Tradición y modernidad se unen para un nuevo conjunto en Recoleta
Lacroze Miguens Prati restauró una casona de la Belle Époque y aprovechó sus jardines para emplazar un edificio contemporáneo. Un pasaje semipúblico articula ambos volúmenes y suna espacio urbano.
Una cuadra señorial y una casona de la Belle Époque que pedía a gritos que la rescataran. Ese fue el origen de Pasaje Calas, una obra singular ubicada en pleno barrio de Recoleta.
Catalogada como petit hôtel de valor patrimonial, la vivienda había sido construida en 1918, con la firma de los arquitectos Arnold Jacobs y Rafael Giménez.
En 1983 la casa, remate de una cuadra con otras cinco propiedades con protección cautelar, fue adquirida por Miguel Marcos Norberto del Río y su esposa Marta Juana del Carril Aldao, conocida como Tita Tamames, prestigiosa productora y gestora cultural.
“Descontamos que se trataba de una obra protegida, pero cuando vimos que estaba sobre un terreno muy grande y a uno de sus lados se levantaba un edificio con su medianera, nos convencimos de que había un potencial”, cuenta José Ignacio Miguens, socio de Lacroze Miguens Prati, el estudio a cargo de la recuperación y ampliación del conjunto.
Previa consulta con el Gobierno de la Ciudad en cuanto a la normativa, surgió la idea de adicionar un edificio copiando la medianera del vecino, con un pasaje semipúblico que articulara la nueva placa con la casona existente.
“El pasaje funciona como gran acceso y media entre el edificio, contemporáneo y vidriado, con la vivienda, la tradición y la modernidad. La casa se refleja en la fachada de la placa y viceversa”, describe el arquitecto Miguens.
Hace aproximadamente 6 años consiguieron la prefactibilidad del proyecto y comenzaron las obras, respetando a ultranza la vivienda. Lo primero que se hizo fue remodelar todo el perímetro, dado que la casa es exenta en todos sus lados.
El edificio resultó un volumen angosto, ya que no se podía ocupar la totalidad del terreno, e inicialmente estaría compuesto solo por monoambientes. Luego, a partir de la demanda, se incorporaron unidades de un dormitorio y de dos dormitorios, en las esquinas.
Miguens asegura que la respuesta del mercado fue inmediata. “La casa, un edificio moderno y un pasaje arbolado con buena orientación, más un vecino al noroeste de baja altura, que permite ‘leer’ todo el conjunto. Estas obras únicas se detectan enseguida”, dice.
Lo cierto es que el edificio está totalmente vendido, en su mayoría a familias del interior que buscan residencia para sus hijos estudiantes y a inversores que quieren departamentos para alquilar.
El valor agregado de la casa, el pa