Una escultura de piedra líquída para contemplar la naturaleza
En esta vivienda ubicada en Pilar, Gonzalo Bardach Arquitectos puso especial atención en el diseño bioclimático y en la luz para generar atmósferas. Los autores aseguran que se inspiraron en el trabajo del artista Eduardo Chillida.
La casa Tamiz, proyectada en Pilar por el estudio Gonzalo Bardach Arquitectos, tiene como premisa la luz como material con el objetivo de explorar las diferentes emociones que producen sus distintos filtros y tamices. Lo logra a través de una arquitectura de líneas simples en la cual la naturaleza actúa como elemento generador de espacios y la sustentabilidad opera como motor de la casa para dar vida a espacios y atmósferas que ofrezcan una experiencia sensorial.
Se trata de dos piezas de piedra líquida horadadas tanto en el frente como en el contrafrente que se cierran en sus laterales. En el frente, la apertura se trabaja mediante filtros para lograr un tamiz de luz y generar intimidad mientras que en el contrafrente se abre generosamente hacia el jardín principal.
La planta baja y la planta alta se conectan a través de dos patios ajardinados cuya vegetación diluye el límite entre interior y exterior logrando el protagonismo del vacío central donde se ubica la escalera.
La luz, considerada como uno de los principales materiales de la arquitectura, es la búsqueda central en este proyecto como elemento generador de atmósferas.
Se optó por la utilización de materiales en su estado puro (hormigón, madera, hierro y vidrio) que permiten tanto la creación de espacios únicos gracias a su calidez como el muy bajo mantenimiento a lo largo del ciclo de vida de la casa.
El programa se distribuye en dos plantas: la planta baja es un lugar de unión familiar con ambientes amplios integrados que incorporan el jardín para una intensa vida social y la planta alta alberga el programa privado donde se encuentran los dormitorios y sus correspondientes baños. El baño principal se abre hacia un jardín interior que incorpora la naturaleza y provee intimidad.
El tamiz también se aplica en la distribución de los espacios. El recorrido arquitectónico comienza en el acceso que, por un lado, invita a ingresar pero también es una pausa o un primer tamiz que produce la transición hacia los distintos ambientes y que culmina en el estar principal.
La sustentabilidad se trabajó desde el diseño bioambiental mediante la implantación (que considera las orientaciones, el sol y los vientos), la iluminación natural en todos los espacios, la ventilación cruzada para mantener el confort térmico de forma natural.
También hicieron su aporte la cubierta verde con vegetación nativa (para reducir superficies pavimentadas, producir oxígeno y absorber dióxido de carbono, evitar el recalentamiento de los techos y reducir las variaciones de temperatura) y los paneles solares para el suministro de energía eléctrica.
Los autores aseguran que se inspiraron en el trabajo del escultor Eduardo Chillida y que en la casa Tamiz el diseño paisajístico se tuvo en cuenta desde el origen. «