Una ciudad que celebra la cultura precolombina
Taller Mauricio Rocha amplió el conjunto diseñado por Diego Rivera para alojar su colección de arte prehispánico. El museo, en Ciudad de México, fue construido con piedra volcánica del sitio.
Un paisaje tallado por capas de lava del volcán Xitle que con el paso del tiempo se fue colonizando con vegetación desértica es el escenario natural al que se integra la arquitectura del Museo Anahuacalli. Diego Rivera reunió a lo largo de su vida una impresionante colección de figuras prehispánicas producidas por las diferentes culturas que florecieron en Mesoamérica, actualmente acervo del museo.
En 1941, el artista emprendió la construcción de una “ciudad de las artes” con el doble propósito de albergar a estas piezas y dejar un legado al pueblo de México. Eligió unos terrenos en Coyoacán que había adquirido anteriormente junto con Frida Kahlo con la idea de hacer una granja.
Rivera imaginó el Anahuacalli como una obra artística habitable. Buscaba generar una continuidad entre el arte moderno y la estética precolombina. E invitó a su hija, Ruth Rivera, y a Juan O’gorman, a colaborar con él. Juntos imaginaron edificios construidos con la misma piedra del lugar y realizaron los primeros ejercicios de murales en los techos con las piedras de colores que luego plasmaron en Ciudad Universitaria.
“El Anahuacalli empieza por una plaza dura con un patio sumergido 45 cm de la superficie general con edificios que lo conforman con las esquinas liberadas. Diego Rivera comienza el edificio central, que fue su
1 PAISAJE. El conjunto se amplió sobre terreno de una reserva ecológica. De ahí el desafío de minimizar el impacto y lograr que la intervención sea un vinculador y no un agresor 2 TOPOGRAFÍA. Los edificios se despegan del suelo con un basamento integrado a la roca volcánica del sitio. En algunos casos, ese espacio semicubierto alberga talleres al aire libre.
estudio y donde albergó sus piezas prehispánicas más importantes, pero muere en 1957, en plena construcción, cuando apenas estaba en su segundo piso”, describe el arquitecto Mauricio Rocha, autor del proyecto de ampliación.
Juan O’gorman y Ruth Rivera deciden continuar el proyecto y en los años 60’s terminan el edificio principal y otros cuatro edificios más que conforman la plaza central.
Para resolver las limitaciones de infraestructura, el Museo decidió hacer un concurso para ampliar el conjunto en los terrenos contiguos, donde está la reserva ecológica. Finalizada en junio de 2021, la remodelación y ampliación del Museo, a cargo del Taller Mauricio Rocha, sumó tres nuevos edificios: un depósito, un taller y oficinas. Además, convirtió varias estructuras existentes a nuevos usos. Una pasarela integra estas adiciones con el museo original.
Los nuevos edificios tienen el mismo nivel de piso y techo de los ya existentes. Así, se destaca por su mayor altura el edificio principal que fuera el estudio de Diego Rivera.
La intervención respeta los niveles de la plaza central. Por debajo se preserva la topografía accidentada del paisaje volcánico, lo cual permite generar espacios semicubiertos para dos nuevos talleres al aire libre.
En la parte sur está la nueva bodega, donde ahora se albergan las 60 mil piezas que no estaban expuestas pero que el público ya puede visitar. Otra de las adiciones es el edificio de talleres, con una gran sala de danza que también funciona como salón de usos múltiples para conferencias y conciertos.
Unos pórticos abiertos a un patio interno dan acceso a dos salones para artes plásticas y matemáticas.
Al norte se encuentra el edificio de oficinas; y al oriente el conjunto se completa con los edificios preexistentes, logrando una ampliación en la biblioteca. Con lo cual crean un nuevo patio central.
“Los nuevos edificios están remetidos en su basamento para lograr un menor impacto con el paisaje”, explican los proyectistas. A su vez, para resolver la materialidad, los autores definieron una continuidad estética con la preexistencia. Las losas de hormigón y de piedra volcánica conforman el basamento, muros y la celosía cortada a máquina que, a partir de piezas de 30 x 15 cm con altura de 90 cm, montadas y entretejidas, logran en su modulación una trama abierta con aperturas que van regulando a la vista del paisaje.
Para los autores, su aporte “implicó un diálogo abierto con la arquitectura de Rivera, con una interpretación contemporánea y el gran reto de construir en la reserva ecológica -uno de los pocos ejemplos donde no ha sido alterado su ecosistema- con el menor impacto posible y que la intervención logre ser un vinculador y no un agresor”. En síntesis, el museo Anahuacalli ofrece un gran espacio público, además de visibilizar el último período de Diego Rivera y la colección de sus piezas prehispánicas que donó al pueblo de México. «
Museo Anahuacalli
Ubicación. Ciudad de México
Proyecto. Taller Mauricio Rocha
Equipo de proyecto. Mauricio Rocha, Adrián Iturriaga, Elisa Murillo, Israel Espín, Juan Carlos Montiel, David Noble Diseño de interiores. Esterlina Campuzano.
Supervisión de obra. Direcontec
Ingeniería estructural. Grupo SAI Constructor. Arquitech Aserores. Iluminación, Deneb & Polux; Ing. Hidráulica y sanitaria, Enrique Zenón; Seguridad y comunicaciones, Estructuras Digitales de México; Control climático, Grupo CYVSA Superficie. 4.765m2 Año. 2016-2021 Maquetas. Francisco Ortiz Fotografías. Rafael Gamo, Onnis Luque, Sandra Pereznieto.