CHANEL: MODA A LA ANTIGUA GRECIA
MODERNO TRIBUTO EN PARIS
Chanel volvió a París para presentar su colección crucero 2018, después de haber conquistado Seúl, La Habana, Edimburgo, Dallas y Roma. Este año, la firma ha trasformado el Grand Palais en un templo griego en ruinas: el Templo de Poseidón de Cabo Sunión con vista sobre el mar Egeo, mediante una escenografía épica, poblada por diosas. Tal vez haya sido una elección expresamente en contraste con el enorme cohete súper moderno, cuya rampa para el despegue sirvió de escenario al desfile Otoño/ Invierno 2017-2018.
El “mood” de la nueva colección es “La modernité de l’ antiquité” o la modernidad de la antigüedad: “Grecia es el lugar de origen de la belleza, de la cultura, donde se difundió la libertad del cuerpo hoy en día desaparecida. Para crear el futuro no hay que olvidarse del pasado, ni de sus pequeños detalles”, explicó Karl Lagerfeld, director creativo de Chanel. Un pensamiento compartido por la misma Coco Chanel, quien en 1922 realizó las túnicas para la tragedia “Antigone”, escrita por su amigo Jean Cocteau, con la escenografía de Pablo Picasso, mientras que en la biblioteca de su departamento de Rue Cambon, velados por un busto de Venus, los poetas y los dramaturgos griegos y romanos, desde Homero a Virgilio y a Sófocles, descansaban al lado de los poetas del siglo XX.
Contrariamente a los dictámenes de la moda, Gabrielle Chanel impuso un estilo atemporal, un ideal clásico heredado de la antigüedad grecorromana que encuentra resonancia en la predilección de “mademoiselle” por las lineas puras, las mismas del clasicismo, que se encuentran en su moda libre de todo lo superflúo. Lagerfeld hubiera querido desfilar entre las verdaderas ruinas de Atenas pero, como para Gucci, no ha sido posible: por eso Grecia ha volado hasta París. Para construir la ambientación se necesitaron cincuenta artesanos y tres semanas para el armado con un resulta-
terracota y sobre todo hace brillar a los accesorios, uno de los descubrimientos más deliciosos de esta colección. Se lucen, entre todos, las sandalias en colores vitamínicos y con taco trabajado, y las coronas de laurel trasformadas en vinchas “must have”, con camelias escondidas.
En el backstage, ademas de las top models del momento, entre las cuales estaba la italiana Vittoria Caretti, nueva musa de Karl Lagerfeld, hubo dos capos de la belleza: el make up artist Tom Pecheux y el legendario hairstylist escocés (el preferido de Lady D) Sam McKnight. El tema “Greek Goddess” se tradujo en unos peinados semi recogidos con broches en forma de ramitos dorados embelleciendo cintas de raso negro, mientras el make up valorizó los ojos, alargados por un touch de eye-liner.
En un front-row rico en famosos, brilló Charlotte Casiraghi, siempre chic, con un elegante vestido longuette azul navy y el pelo recogido, un ejemplo perfecto del adagio “less is more” tan querido por “mademoiselle”. Al lado de Keira Knightley, Pedro Almodóvar, Isabelle Huppert y otras “stars” consolidadas, hubo una larga lista de jóvenes y “upcoming celebrities” que podrían convertirse en new icons rápidamente: desde Irene Kim, modelo e “influencer”, verdadera celebridad en Instagram, a Ellie Bamber, actriz británica que actuó en “Animales Nocturnos” de Tom Ford y que pronto volará a Tokio con la colección “Métiers d ‘Art” de Chanel (colección fuera del calendario que la maison presenta una vez por año en una ciudad diferente).
Según Lagerfeld, “hay un toque de modernidad en la antigüedad, una celebración objetiva de la femineidad que inspiró a la historia del arte y a todo el Renacimiento”. Por otro lado, como decía Oscar Wilde, la belleza es la única cosa contra la cual la fuerza del tiempo resulta vana porque lo que es bello es alegría para todas las estaciones y posesión para toda la eternidad. Exactamente como un saco Chanel.