UNA CASA, DOS CASAS, MUCHAS CASAS
Una casa; dos casas mellizas que son una; muchas casas, más técnicamente, una vivienda multifamiliar. Las tres enfrentan programas, sitios y presupuestos distintos. Así sucede con las obras de arquitectura.
La casa Azcuy en Nordelta (página 6), proyectada por Gerardo Azcuy y Sol Juárez, tiene la dificultad de que es para ellos mismos. El terreno en esquina, rodeado por canales, se abre a magníficas visuales. Y el gran protagonista es el escritorio ubicado en el impactante gran voladizo, que a su vez da lugar al infaltable semicubierto necesario en toda casa y con más argumentos si es de fin de semana.
Las mellizas también tienen su semicubierto (página 22). Pero el programa que tuvieron que resolver los Arqs.. Alan Stadlin, Julián Laplacette y Federico Menéndez, de Pacto Estudio, fue bien distinto. Dos hermanos de caracteres diferentes les pidieron unas casas mellizas. Que por adentro respondieran a las necesidades de cada uno de estos hermanos: uno, un tanto introvertido; y el otro, extrovertido, cuentan los autores. Pero que por fuera se lean como una sola. De ahí su nombre: Casas Uno.
En el tercer caso, en el edificio Domo Pedriel (página 16), el programa es más anónimo. El cliente es imprevisible. Nunca se sabe quiénes habitarán estos edificios para venta o renta. Domo Estudio de Arquitectura ya estuvo en las páginas de ARQ en otras oportunidades. Por caso, Pablo Phatouros, uno de los socios, en el año 2004 apareció como uno de los ganadores del Premio Nacional Clarín-sca para estudiantes. Y en 2018 y 2019, por las distinciones que obtuvo en el Premio ARQ FADEA y Bienal Diseño FADU por el edificio Domo Pueyrredón, una de sus obras en las que ha exploró el lenguaje de bandas de hormigón visto.
Ahora nos cuentan la larga historia de Domo Pedriel, en Villa Mitre, San Martín. Las marchas y contramarchas que tuvo la generación del emprendimiento desde 2010, año en que apareció el terreno. Y la ecuación: cambios de códigos, pandemia y sobre todo condicionamientos del mercado.
El resultado final sale de la búsqueda de optimizar el núcleo de circulaciones para ganar metros que van a parar a las generosas expansiones. La solución fue trabajar la planta general en dos niveles, en correspondencia con los descansos de la escalera. Y hacer, de esa alteración, la expresión arquitectónica del edificio. Casi buscando seguir la máxima de su maestro Bucho Baliero: “Arquitectura es hacer de lo necesario algo bello.”«