Un entramado que habilita la necesaria ventilación natural
El Nuevo Museo Regional de Atacama se encuentra en el centro de la ciudad de Copiapó, en el norte de Chile. Sus contenidos presentarán las riquezas e historia de la región, y se le sumarán distintos programas públicos como cafetería, sala de exhibiciones, auditorio y biblioteca. Esta concentración de programas culturales hará de este espacio un lugar inédito para la región de Atacama. Su diseño nos permitió reconsiderar las posibilidades de un edificio público en un clima desértico.
El edificio se resuelve mediante dos estrategias. Por una parte, asume una máxima permeabilidad peatonal hacia el interior del sitio al prolongar la calle hasta el centro del edificio; simultáneamente el edificio cierra gran parte de sus fachadas exteriores para generar espacios en sombra, promoviendo temperaturas más bajas.
El resultado es un volumen macizo, de lectura monolítica, que forma una fachada continua hacia la Alameda Manuel Antonio Matta y ocupa casi por completo la constructibilidad del sitio. Este volumen opaco es penetrado por una serie de fisuras irregulares que permiten el acceso de los visitantes al edificio.
Esta relación-permeabilidad pública versus impermeabilidad visual resulta en plantas complejas en su trazado que permite el movimiento fluido de los visitantes, en contraposición a secciones simples en su desarrollo vertical que hacen predominar la ventilación por sobre las vistas.
El primer piso reúne gran parte de los programas más públicos (cafetería, sala de exhibiciones temporales, auditorio y hall de acceso), todos en torno a un patio central donde crecerá un gran pimiento (schinus molle). Esta penetración del espacio público hacia el interior del sitio hace difuso el límite entre interior y exterior, al mismo tiempo que genera una distancia necesaria entre la vida de la calle y las salas del Museo ubicadas en las plantas superiores.
Una paleta cromática de materiales ocres y terracotas permitirán asociar el colorido del edificio con los tonos del aledaño Cerro de la Cruz y de la geografía del valle de Copiapó.
El primer piso es un zócalo de hormigón pigmentado color arcilla, en el segundo y tercer nivel sus fachadas se conforman por muros-celosía construidos con bloques de arcilla. Estas superficies de filigrana le otorgan una cualidad distinta al edificio; más leves y texturadas, estas pantallas permiten el paso de luz indirecta a las salas del museo, y al mismo tiempo facilitan una buena ventilación en esta latitud calurosa.«