Cuánto cuesta y cómo se construye una casa sustentable
La arquitecta Agustina Pando explica cómo diseñar, elegir los materiales e incorporar sistemas activos para reducir el consumo de energía y luz en las viviendas particulares. Cómo son los sistemas de biodigestores, aerotermia y geotermia. Detalles de su e
El estudio A’PRIMA es muy joven y, a pesar de eso, lleva más de 20 obras realizadas y 15 en ejecución durante este año. Nació en 2016 por iniciativa de la arquitecta Agustina Pando, egresada de la FADU - UBA y con un posgrado en Arquitectura Bioclimática emitido por la Universidad Politécnica de Catalunya, en Barcelona.
Su especialización llevó a Pando a pensar en el estudio como un espacio en donde se priorizara la arquitectura, el arte y la armonía con el medioambiente. “La arquitectura sustentable podría definirse como un modo de concebir el diseño arquitectónico de manera que ayude a no contaminar el medioambiente y a reducir los costos de consumo para el usuario, buscando optimizar la climatización, el consumo de agua y energético en los ambientes con todos los recursos posibles. Ya sea con una mínima o gran intervención en cada uno de los proyectos A’PRIMA aporta su ‘grano de arena’, asegura su alma mater.
Para una buena porción de la población, construir su propia casa y que esta, a su vez, sea amigable con el ecosistema es algo muy caro.
Sin embargo, Pando aclara: “No es tan costoso construir una vivienda sustentable. Es cierto que puede costar hasta un 30% más que una convencional pero, además de ganar confort, este dinero se amortiza a lo largo de los años, ya que es una construcción más eficiente. Los ahorros en energía pueden llegar hasta un 80%”.
En su estudio, las viviendas son diseñadas desde el anteproyecto siguiendo los lineamientos de la arquitectura bioclimática: la ubicación del terreno, la orientación solar y la búsqueda de espacios frescos en verano y cálidos en invierno.
¿Cuál es su estrategia? “Varias intervenciones en el diseño son necesarias desde el inicio”, cuenta Pando. Y da algunos ejemplos: “Ambientes sociales al norte, el cual provee mejor iluminación, habitaciones al este para recibir el sol de la mañana y servicios al sur, ya que son espacios húmedos”. De todas maneras, la especialista señala el rol de la materialidad, a través de elementos como aleros para reparar la incidencia solar en verano y parasoles verticales para disminuir la intensidad del sol al atardecer.
“Todas las viviendas diseñadas comprenden en mayor o menor medida decisiones de sustentabilidad, cada cliente decide la propia”, subraya. “Paredes en bloques de hormigón celular, de ser posible con gran aislación térmica, y carpinterías en PVC con DVH hacen de la envolvente el segundo punto neurálgico”.
A partir de aquí, el estudio trabaja en la incorporación de los sistemas activos. Por ejemplo, paneles solares fotovoltaicos, un sistema que garantiza la electricidad a una vivienda y, al mismo tiempo, reduce el consumo energético considerablemente. “Se estima una cantidad de paneles que provea a la vivienda con baterías para cuando se queda sin suministro eléctrico. Una vez cargadas las baterías la energía va hacia los artefactos reduciendo el consumo diario”.
Los paneles solares ACS, por caso, brindan un ahorro del 80 % anual sobre la energía convencional de calentamiento del agua sanitaria y del 50 % o más en el consumo de la caldera en calefacción sí es por losa radiante. “El sistema posee circuitos independientes por lo que dispondrá de cantidad de litros de agua de uso sanitario, la calefacción y la posibilidad en verano de climatizar la piscina”.
En tanto, el tanque recolector de agua de lluvia ahorra hasta 30 mil litros anuales y así reduce hasta un 50 % el consumo. También puede utilizarse en las mochilas de los inodoros y el lavarropas. Se necesita una red de cañería diferenciada y un filtro en el ingreso al tanque recolector.
Otro sistema activo es el biodigestor, que sirve para el saneamiento en viviendas que no cuentan con servicio de drenaje en red. Pardo asegura que “el sistema recibe las aguas residuales domésticas y realiza un tratamiento primario del agua, favoreciendo el cuidado del medio ambiente y evitando la contaminación de mantos freáticos”.
Por otra parte, los sistemas de aerotermia son bombas de calor de última generación diseñadas para aportar refrigeración en verano, calefacción en invierno y agua caliente todo el año. Extraen gratuitamente hasta un 77 % de la energía ambiental contenida en la temperatura del aire, incluso bajo cero, y la transfiere a la habitación o al agua corriente.
“Esto se consigue mediante el ciclo termodinámico que utiliza un gas refrigerante comprimido a bajísimas temperaturas para extraer calor del aire exterior”, explican.
Otra opción son los sistemas de geotermia, que utilizan la energía almacenada en forma de calor bajo la superficie sólida de la Tierra. Las instalaciones geotérmicas son sistemas que transforman el calor del subsuelo en energía y constan de tres partes: la primera es el captador, conjunto de tubos horizontales o perforaciones verticales por cuyo interior circula agua; la segunda es el generador, máquina termodinámica que adecúa la energía captada a las necesidades de uso; y la tercera, los elementos emisores, normalmente suelo radiante y/o fan-coils.
“Estas máquinas obtienen su mayor rendimiento cuanto menos diferencia haya entre el foco de captación (suelo a 10º aprox.) y el foco de aplicación (casa a 22º aprox.). Como la temperatura de la tierra es constante y está bastante cerca de la temperatura de aplicación, con poco consumo eléctrico del sistema conseguimos rendimientos muy altos y estables”, cuenta Pando desde su experiencia. Con estas medidas, la reducción será del 80 % en energía y puede combinarse el 20 % restante con paneles solares fotovoltáicos, de modo de alcanzar el 100 % de ahorro.«