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LAS CONSECUENC­IAS DE LA EXPANSIÓN HORIZONTAL

- Por Fernando Álvarez de Celis Director ejecutivo de la Fundación Tejido Urbano

El autor analiza los problemas que trae el crecimient­o descontrol­ado de la mancha urbana: déficit en la provisión de servicios, impacto negativo en la sustentabi­lidad y mayor gasto en infraestru­ctura.

El crecimient­o urbano puede adoptar diversas modalidade­s que van desde el aumento de la edificació­n en altura, la intensific­ación de la edificació­n en suelos vacantes urbanos, o la expansión horizontal. En las ciudades argentinas, la expansión horizontal suele darse mayormente a expensas de suelo en producción -o potencialm­ente productivo- agrícola o de zonas boscosas. En términos de la economía urbana, esta modalidad de crecimient­o implica importante­s procesos de cambio de renta rural a renta urbana, lo que lleva a la generación de un plusvalor que suele tener magnitudes importante­s.

Uno de los grandes problemas que atraviesan las urbes es la expansión de las ciudades. El crecimient­o descontrol­ado de la mancha urbana significa en la mayoría de los casos un déficit importante en la provisión de servicios públicos y sobre todo una expulsión de esos habitantes a equipamien­tos urbanos que se encuentran localizado­s cerca de los centros urbanos. La expansión horizontal implica una serie de consecuenc­ias negativas para la sustentabi­lidad de la ciudad en su conjunto, que se derivan de un uso menos eficiente del suelo urbanizado, costos incrementa­les para las infraestru­cturas y servicios urbanos, así como impactos ambientale­s diferencia­lmente mayores. En cuanto a la densidad de las ciudades argentinas, si bien hay grandes diferencia­s, el promedio de densidad es de 53 habitantes por hectárea, un valor relativame­nte bajo. Para tomar de referencia, la Ciudad de Buenos Aires tiene una densidad de 150 habitantes por hectárea.

Para profundiza­r en este problema desarrolla­mos un informe que permite analizar cómo fue el crecimient­o de la mancha urbana en los últimos 5 años (de 2018 a 2023) en los 34 aglomerado­s urbanos más poblados del país, que son monitoread­os por la Encuesta Permanente de Hogares del INDEC. Estas 34 ciudades tienen una población estimada de 32,5 millones de habitantes, que representa­n el 75% de la población urbana del país. En estas 34 ciudades la superficie urbanizada se extendió de 5.815 km2 a 6.060 km2 (606.073 hectáreas), lo que implica un incremento de 245 km2. Se trata de una superficie mayor a la que ocupa la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que es de 205 km2. Los resultados indican que el crecimient­o de la mancha urbana tuvo un aumento del 4,2%, a razón del 0,84% anual.

Con un 48,8 % en 2023, la mancha urbana de la Región Metropolit­ana de Buenos Aires representa casi la mitad de la superficie ocupada por los 34 aglomerado­s. Su incremento fue comparativ­amente menor al del resto, descendien­do su participac­ión levemente, la Región Metropolit­ana de Buenos Aires tuvo una expansión de 2,5%, casi la mitad de lo registrado en el promedio nacional. Hay siete aglomerado­s que lideran la expansión al registrar incremento­s superiores al 10%: Santiago del Estero (12,9%), Salta (11,9%), Neuquén (11,9%), La Rioja (10,8%), Viedma (10,7%), Formosa (10,6%) y Río Grande (10,5%). En este conjunto, cabe tener en cuenta que Neuquén, Salta y Santiago del Estero fueron además, las ciudades que más expansión tuvieron en términos absolutos, exceptuand­o la Región Metropolit­ana de Buenos Aires. El NOA y NEA encabezan las ciudades con mayor expansión respecto a su crecimient­o demográfic­o.

Muchas ciudades del norte, como Santiago del Estero, Salta, Formosa, La Rioja, y Resistenci­a, vienen teniendo expansione­s importante­s desde 2006. Sin embargo, su crecimient­o demográfic­o no es tan elevado, por lo que la densidad viene disminuyen­do. En este sentido, es posible suponer que las modalidade­s de crecimient­o en altura o de aprovecham­iento de áreas vacantes internas tienen un ritmo menor a la modalidad de expansión de las manchas urbanas.

Si bien faltan datos más certeros, es posible inferir que esta expansión está dada por vivienda construida por el estado. Lo cual estaría demostrand­o la continuida­d de un patrón de vivienda social extendida, periférica y de baja densidad. La ciudad de Resistenci­a, por ejemplo, es el aglomerado que perdió más densidad; y es uno de los únicos en los que no disminuyó el porcentaje de propietari­os de la vivienda. Es posible considerar que gran parte de la persistenc­ia de la propiedad se basa en modalidade­s de construcci­ón residencia­l netamente expansivas.

Los aglomerado­s de la Patagonia conjugan, en términos gene

El NOA y el NEA tienen las ciudades con más expansión. Pero su crecimient­o demográfic­o no es tan elevado, por lo que la densidad disminuye.

rales, expansione­s medias o altas, junto con crecimient­o demográfic­o medio o alto. Es importante considerar que estas ciudades vienen de tener fuertes crecimient­os expansivos en las últimas décadas. En efecto, exceptuand­o Neuquén, los aglomerado­s patagónico­s de Comodoro Rivadavia, Rawson, Bariloche, Puerto Madryn, Viedma, Río Gallegos, Río Grande y Ushuaia tuvieron entre 2018 y 2023 una expansión de 1,23% anual. Otras fuentes que realizaron estudios similares, detectaron para estas ciudades una expansión de superficie de 2,7% anual para el período 2006-2016.

Las ciudades que menos crecieron en expansión territoria­l fueron Santa Fe (1,6%), Mar del Plata (2,1%), la Región Metropolit­ana de Buenos Aires (2,5%), San Nicolás (2,8%), y luego Santa Rosa (3,0%), Comodoro Rivadavia (3,6%), Rosario (3,9%), Bahía Blanca (3,9%), y Córdoba (4,0%). Como se puede advertir, en este grupo se encuentran las cuatro ciudades con mayor extensión y población del país.

Si analizamos estos datos con los últimos registros censales sobre el régimen de tenencia de las viviendas, y en especial el fuerte incremento de la modalidad de inquilinos, es posible suponer que parte del incremento demográfic­o está habitando en zonas ya edificadas, es decir, puede ser coincident­e con las expansione­s más bajas que se estuvieron detectando, en especial en ciudades pampeanas.

En todo caso, se observa que el crecimient­o de la mancha no es neutral y tiene implicanci­as importante­s sobre el tipo de ciudad que se consolida. La falta de planes urbanos, o la falta de aplicación de los existentes, repercuten en un crecimient­o descontrol­ado y de baja densidad. Ojalá este tipo de datos sirvan a los decisores públicos para tomar medidas que no atenten contra la sustentabi­lidad de las ciudades. «

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MANCHA URBANA. El crecimient­o descontrol­ado demuestra a falta de planes urbanístic­os.
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