ARQUITECTURA Y PAISAJE: VIVIENDA EN ÍNTIMA COMUNICACIÓN CON EL ENTORNO
Casa de las Aves. Diseñada por el Estudio Simbiosis, se articula a partir de tres patios principales que acogen diversas especies de árboles nativos.
Diseñada por el Estudio Simbiosis y ubicada en Pilar, Casa de las Aves es un proyecto que surge a partir de la búsqueda por lograr una conexión con el entorno natural.
Situada al lado de la Reserva Natural del Pilar busca ser el refugio y soporte para que las aves puedan construir sus nidos, generando una simbiosis entre arquitectura y paisaje.
El proyecto se articula a partir de tres patios principales que acogen diversas especies de árboles nativos que atraviesan la cubierta. Además, un parque elevado busca devolver la vegetación y atraer todo tipo de especies para reconstruir el ecosistema de humedales y praderas dañadas.
Esta cubierta verde cumple un rol fundamental también dentro de la casa, alojando una gran huerta para proveer de alimentos orgánicos a quienes la habitan y, a su vez, recolectar el agua de lluvia que es acumulada en tanques para ser reutilizada como agua de riego y para usos secundarios dentro y fuera de la casa.
La materialidad alude a estos nidos por lo que tanto revestimientos como aberturas envuelven y acogen cada espacio interior con madera de lapacho macizo nativo.
Los ambientes de uso principal están orientados hacia el norte, con un gran alero que controla el paso de la luz del sol de acuerdo a las diferentes estaciones del año, mientras que todos los locales húmedos conforman las diferentes cajitas cerradas que están orientadas al sur.
Los patios, que funcionan como pulmones verdes, permiten que todos los ambientes tengan ventilaciones naturales cruzadas y generan, de esta manera, una arquitectura más responsable, consciente, sensible y en contacto con la naturaleza.
Los proyectos del Estudio Simbiosis buscan desdibujar los límites entre el interior y el exterior. La propuesta de los espacios invita a vivir en un “modo naturaleza”, en una atmósfera donde están en juego todos los sentidos.
En cada uno de los procesos de diseño, lo primero que se busca es la comunión con el espacio. Se incorporan los sentidos a la arquitectura para transformarla en una atmósfera sensible, donde cada elemento de la naturaleza se haga presentes en cada ambiente.
“Creemos que la arquitectura debe reflejar y transmitir emociones, desarrollando un habitar innovador a través de un proceso de diseño sensible que nos transforma. Cada espacio adquiere una identidad única que, en fusión con la naturaleza, cuenta su propia historia”, explican Melisa Gazdik y Nicolás Lo Nostro, titulares del estudio.
Para ellos, no se trata de construir sino de sentir, de escuchar el sonido del agua, oler los perfumes del jardín, observar reflejos y sentir la brisa del viento en la piel. En la búsqueda de esta experiencia, la materialidad es protagonista. Los materiales nobles, como la madera, la piedra, el metal crudo o el hormigón visto son elementos vivos que trasmiten el paso del tiempo y aportan una voz única al relato. Cada lugar genera su propia identidad y cada espacio es una experiencia sensorial completa. «