Campus de Energía y Territorio Antofalla, en Catamarca
En el taller Sudamérica trabajaron en torno a las infraestructuras como estructuradoras del territorio, donde la relación entre el paisaje, el programa y la especificidad material se proyectan en simultáneo.
Memoria descriptiva
En el rincón más remoto de la provincia de Catamarca, en el umbral del vasto y majestuoso Salar de Antofalla, se ubica el Campus de Energía y Territorio Antofalla. Aquí donde el viento sopla con fuerza y la amplitud térmica desafía los sentidos, hemos forjado un proyecto que responde al llamado de la naturaleza y de las comunidades que lo consideran hogar.
No es solo un edificio; es la unión de tres pilares para el desarrollo: la arquitectura, las comunidades originarias y la ciencia. Todos reunidos en torno a un propósito común, la explotación del litio.
La aridez extrema y la altitud nos retaron a diseñar con ingenio y resiliencia. El edificio emerge como un guardián semienterrado, un refugio que abraza la tierra, generando viviendas que se organizan en torno a patios internos. Estos patios ofrecen refugio contra los embate del clima, espacios donde la vida florece.
La elección de hormigón como material principal no es accidental. Es sólido y duradero, como la determinación de estas comunidades por prosperar en un entorno implacable. En un gesto de respeto por la tierra y el agua escasa, nos comprometemos recogiendo y reutilizando el agua de lluvia; y promoviendo prácticas responsables.
La participación de las comunidades originarias es una parte fundamental de nuestra visión. Las incluimos en la toma de decisiones, compartimos cada paso en la exploración y explotación del litio. Nuestro impacto en la comunidad es positivo, un eco de colaboración y respeto.
Así nace el Campus de Energía y Territorio Antofalla, un faro de esperanza en el corazón de la aridez. Es un homenaje a la naturaleza, a la comunidad, a la ciencia y la unión con el pueblo de Antofalla. Es un recordatorio de que, cuando trabajamos juntos en armonía con la tierra y sus habitantes, podemos construir un futuro más brillante incluso en los lugares más desafiantes.
Comentario de la cátedra
“Habitar el Desierto” fue la experiencia vivida en el año 2022, centrada en Catamarca y en el nuevo rol que esta región tendrá en relación a sus recursos naturales, así como la posibilidad de generar un nuevo corredor bioceánico que tenga salida al Pacífico a través del paso San Francisco. En Arquitectura 4 del taller Sudamérica, trabajamos en torno a las infraestructuras como estructuradoras del territorio; donde la relación entre el paisaje, el programa y la especificidad material son proyectadas de manera simultánea. Se propone una concepción de la arquitectura como una práctica colaborativa intrínsecamente conectada con su función social.
Esta conexión se materializa a través de la promoción del trabajo en equipo enriquecido por diversas perspectivas. En consecuencia, se busca cultivar en el estudiante la capacidad de progresiva autonomía, sin menoscabar la importancia de pertenecer a un entorno intelectual colectivo.
De esta manera, lograremos que la Facultad colabore en la generación de un pensamiento autónomo dentro de la Nación, que esté al servicio de su población no solo en términos de desarrollo económico, sino principalmente en la construcción de un espacio que integre a todos sus habitantes. «
Este campus abarcará cuatro mil metros cuadrados, mitad hogar y mitad espacios públicos de creación y producción. Aquí, el espíritu de la comunidad se refleja en cada detalle.