DISEÑO, ARQUITECTURA Y NEGOCIO
Precisión, racionalidad, rigor constructivo. Y también elegancia. Son algunas de las palabras que pueden caracterizar algunos de los diseños que presentamos en esta edición de ARQ. Empecemos con la línea de muebles de oficina y para espacios comunes que creó el diseñador catamarqueño Cristián Mohaded para Interieur Forma (pág. 14). No son muebles tradicionales. Son sofás de uno, dos y tres cuerpos; puffs simples y dobles; mesas de distintas alturas, todos de formas redondeadas, bien mulliditos… que da envidia poder trabajar ahí. Es que Mohaded está diseñando para los nuevos espacios de trabajos que vienen así, más relajados, sin tanta estratificación jerárquica, más democráticas y con nuevas formas de intercambio.
Sigamos por la Escuela Técnica Etec que IN Estudio Arquitectura diseñó para la Universidad de Mendoza (pág. 6). Dos piezas contrapuestas y bien calibradas que arman un pequeño conjunto. Una barra de tres pisos de altura por unos 110 metros de largo en donde se organizan salas, aulas y laboratorios, vinculados por una galería. El otro cuerpo aloja el gimnasio y sus vestuarios. Lo interesante es que los arquitectos Daniel Gelardi y Federico Inchauspe logran una singular expresión arquitectónica a partir de explotar las posibilidades del sistema constructivo. Un auténtico “menos es más”.
Por último, veamos uno de los últimos edificios de ABV, un estudio que cumplió 35 años de trayectoria, con unos 300.000 metros cuadrados construidos. Y que forma parte de esa generación de estudios de la generación intermedia que combinan arquitectura con negocio inmobiliario.
El edificio Be Plaza (pág. 16) está ubicado en la intersección de la Av. Santa Fe y Dorrego, casi sobre el Viaducto Carranza en el barrio de Palermo, en un particular terreno triangular.
Con una cinta en forma de U se toma, por un lado, de las medianeras y, por otro, hace frente al viaducto. Construye así su fachada bifronte: hacia Dorrego con grandes balcones longitudinales que la protegen del sol del norte y hacia la Av. Santa Fe con una suerte de muro perforado, con los balcones recedidos como protegiéndose del sol del oeste.
La planta triangular, otro desafío resuelto con oficio. El núcleo vertical en el centro, liberando dos crujías de departamentos bien organizados. Y abajo, quizás lo más difícil, los tres niveles de cocheras armados correctamente sin aparentes esfuerzo ni desperdicios. Un edificio que goza de los beneficios de ser un desarrollo con arquitectura. «