ESTADOS UNIDOS: POR QUÉ SE HUNDE LA COSTA ESTE
Una investigación sostiene que el aumento del nivel del mar se está acelerando. El agotamiento de las aguas subterráneas es una de las razones que pone en peligro a los habitantes de las zonas costeras.
Casi el 40% de los estadounidenses vive a lo largo de las costas, donde los edificios, rutas y vías férreas envejecidos enfrentan daños estructurales por las inundaciones. Una nueva investigación del Instituto Politécnico y Universidad Estatal de Virginia (Virginia Tech), y el Servicio Geológico de Estados Unidos utilizó datos satelitales para mostrar las crecientes amenazas a las comunidades costeras.
El autor principal de la investigación, Leonard Ohenhen, doctorando de Virgina Tech, aseguró que “existe un peligro que empeora cada día con el aumento del nivel del mar”.
El nivel medio mundial del mar ha aumentado unos 3,3 milímetros al año desde principios de los años 1990, según lecturas satelitales de la NASA. “Y basándonos en registros más largos de mareógrafos, sabemos que ese ritmo se está acelerando”, agregó Kenneth Miller, profesor de ciencias terrestres y planetarias en la Universidad de Rutgers. El hundimiento local, o el hundimiento de la tierra, hace que la amenaza de aumento del nivel del mar sea peor en algunos lugares que en otros.
Los investigadores dicen que una causa dominante del hundimiento es el agotamiento de las aguas subterráneas. Una capa de acuíferos superpuestos se extiende desde Nueva Jersey hasta Florida a lo largo de la costa este estadounidense, proporcionando una fuente confiable de agua para beber, irrigación y usos industriales.
Aunque la región recibe lluvias regulares, los acuíferos más profundos debajo de arcilla o lecho de roca pueden tardar cientos o miles de años en recargarse una vez que se bombea el agua. Los acuíferos superficiales pueden ser propensos a la contaminación y a la intrusión de agua salada.
Una vez que se elimina el agua, los suelos pueden comprimirse y colapsar, provocando que la superficie terrestre se hunda. Las ciudades construidas sobre marismas drenadas o rellenos son especialmente vulnerables a la compactación.
Otras fuerzas también pueden influir en el movimiento vertical de la tierra: los sedimentos pueden acumularse en los deltas de los ríos y comprimirse naturalmente bajo su propio peso. Y a medida que el peso de los enormes glaciares que alguna vez se extendieron hasta Nueva Jersey disminuyó después de la última edad de hielo, un efecto de balancín está provocando que el lecho de roca en todo el Atlántico medio y el sur se hunda aproximadamente 1 milímetro por año.
Boston debería estar en el extremo ascendente de ese balancín, pero muchas áreas de la ciudad fueron construidas sobre suelos blandos propensos a la compactación.
Para estabilizar los primeros edificios en Boston, se clavaron pilotes de madera en tierra inundada donde el agua subterránea preservaba las estructuras. El agotamiento de esos acuíferos ha expuesto la madera al aire en algunos casos, provocando que los cimientos se pudran. Algunos propietarios han tenido que gastar cientos de miles de dólares para reparar los pilotes y evitar que sus casas se derrumben.
Unos pocos milímetros de hundimiento al año pueden parecer graduales, pero los efectos pueden ser extremos: las marejadas ciclónicas pueden arrastrar repentinamente el suelo debajo de las carreteras, o las inundaciones pueden llenar los sótanos y cortar las rutas de emergencia. Cada centímetro que la tierra se desploma hacia el nivel freático puede empeorar significativa y catastróficamente las inundaciones.
“Eso es lo que pasa con el aumento del nivel del mar. Es lento, insidioso y continuo”, explicó Miller. Es decir, hasta que llegue la próxima gran tormenta. “Hemos sido afortunados en los últimos 11 años desde el huracán Sandy de no haber visto un evento como ese. Obviamente, es muy probable que tengamos similares en los próximos 10 años más o menos”.
Las zonas de tierra que se hunden o se elevan más rápidamente que las áreas adyacentes también pueden causar daños enormes, agrietando los cimientos y desestabilizando las estructuras con el tiempo. Los autores del estudio encontraron estos puntos calientes de distorsión cerca de Cabo Cañaveral, Florida; los suburbios y zonas periféricas de Boston; y a través de Delaware y Maryland en la península de Delmarva.
En 2021, una evaluación de la Sociedad Estadounidense de Ingenieros Civiles encontró que más del 40% de las carreteras del país están en malas o mediocres condiciones. La evaluación de puentes, aeropuertos e infraestructuras hidráulicas es similar. El Cuerpo de Ingenieros del Ejército, que mantiene los viejos diques del país y participa en la planificación y construcción de nuevas protecciones costeras, dice que los crecientes desastres de los últimos años han llevado directamente a un mayor número de proyectos de resiliencia. “Definitivamente hemos visto un aumento en el número de incidentes relacionados con hundimientos en relación con inundaciones en la última década”, dijo Sandy Hertz, directora de la Oficina de Resiliencia y Adaptación al Cambio Climático del De
Las zonas de tierra que se elevan o se hunden más rápidamente que sus áreas adyacentes también pueden causar daños enormes, agrietando cimientos.
partamento de Transporte de Maryland. El estado espera ver un aumento relativo del nivel del mar de 80 cm adicionales para 2100, según un estudio publicado el año pasado. Maryland recibirá US$107 millones, de un total de US$ 7300 millones asignados a los estados para mejorar la resiliencia climática de sus sistemas de transporte a través de la ley bipartidista de infraestructura de 2021. Las comunidades costeras también recibirán US$ 2600 millones durante cinco años de la Ley de Reducción de la Inflación de 2022 para prepararse y responder a los peligros climáticos.
En los últimos años ha aumentado el esfuerzo entre múltiples agencias federales para coordinar estos riesgos climáticos regionales. Este estudio detallado del movimiento de la tierra en la costa atlántica fue parte de un estudio más amplio del Servicio Geológico de EE. UU. sobre un conjunto de peligros costeros. Se suma a una gran cantidad de datos nuevos para la toma de decisiones en torno al riesgo costero, incluido dónde vive la gente y depende de la infraestructura crítica, y dónde está el agua ahora versus dónde estará dentro de 10, 20, 50 años o más.
“El agua no obedece a fronteras geográficas, como tampoco lo hace el hundimiento de la tierra”, advirtió Hertz. “Realmente necesitamos adoptar un enfoque compartido de resiliencia para proteger no sólo las rutas de evacuación de emergencia sino también la importante infraestructura y destinos que tenemos en toda la Costa Este”. «