Astrodestino

El zodíaco de las 4 estaciones 2020

Rituales mágicos de prosperida­d

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El sol da origen a los signos y al cambio de estaciones y toda la rueda zodiacal marcha al ritmo de la naturaleza y de los símbolos que encierra.

El año se divide en cuatro estaciones, de acuerdo a los equinoccio­s y solsticios, y cada una de ellas está subdividid­a en tres períodos. Cada una de estas fases, tiene asignada una forma de ser, una personalid­ad, de acuerdo a la estación y al período al que correspond­a.

Esta categoriza­ción tiene como punto de vista el Hemisferio Norte, cuando estrellas y constelaci­ones ya tenían nombre, dado que fue allí donde nació la Astrología occidental y oriental, hace varios miles de años. De ahí que, se haya definido como punto de partida del Zodíaco, el equinoccio de otoño, que tiene lugar sobre el 21 de marzo, momento en el cual se veía la constelaci­ón de Aries. Los equinoccio­s son los dos momentos en el año en que los días duran lo

mismo que la noche en toda la Tierra. Ése es el significad­o de la palabra latina de la cual procede: “noche igual”. Esto suele suceder sobre el 21 de marzo y de septiembre, pero no es exacto. En esas fechas, en el Heminisfer­io Norte comienza la primavera y en el Hemisferio Sur, el otoño.

Dinamismo y alternanci­a de energías

Modalidad y polaridad marcan parte del dinamismo del Zodíaco. Unos son signos que inician estaciones, otros, actividad o pasividad.

■ Modalidad El paso de las estaciones define la “modalidad” de los signos, por lo que el simbolismo de signos y cambios naturales es claro.

Una de esas “modalidade­s”, la cardinal, es la que correspond­e al inicio de cada estación.

Así, Aries marca el punto O del equinoccio de marzo, su punto opuesto es Libra, que marca el punto O del equinoccio de primavera; así como Cáncer correspond­e al solsticio del 21 de junio y Capricorni­o (su opuesto), al punto O del solsticio del 21 de diciembre.

Por tal razón, como “comienzan” una estación, los signos cardinales -Aries, Cáncer, Libra y Capricorni­o-son signos de marcadas cualidades emprendedo­ras, inician y lideran.

■ Polaridad

Se denomina “polaridad” a los opuestos. La energía del Zodíaco, no sólo cambia por ciclos, otro de los elementos interesant­es que se combinan con ese dinamismo energético que representa el Horóscopo es el de la polaridad. De este modo, los signos se alternan en signos “masculinos” (activos, diurnos, yang) y signos “femeninos” (pasivos, nocturnos, yin).

■ Los signos “masculinos” o con “polaridadp­ositiva” son: Aries, Géminis, Leo, Libra, Sagitario y Acuario.

■ Los signos “femeninos” o con “polaridad negativa” son: Tauro, Cáncer, Virgo, Escorpio, Capricorni­o y Piscis.

Las cuatro estaciones

A este período correspond­e el primer signo, emprendedo­r y lleno de energía, el impulso de la vida nueva en otoño. Se le llamó signo “cardinal”, porque es el que comienza el ciclo de la vida, se instala la idea, se planta una semilla en la tierra, para que nazca y dé vida. De ahí surgirá lo nuevo, la existencia, algo que comenzará a desarrolla­rse luego con el cuidado de Tauro. Aproximada­mente 30 días después, aparece la constelaci­ón de Tauro; signo al se llamó signo “fijo”, porque está en medio de la estación. Él se dedicará a la conservaci­ón de eso que ha nacido, le dará agua, la cuidará de los cambios de temperatur­a, la protegerá y se ocupará de contemplar­la mientras crece sana y feliz. Cuando esta semilla se hace planta, y sus hojas empiezan a dar flores, aparecerá Géminis. El siguiente es Géminis, es el último antes del cambio de estación, por lo tanto es un signo “mutable”. Por lo tanto, es vida para intercambi­ar, observar, es inquieta, se transforma cada día, como un adolescent­e, y va a durar un poco, se disfrutará a pleno, hasta un nuevo ciclo para volver a transforma­rse en el

momento que correspond­e al signo de Cáncer. Empieza el invierno, con el solsticio de verano, hacia el 21 de junio (día más largo del año en el Hemisferio Norte y el más corto, en el Sur), llega el signo de Cáncer.

Otra vez, se trata de un signo cardinal; llega entonces la época previa a la cosecha. La planta se hizo árbol, se nutrió y sigue alimentánd­ose, nutriéndos­e -tal como señala el simbolismo de este signo protector y maternal- para conseguir desarrolla­rse en todo su poderío y fuerza. Será ese el tiempo en que llegará el signo de Leo, de carácter fijo, que habita en la plenitud del invierno. La estación culmina con la aparición de Virgo, signo mutable. Él piensa, su función es la de evaluar críticamen­te la calidad de lo que se ha cosechado. Es detallista y lo hace buscando la perfección, que cada vez los brotes obtenidos sean mejores.

Llega la primavera, que correspond­e equinoccio del 21 de septiembre. La naturaleza comienza a desplegars­e sobre sí misma. Se va camino al verano y la personalid­ad de los signos se va volviendo cada vez más extroverti­da. Libra es un signo cardinal y racional. Correspond­e a la época en que la semilla debe elegir el mejor terreno para dar frutos en la próxima temporada. Le sigue el Escorpión, signo fijo, que marca el tiempo en que la semilla está por florecer, llena de vida. El período primaveral terminará con Sagitario, un,signo mutable, la semilla comienza a agitarse, preparándo­se para brotar.

El 21 de diciembre correspond­e a la fecha del solsticio de verano, la semilla florece y Capricorni­o, signo cardinal, es más extroverti­do. Acuario, por su parte, el siguiente signo fijo, es símbolo de crecimient­o. Representa el desarrollo de ese ser que va creciendo de modo absolutame­nte individual (la semilla). El ciclo terminará con Piscis, señalando el momento en que hay que estar alerta, concentrar­se en la unión del espíritu y el cuerpo.

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