UN COHETE EN PARIS
UN VIAJE POR LO MAS HIGH DE LA MODA
El largo mes dedicado a la moda para el otoño/invierno 2017-2018 se ha cerrado, como de costumbre, con los desfiles de la Paris Fashion Week. Después de la apertura con New York, el pase londinense y los desfiles de Milán, ha sido el turno de la “Ville Lumière” de lanzar sus propuestas en cuanto a prêt-à-porter femenino. Sobre las pasarelas de la ciudad de las luces desfilaron los grandes nombres del fashion internacional.
El Grand Palais, trasformado en la plataforma de despegue de un gigantesco “shuttle” (transbordador) listo para salir, recibió a los huéspedes que fueron convocados para la presentación de la colección “Chanel” en el ultimo día de la Paris Fashion Week. Si la colección para el próximo invierno europeo no llegase a ser recordada como la mejor creada por Karl Lagarfeld, lo cierto es que la “mise en scene” quedará como una de las mas imponentes en la historia de la moda.
Convertido casi en un musical con crónicas relacionadas con lo nuclear, desde Chernobyl a Harrisburg, pasando por Sellafield e Hiroshima, el desfile tuvo un final majestuoso y sorprendente con su nave espacial elevándose hacia el cielo mientras sonaba “Rocket Man”, canción de Elton John. En cuanto a moda, la mujer Chanel parece haber salido de un episodio de “Star Trek”, con mini vestidos plateados con cuello rígidos, gruesos sweaters para lucir con medias y botas, y capas realizadas como si fuesen frazadas térmicas.
No faltan los tailleurs en lana bouclé, reinterpretados y listos para ser llevados por extraterrestres. Para la noche, los vestidos de seda lucen estampados de astronautas, rigurosamente Chanel, o un “total black” de seda, cuero y bouclé: looks decisivamente más sofisticados, enriquecidos por perlas y cristales oscuros que recuerdan a un cielo estrellado. Y, como siempre, los accesorios tienen un rol fundamental: las carteras son grandes, de lana, y se cuelgan al cuello, mientras que las medianas se llevan al hombro.
La colección “Balmain” luce fiel al mood “aggressive-glamour”
que siempre ha identificado al “brand” y lo hizo famoso. Olivier Rousteing celebra a una feminidad fuerte, sexy y salvaje. Para el otoño-invierno 2017/2018 el leitmotiv de la línea son los flecos y el “animalier” declinados en versión tridimensional. Hay mucho espacio para los detalles de cristales en forma de plumas, “texture” como el cuero de reptil, gamuza y aplicaciones de piel. Sobre la pasarela desfilan mujeres guerreras, valientes y fieras, seguras de sí mismas e infundadas en camperas de cocodrilo, “mini dresses” en suede, mini faldas de “cavallino”, bustiers en cuero y vestidos con flecos de metal.Una colección muy visual como táctil, tal vez un poco oscura en la elección cromática, pero dramáticamente atractiva.
Maria Grazia Chiurri eligió nuevamente el Museo Rodin para presentar la colección “Dior”: Allí, una pasarela montada como un set futurístico se sumergió entre el humo y en el azul, tema central de la segunda colección prêtá-porter de la diseñadora romana al frente de la maison de Avenue Montaigne, que sigue buscando con respeto y estilo personal en el patrimonio Dior.
La colección entera juega con el azul, desde el noche que casi parece negro, hasta el celeste, pasando por todas sus variantes, alternándolas y juntándolas en contraste o en juegos de degradé. Notables son los sacos con capucha declinados en miles de formas, desde los cortísimos que van ajustados a la cintura a los mas largos de forma lineal. En el final, para cortar la palette de colores, aparece el oro en los vestidos de noche, todos bordados con las constelaciones tan amadas por monsieur Dior.
Delicadeza sea tal vez la mejor palabra para describir el empeño y el trabajo de Pierpaolo Piccioli para “Valentino”. En su tercera prueba en solitario, el creador italiano ha confirmado su autoridad con esta nueva colección invernal para la Maison. Desde los vestidos para el día a las famosas y bellísimas creaciones para la noche, el Valentino de Piccioli no es sólo maestria artesanal y excelencia histórica, sino una escondida y armoniosa delicadeza capaces de contar la fuerza y la belleza de una mujer. Los colores son rosa, verde agua, amarillo y lila, “nuances” (tonalidades) pasteles pensadas
para la estación lluviosa y gris.
La colección de Elie Saab se inspira en “Giselle” y el maravilloso mundo del ballet. Vestidos súper elegantes, súper femeninos, “chic” y sofisticados, son una prueba más que la firma sabe muy bien como vestir a las mujeres de todo el mundo. La elección de los colores va desde el negro al azul, dejando espacio a un intenso color púrpura, aunque no faltan las variantes mas soft como el rosa pálido. Los vestidos exaltan las formas femeninas, como se nota en los looks compuestos de polleras de tulle y corset que muestran transparencias sabiamente mezcladas y con detalles de encaje.
Alexander McQueen focaliza su colección 2017-2018 sobre un leitmotiv particular: la génesis de la moda, con una serie de prendas con flecos, inspiradas al estilo primitivo, géneros mas completos y vestidos patckwork. Sarah Burton, director creativo de la maison, ofrece un tributo a los ritos ancestrales, al Medioevo y al simbolismo primitivo.
Interesante resulta la colección para el invierno 2017-2018 que Issey Miyake ha presentado en el maravilloso Hôtel de Ville de Paris , con unas prendas más “easy-to-wear” que nunca. Los colores están robados de las piedras preciosas y varían desde el rubí a la amatista, y desde el esmeralda al ámbar. Las formas en esta colección son elípticas, fluidas y onduladas, en prendas que tienen dobladillos cortados siguiendo la líneas de lo caracoles. Todo es fluido en esta colección, todo cierra y todo se armoniza en un juego de líneas, colores y brillos iridiscentes. “Self –expression” es la palabra mágica que definiría el estilo de hoy: total libertad de mezclar elementos diferentes para construir un estilo personal. Chitose Abe para Sacai ofrece su versión del estilo actual con un guardarropa creado a través del ensamblaje de prendas clásicas, trasformadas en formas tan híbridas e innovadoras como portables. El “workwear” está unido al “daywear”, y lo “sportwear” tiene un estilo masculino, mientras el “skiwear” se trasforma en sastrería elegante. Un caleidoscopio virtuoso que demuestra la seguridad estilística de un designer con una visión única y original.