“EVITA FUE UNA MUJER TRANSGRESORA”
LA SOBRINA NIETA DE EVITA Y LOS TRAJES DE LA PRIMERA DAMA
Sólo siete años de vida pública le alcanzaron para entrar en la historia universal y volverse un mito. A 65 años de su muerte, la figura de Evita sigue despertando pasión y tanto su legado político y social, como su costado más femenino—el de su relación con la moda— reafirman lo que siempre la caracterizó: ser transgresora.
Recorrer su vestuario es también recorrer las diferentes facetas de su vida y de su “transformación”; una experiencia que hoy puede vivenciarse al transitar la muestra renovada del Museo Evita, sobre la calle Lafinur, donde los trajes de María Eva Duarte de Perón siguen siendo los protagonistas. Allí, en la sala “La vida de Eva”, siete atuendos describen tanto a una “Eva adolescente”, con vestido de joven pueblerina y capelina, en su llegada a la Capital desde su pueblo, “Los Toldos”; como a la “Eva actriz” y “Eva en el mundo”, con el vestido que llevó al Vaticano, un diseño negro con larga cola, que se recogía en forma de manto para estar delante de Pio XII. También están la “Eva Primera Dama”, con su famosa capa Dior, la marca de moda que diseñaba en exclusivo para ella, “Eva y la Fundación”, que la muestra con un modelo a lunares de la argentina Marilú Bragance, trabajando en la fundación desde la que promovió la asistencia social, y ya con apropiados tailleurs, en su lucha por el voto
femenino,
“Evita tiene la vigencia que cosechó por su trabajo, su lucha y por defender con mucha coherencia a los más vulnerables y necesitados. Fue una mujer disruptiva, transgresora y moderna, un ícono de la época que cambió la lógica de la primera dama para volverla más activa. Su experiencia de actriz le permitía animarse a usar trajes, sombreros y pamelas de una forma mucho más arriesgada que las mujeres de su época. Se la criticó muchísimo por como se vestía o pensaba pórque, en realidad, lo que se le quería criticar era lo que hacía todos los días: darle derechos a los que no lo tenían”, afirma Cristina Alvarez Rodríguez, sobrina nieta de Evita, diputada de la nación y presidenta ad honorem del museo Evita, institu-
ción que cumplió 15 años y reinauguró su muestra permanente con nuevas salas y más recursos tecnológicos. “Dior dijo que a la única reina que había vestido fue Eva Perón. Creo que a él lo que le había impactado de Evita fue su versatilidad y audacia”, agrega.
Fue en la maison francesa donde crearon un maniquí con sus medidas—86-60-91— para poder probar las prendas adecuadamente. En su época de actriz, Eva se vestía con Paco Jamandreu, pero luego comenzó a frecuentar las mejores casas bonaerenses de costura, como Paula Nateloff o Henriette, hasta que finalmente viajó a París para sus primeros encargos a Christian Dior, Jacques Fath y Balmain. Le gustaban los vestidos con falda de vuelo amplio, los escotes halter y palabra de honor, drapeados y largas colas para la noche. No dudaba en exhibir grandes sombreros y ostentosas joyas y vestía con elegancia los trajes sastre, en general entallados y monocromos, que usaba como fetiche en las actividades sociales de su fundación.
Adquirió la moderna afición de acumular zapatos—su vestidor, dicen, llegó a tener más de 200 pares, con modelos hoy muy de moda como peep-toes y plataformas—y encargaba muchos a medida a André Perugia, una especie de Christian Louboutin de la época. Lucía sombreros de Casa Giulia y Rosé Descart y cuando Dior inventó el “New Look”, de cintura marcada y falda con volumen, Evita fue su primera embajadora. El maestro francés también la vistió en su muerte: cubierta por un vestido blanco de alta costura, sin otro accesorio que la medalla que Pio XII le había regalado, sus “descamisados” la velaron durante días.
Su melena rubia, recogida en un moño bajo, piel blanca y labios rojos se convirtieron en su sello. Gran representante de la estética de los años 40, Evita no fue una “fashion victim”, pero se convirtió en un ícono mundial de moda. Tras el golpe de 1955, su guardarropa fue confiscado; desaparecieron piezas valiosas, y hasta se arrancaron las etiquetas bordadas de sus diseños de autor. La familia tuvo que esperar hasta el regreso de la democracia para su restitución.