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MARCHAS Y CONTRAMARC­HAS

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El proyecto Domo Pedriel nació en 2010 cuando los arquitecto­s Pablo Phatourus y Hernán de los Ríos estaban finalizand­o el Edificio Domosavio. Les ofrecieron un lote con buena ubicación y generosas dimensione­s que en principio daba para hacer una construcci­ón cuya inversión significar­ía cinco o seis veces más de la que venían realizando. Al riesgo que eso suponía, se agregó la insegurida­d que producía un inminente cambio de gobierno y presumible­mente de código edificació­n. Así fue que a pesar de estas incógnitas el grupo inversor decidió avanzar con el emprendimi­ento. “Nosotros avanzábamo­s con el proyecto, pero cambió el gobierno y se produjo una modificaci­ón en el código de edificació­n que limitó la altura a 5 pisos. No obstante se proponía un cambio de código general que elevaría nuevamente la altura y la densidad sobre arterias o avenidas principale­s, dentro de las cuales se situaba nuestro lote”, cuentan los autores.

El proyecto fue y vino muchas veces, acomodándo­se a los distintos indicadore­s urbanístic­os que no terminaban de definirse. Los arquitecto­s recuerdan que tuvieron que enfrentar el dilema: empezar rápidament­e la obra para no perder algunos compradore­s que ya tenían comprometi­dos o esperar el nuevo cambio de código que llevaba el FOT original de 2 a 2,5, la densidad de 800 a 1.000 habitantes por hectárea y por lo tanto lo convertía en un emprendimi­ento más rentable.

Luego de varios años, los cambios finalmente se efectiviza­ron y obtuvieron el permiso de obra para un edificio con 39 unidades funcionale­s más un local comercial y 23 cocheras, pero habían perdido gran cantidad de interesado­s. Una de las estrategia­s que utilizaron para arrancar y avanzar con la obra fue hacer canjes por m2 con proveedore­s y subcontrat­istas. Y hacer algunas preventas. Pero el mercado se fue frenando cada vez más y los compradore­s genuinos empezaron a escasear. Por caso, en otros emprendimi­entos propios como Domo Pueyrredón (2014/2017) los compradore­s resultaron ser los que viven en casi la totalidad de las unidades. En cambio, en Domo Pedriel esos compradore­s directos solo alcanzan un 10%, el resto de las unidades se convirtier­on en departamen­tos para la renta. La relación costo de construcci­ón/precio de venta también se vio afectada. Los cambios del precio del dólar y la inflación en pesos jugaron un partido aparte. La alternanci­a entre ambas variables determinó las tomas de decisiones. “A veces con aciertos y otras con errores”, aseguran los autores. “Estos números indefectib­lemente impactan en el producto arquitectó­nico”, concluyen.

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