Caras

“VIVO PARA LA DANZA”

LUCIANO PEROTTO, DEL “COLON” AL MUNDO

- Por Daniel Ozan

Joven e intenso, con una carrera que vislumbra una proyección internacio­nal deslumbran­te pero con la humildad del que sabe que son sus primeros pasos, el bailarín Luciano Perotto (20) se presenta en la “Gala de Cierre del 8vo.Certamen Nacional de Danza” que será el 6 de septiembre en el Teatro Astral. Ansioso y expectante ante el debut en su país natal, luego de años de formación en el exterior, recibió a CARAS en un alto de sus ensayos en el Teatro Colón.

—¿Cómo decidió iniciar sus estudios de ballet?

—No lo decidí yo, en realidad me inscribió mi padre para el examen de ingreso al Instituto Superior de Danza del Teatro Colón. Fue una sorpresa haber entrado y ni bien comencé y vi lo que era ese mundo me di cuenta qué era lo que quería para mi vida. Por eso no me importó tener que viajar desde Lanús, donde residía mi familia, hasta el Colón donde las clases empezaban a las 7.30 de la mañana. Luego tenía que ir al colegio secundario y después seguir con las clases particular­es o preparando presentaci­ones del Instituto.

—¿Cuándo surge la posibilida­d de continuar sus estudios fuera del país?

—Siempre tuve la curiosidad de ver lo que pasaba en el exterior, conocer nuevas culturas y cómo todo eso influía en la danza. Empecé a concursar a los 13 años y un par de años antes de terminar el Instituto, gracias a mis maestros Cristina Aranjuelo Prieto y Sergio Yannelli, que me prepararon, me presenté para el “Prix” de Laussane y si bien llegué a las finales no lo gané pero me otorgaron una beca para estudiar en el “Barcelona Dance Centre” por un año. Con 17 años me fui a Barcelona y pude hacer numerosas giras por Europa y Estados Unidos y me formé con excelente maestros cubanos.

—¿Cómo vivió en lo personal ese primer paso al exterior?

—Fue duro y muy excitante al mismo tiempo; estaba cumpliendo un sueño pero también dejaba a mi familia que para mí es fundamenta­l. Mi madre estaba embarazada de mi hermana, que acabo de conocer y ya tiene 2 años. Las posibilida­des económicas de mis padres no permitían que yo sólo pudiera estudiar por lo que vivir afuera también implicó tener que trabajar en algo para sustentarm­e.

—¿Cómo llega a estudiar en los Estados Unidos?

—En la gira a ese país, en el 2016, me vieron bailar y los directores de la “Rock School for Dance Education” me ofrecieron una beca completa en la institució­n. Ellos me hicieron concursar en el “Youth America Grand Prix” , un premio muy importante para jóvenes bailarines. En New York y en las finales entre ocho mil bailarines quedé entre los primeros veinticuat­ro, lo que me brindó la posibilida­d de que me becaran otro año de estudios. Al año siguiente me volví a presentar y quedé en el lugar número doce, con la enorme dicha de poder bailar en el “Lincoln Center” para la gala de cierre del concurso.

—¿En qué momento llega al Bolshoi de Moscú?

—Me presenté a la “Competenci­a Internacio­nal de Ballet y Concurso de Coreógrafo­s del Bolshoi”. No podía creer llegar allí y encima que me propusiera­n bailar no sólo como solista sino que pidieron que fuera partenaire de una bailarina del Bolshoi. Encima de los nervios de concursar allí el hecho de llegar y tener sólo tres días para ensayar con alguien que no conocía y no hablaba el mismo idioma fue un desafío enorme. Bailamos “Diana” y “Action” y “Don Quixote”, en la categoría de 19 a 28 años, con otros concursant­es con mucha experienci­a y un gran talento. El concurso son tres rondas y haber llegado a la segunda fue para mi un gran logro, sobre todo por la palabras del jurado hacia mí. —¿De allí fue a Italia a otro festival? —Sí, ni bien volví a Filadelfia me llegó la invitación de Antonio Desiderio para presentarm­e en el “Festival de Danza y Arte Contemporá­neo” de Siracusa. Fue en el teatro Greco Romano y una sorpresa enorme que me otorgaran el premio al “Joven Talento en Excelencia de la Danza”.

—¿Cuáles son sus próximos planes en lo profesiona­l?

—Este último año en los Estados Unidos me dediqué no sólo a completar mi formación sino también a buscar trabajo como bailarín profesiona­l y acabo de firmar mi primer contrato con el “American National Ballet” de Carolina del Sur en los Estados Unidos. Estoy esperando todos los papeles y permisos de trabajo aquí para unirme a ese cuerpo de baile. Espero que sea en un mes.

—¿Cuál es el mensaje que pretende transmitir cuando baila?

—El mensaje que aprendí de chico de mis padres y de la religión budista que practicamo­s. Me gustaría transmitir en el idioma de la danza: esperanza, coraje y que con esfuerzo y voluntad se puede lograr aquello que anhelamos. Vivo para la danza. Yo siempre quise conocer, viajar y mis posibilida­des económicas no me lo hubieran permitido pero hacer lo que me apasiona fue la manera de cumplir ese sueño. También quisiera transmitir toda la gratitud que siento a mi familia, mis maestros , mi manager Eugenio Troisi y los mecenas que me permitiero­n llegar a los concursos internacio­nales como el doctor Alejandro Cordero y Gonzalo Bruno Quijano.

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