“ASESINATO PARA DOS”: UNA OBRA QUE ENRIQUECE Y CELEBRA LOS SENTIDOS SANTIAGO OTERO RAMOS Y HERNAN MATORRA LOGRAN UNA DUPLA INOLVIDABLE
El arte de entretener tiene sus misterios. Pero cuando el talento es arrasado por la ductilidad de dos actores que se atreven a arrojarse desde lo alto a un abismo donde lo sostiene un texto contundente y una puesta creativa, el resultado se traduce en excelencia artística. En “Asesinato para Dos” - una obra que originalmente se estrenó en Chicago, en el 2011, en el prestigioso “Chicago Shakespeare Theater” y hoy se luce en la sala Muiño del CCGSM - el humor ácido e inteligente se conjuga con canciones que saben contar historias y no desaniman a la puesta. Todo lo contrario. El género policial – con mucho de suspenso, cine mudo, crudeza y escenas disparatadas- se potencia con la exigente y complicada dirección de Gonzalo Castagnino. Trabajar con dos actores que interpretan un guión para 14, parece una locura impensada (o un delirio) pero la magia del teatro lo puede todo, siempre y cuando, esa magia sea sostenida por excelentes actores. Y aquí los hay. El trabajo que realiza Santiago Otero Ramos es incalificable. Nadie podría imaginar lo que este actor compone, canta y transpira en el escenario. En él existen 12 personajes – hombres, mujeres, niños, ancianos, uno más creíble que el otro- que dejan perpleja a una platea que lo ovaciona y con razón. Santiago toca el piano, canta, baila, corre, gesticula y transforma su cuerpo de manera milagrosa. Su compañero, Hernán Matorra, se acopla con exactitud a un maratón de situaciones que aluden al formato “Hitchockriano”. Juntos hace una dupla que enriquece el texto escrito por Kellen Blair y la música de Joe Kinosian. La dirección musical de Gabriel Goldman – siempre justa, precisa y exquisita- y la iluminación de Gabriel Ascorti, junto a coreografías de Joli Maglio, construyen una enriquecedora pieza teatral donde – sin ser un musical, sin ser un “play” ni un concert de a dos- recorre todos los géneros para construir una unidad sofisticada y lúdica. Alguien mató a un escritor. Hay muchos sospechosos, cientos de dudas y claves para develar. Sólo dos actores (con mayúsculas) tendrán la responsabilidad de encontrar el culpable y convencer a la audiencia que en lo que hacen, nadie es mejor. HECTOR MAUGERI