Materiales simples, monocromía y continudad espacial
Las estrategias proyectuales para ser creativos y abaratar costos.
En el corazón de Palermo Hollywood se ubica el primer local de Kabrakuervo, una marca de ropa sin distinción de género. El espacio fue resuelto mediante tres estrategias proyectuales: la continuidad espacial, el monocromo y la simplificación de materiales.
El proyecto estuvo a cargo del arquitecto Hernán Javier Landolfo, fundador del estudio de arquitectura Landolfo & Asociados.
La premisa era realizar un proyecto visualmente atractivo pero de bajo costo. La estrategia, entonces, fue reducir al mínimo la cantidad de elementos y utilizar materiales estandarizados y económicos. También, disminuir los rubros involucrados para facilitar la gestión y abaratar drásticamente los costos.
La caja arquitectónica se pintó de blanco para mejorar su proporción prismática angosta y alargada; se mantuvo el gris de la losa del cielorraso y del cemento alisado del solado. En el interior se usaron solo dos materiales: metal para el mobiliario expositivo y tela para las cortinas que sectorizan el espacio.
La fachada de carpinterías negras avanza sobre el frente del edificio generando un prisma completamente vidriado que prolonga la vidriera al interior del local.
Mediante un juego de transparencias y divisiones casi inmateriales, cuatro recintos consecutivos delineados por cortinas invitan a descubrir la experiencia del lugar.
El uso de cortinas livianas en lugar de tabiques ciegos dota al espacio de mayor fluidez y le otorga la flexibilidad. Esta sectorización etérea del local permite armar una vidriera, un espacio exhibidor, dos probadores y un back office aprovechando la iluminación natural que proviene de la fachada vidriada sobre la calle.
Era importante lograr resolver todo el programa de manera tal que la simultaneidad de usos fuera posible en pocos metros. El depósito se ubicó en el sector del fondo, detrás de los probadores.
En el espacio central, un perchero de seis metros y medio suspendido del cielorraso exhibe toda la producción de Kabrakuervo. En la pared opuesta se dispusieron doce mallas metálicas de medida estándar como soporte compositivo para los accesorios que también diseña la marca.
El elemento protagonista del espacio es el perchero, realizado en una sola pieza y sostenido por cuatro apoyos empotrados en la pared y en la losa del techo.
Al tratarse prácticamente de la única pieza de mobiliario de todo el espacio, se puso especial atención a su diseño y cálculo estructural. El perchero finalmente se resuelve con un único elemento longitudinal sostenido en cuatro puntos que le permiten soportar los esfuerzos sin deformarse. Tal fue el estudio y proceso de esta pieza que su cálculo estructural resultó ser un diseño en sí mismo.
Se liberó el centro del espacio ubicando estratégicamente los exhibidores sobre las paredes laterales, sin tocar el suelo para lograr una mayor amplitud y un ambiente relajado visualmente donde la iluminación jugó un rol fundamental.
Al trabajar con tan pocos elementos y una paleta cromática sumamente acotada (negro, blanco y gris), la iluminación fue la encargada de sumar calidez al espacio. Se optó por utilizar artefactos cilíndricos de color blanco de luz cálida y tubos de neón que continúan con la linealidad del diseño general.
Este proyecto se destaca por su simpleza conceptual, que logra generar una experiencia inmersiva, valiéndose de pocos elementos arquitectónicos. «