arquitecto­s diseñó un espacio para la oración excavado en la tierra. Un pórtico de hormigón recibe al visitante y lo conduce por un sendero descendent­e hasta la nave y el altar.

- Graciela Baduel gbaduel@clarin.com

Ubicado cerca de Mérida, la capital del estado mexicano de Yucatán, Chicxulub Pueblo no ha perdido su esencia. Se trata de una zona rural que poco a poco se ha ido dotando de servicios. Allí, el estudio Cabrera Arquitecto­s había sido contratado para la actualizac­ión del master plan del desarrollo de Baspul, un emprendimi­ento residencia­l campestre. “Después de entregar ese proyecto y otros en la zona, nos ofrecimos a desarrolla­r una capilla para dotar de un espacio de reflexión, silencio y oración al desarrollo”, cuenta Enrique Cabrera, líder de la firma. Así nació la Capilla de la Tierra.

Dado que los habitantes del pueblo profesan distintos credos, no quiso imponerse un hito religioso, sino un sitio de carácter universal, un punto de encuentro para los residentes de la zona. “La capilla se mimetiza, desaparece del paisaje inmediato y actúa como un elemento limítrofe entre el desarrollo habitacion­al campestre y el pueblito del interior de Yucatán”, describen desde el estudio. En esa área hay vegetación baja, que en época de lluvias reverdece todo el paisaje. El canto de las aves que han adoptado el espacio como propio completa el paisaje bucólico.

La llegada a la capilla está precedida por un marco de concreto que permite visualizar una larga caminata en una pendiente poco pronunciad­a y escoltada con árboles de Chaka. El camino parece llevar a la profundida­d de la tierra. Expuestas, las texturas naturales invaden las paredes y al finalizar se llega a un espacio donde se disfruta del silencio y los sonidos de la naturaleza.

Una vez terminado el recorrido, recibe al visitante una cubierta que tiene una doble función. Por un lado, delimita visualment­e el espacio, un volumen hecho tan solo de aire, en tres partes: altar, nave y rampa de acceso. Por el otro, las jerarquiza con un juego de luces y sombras para conseguir

el protagonis­mo que precisa el altar. La losa, de bóvedas de medio punto, remeda conceptual­mente a las iglesias y construcci­ones coloniales de la zona. Dos filas de bancos enmarcan el camino hacia el altar.

“Los materiales son básicos, cemento y la piedra que se tomó de la misma excavación de la falla o grieta artificial que construimo­s. Prácticame­nte solo fue tomar el espacio de la excavación y dotarlo de un techo en base a elementos prefabrica­dos de concreto comprimido. La cruz es de concreto prefabrica­do y placas que ligan las piezas que la componen”, explica Cabrera.

El altar aparece al final de esta suerte de caverna con la bóveda abierta, creando una ventana al cielo. Allí se encuentra un cuerpo de agua que hace referencia a los cenotes que se forman como parte de los ríos subterráne­o de la península. Esto genera una sensación de aislamient­o y reflexión todavía mayor, en un espacio ideal para encontrars­e con uno mismo.

“Solo dos elementos sobresalen en el contexto: el marco de la entrada que delimita el atrio, donde se inicia el recorrido . Y la cruz al borde del vacío cuadrado, de concreto prefabrica­do que permiten identifica­r desde lejos la vocación del espacio”, relata el arquitecto.

El proyecto es una propuesta libre, que pretende resolver un espacio con los mínimos elementos, dos muros que se van separando sutilmente mientras se adentran al subsuelo.

“Para nosotros es una obra poderosame­nte sencilla y expresiva. La construcci­ón fue trazo y excavación”, sintetizan desde el estudio. Como el terreno natural es muy rocoso prácticame­nte solo se consolidar­on algunos tramos de pared para evitar accidentes a futuro y así se como se conformó el espacio, con un vacío que dio como resultado la capilla tal como la conocemos.

“La realizació­n de la obra duró unos cinco meses, pero la maduración del proyecto terminado tomo aproximada­mente nueve meses, porque queríamos que la vegetación fuera parte importante del espacio”, dice Cabrera. Y asegura que su estudio siempre ha tenido como bandera lo sencillo. “Buscamos que el espacio sea el protagonis­ta y esto nos ha dado resultado -concluye- ya que producimos arquitectu­ra sencilla y funcional, estéticame­nte correcta con el entorno. Eso nos llena de satisfacci­ón”. «

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La losa con bóvedas remeda a las construcci­ones coloniales de la zona.
CUBIERTA. La losa con bóvedas remeda a las construcci­ones coloniales de la zona.
 ??  ?? PLANTA DE TECHOS.
PLANTA DE TECHOS.
 ??  ?? CORTE LONGITUDIN­AL.
CORTE LONGITUDIN­AL.
 ??  ?? SÍMBOLO. Al borde del vacío cuadrado, la cruz hecha de concreto prefabrica­do permite vislumbrar la vocación del espacio.
SÍMBOLO. Al borde del vacío cuadrado, la cruz hecha de concreto prefabrica­do permite vislumbrar la vocación del espacio.
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CLIMA. Luces estratégic­amente dispuestas ayudan a crear una atmósfera que induce al visitante a la reflexión.
 ??  ?? EFECTO. El pórtico de entrada enmarca el paisaje natural de Chicxulub Pueblo, en Mérida, Yucatán.
EFECTO. El pórtico de entrada enmarca el paisaje natural de Chicxulub Pueblo, en Mérida, Yucatán.

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