UN BAR QUE APELA A LA NEUROARQUITECTURA PARA MEJORAR LA EXPERIENCIA DEL USUARIO
Siba Café. Con estilo mediterráneo y atmósfera relajada, el local de Núñez saca provecho de la luminosidad, la ubicación y la naturaleza en busca del bienestar.
En Montañeses e Iberá, en el barrio porteño de Núñez, Siba Café ofrece un espacio donde la luz natural y las vistas al entorno se integran en el diseño. “A través del concepto japonés de la belleza de lo imperfecto, logramos fusionar arquitectura y café, resaltando el largo proceso que el café tiene para llegar a nuestra taza”, explica explica Manuela Berraz, arquitecta a cargo del proyecto.
“Se puede decir que el estilo elegido fue el mediterráneo por su conexión con la tranquilidad, la luminosidad y la naturaleza, elementos que se asocian positivamente con la relajación y el bienestar mental”, continúa.
Cuenta que la disposición del espacio se planificó cuidadosamente para facilitar la circulación fluida de los clientes y maximizar la interacción con el entorno. Se priorizó la entrada de luz y se incorporaron plantas para mejorar la calidad del aire y crear una atmósfera relajante.
Se decidió que las paredes reflejaran formas orgánicas y curvas, sin puntas en ángulo. “Hace sentir que nos adentramos en una cueva, como si fuera un refugio”, agrega Berraz.
Además, se usaron colores cálidos, provenientes de la tierra. Se eligieron materiales nobles, como la madera, y para las paredes se usaron distintas texturas para evocar a los vientos mediterráneos como si fuese arena.
La elección del mobiliario priorizó la comodidad y la ergonomía. “Esto cumple con el objetivo de que el cliente quiera quedarse, a seguir compartiendo con nosotros”, dice Berraz.
La iluminación juega un papel crucial en la creación de esta atmósfera. Hay una combinación de diferentes fuentes de luz, incluyendo luz natural, iluminación ambiental suave y puntos focales para resaltar características arquitectónicas o ideas importantes sobre el café.
“Para mí fue muy importante que el concepto de neuroarquitectura se incorporara en todos los aspectos del diseño para optimizar la experiencia del usuario. Consideramos cómo los espacios influyen en las emociones, el comportamiento y el bienestar de las personas”, aporta Berraz.
Así, la disposición de los muebles, la selección de materiales y la atención a los detalles sensoriales se orientan a crear un ambiente que promueve la relajación, la sociabilidad y la concentración, según las necesidades del cliente. Igual que la música y el trato de los empleados, especialmente cuidados para lograr esa atmósfera. «