Cordialidad: causa y efecto
EL BIENESTAR DE LA AMABILIDAD
Las relaciones interpersonales se ven mejoradas por la amabilidad. El realizar actos positivos para otros, permite a su receptor experimentar gratitud y mejorar su bienestar, favoreciendo, mediante el mecanismo de reciprocidad, proyectar nuevos actos de amabilidad hacia otras personas. De tal manera que ello facilita la cooperación y el sentido de comunidad. Sobre todo cuando los actos son anónimos, donde el deseo de querer aliviar el sufrimiento de otros o de generar felicidad “porque si”, no está enmarcado sólo al círculo cercano de seres queridos, sino a la humanidad extendida. De hecho se ha descubierto que los observadores externos de actos de generosidad, experimentan lo que Jonathan Haidt, académico de la Universidad de Nueva York, llama el estado de “júbilo” o la “máxima expresión de lo humano”.
Estas personas que presencian actos de amabilidad y generosidad se conmueven con lo visto, como si se restaurase la confianza en la humanidad misma. Particularmente, se ha descubierto que las personas más felices hacen más cantidad de
La amabilidad y la felicidad no solo están correlacionadas, sino que están conectadas causalmente: la actos altruistas y dedican gran parte de su tiempo a ayudar a otros. Sin embargo, como descubrió la investigadora de la Universidad de California, Sonja Lyubomirsky, la amabilidad y la felicidad no solo están correlacionadas, sino que están conectadas causalmente: la amabilidad produce felicidad. Según la investigadora Barbara Fredrickson, las personas que cuentan con un mayor índice de felicidad personal, son las más suceptibles a estar motivadas por ser generosas y aquellas que más ejercen actos de generosidad, de modo que es una espiral virtuosa que se autoreproduce en sí misma.
A la luz de todos estos resultados podría afirmarse que, en lo individual, si uno hace algo amable por otra persona, no solo el otro será beneficiado por el gesto generoso,
sino que uno mismo será más feliz y mejorará su salud mental, emocional y física, obteniendo mayores niveles de neurotransmisores y hormonas positivas (serotonina, endorfinas, oxitocina, DHEA), disminuyendo hormonas negativas (cortisol), fortaleciendo su sistema inmune, aumentando su longevidad y preparando su cuerpo para combatir mejor el estrés. A ello se suman las potencialidades que estas acciones tienen a nivel colectivo. Cada acto generoso genera modelos positivos para nuestras comunidades, promoviendo así un compromiso humano esencial para la construcción de sociedades más generosas, cordiales y amables.
UNA CAMPAÑA MUNDIAL
A partir de la evidencia y beneficios descriptos, en diversos países del mundo se han iniciado campañas de amabilidad y generosidad con el fin de promover conductas sociales saludables. Debido al éxito de estos movimientos sociales es que desde el Instituto del Bienestar, el pasado 13 de noviembre del 2014 se lanzó para el Día Mundial de la Amabilidad (World Kindness Day) la 1era Campaña de Generosidad, repartiendo 10.000 tarjetas que buscaban iniciar cadenas de generosidad y amabilidad hacia otras personas, pensando en un mundo que, siempre, puede ser mejor.