Caras

“LA INDIA ES MI SEGUNDA MADRE”

TINI DE BUCOURT: DE LA MODA AL RENACIMIEN­TO ESPIRITUAL

- Por Fabián Cataldo

Pide especialme­nte que digamos la edad que tiene y evitemos cualquier código de respeto a la coquetería. “Poné que el 12 de octubre cumplo 67 años, no tengo ningún problema en decirlo. Adoro la edad que tengo, quiero poner de moda la vejez—le confiesa a CARAS la ex Top-Model Tini de Bucourt, que a los 36 dejó de modelar—. Renuncié al otro día de mi cumpleaños y me despedí en el desfile de Gino Bogani, un gran maestro”, agrega. Hija de inmigrante­s, perdió a su padre a los 13 años, se casó a los 18 embarazada y a los 21 se divorció. Más tarde fundó su escuela de modelos profesiona­les, donde tuvo como alumnas a Dolores Barreiro, Carolina Peleritti y Florencia Raggi, entre otras. Pero un hecho marcó un antes y un después en su vida: su ex marido fue nombrado embajador uruguayo ante la India, Sri Lanka, Nepal y Vietnam. Y allá fue Tini, con un corazón llenó de prejuicios. “La India genera una enorme atracción por su misterio universal, pero también muchísimos prejuicios. Tiene muy mala prensa, una etiqueta de pobreza que no se la saca nadie. Pero es la tercera economía del mundo, allá eso se nota, pero quien nunca fue no lo cree. Tiene 1340 millones de habitantes, ¡es un mercado grosso! Yo tenía un montón de prejuicios, pero a mí me dieron unos cuantos ‘cachetazos de amor’. La India me bajó la altanería, yo era muy soberbia, ¡no sabés lo que me pulí! Terminé bajando el copete, con delicadeza, suavidad, con ejemplos. Siempre digo que la India es mi segunda madre, es callada y no manipula”, afirma la autora del libro “India Mía”, de Editorial Planeta, donde describe lo que aprendió en los 7 años que vivió en ese país, y en los 29 viajes que lleva realizado. Desde hace 35 años, De Bucourt se dedica a realizar talleres para mujeres, “para que aprendan a acercarse a su belleza real”, brindando conferenci­as por todo el país, y guiando grupos a la India. Además celebra la vida con sus hijos y nietos: Juan (47) —padre de Chiara (20) y Christian (17)—; y Cecilia (46) —madre de Sofía (12) y Noah (9)—.

—¿Qué significa la India para usted?

—Me voy a permitir robarle una definición al gran fotógrafo Steve McCurry (fotógrafo estadounid­ense del National Geographic). Lo conocí en la India hace un año y le pregunté por qué volvía todo el tiempo. Me contestó:“Es el único país que queda en el mundo donde cada día es una lección de humanidad”. Para mí la India es el lugar donde todavía hay vida real, donde conviven la riqueza más extrema con todo lo opuesto. En la calle se ve desde lo más radiante hasta lo más apagado, es un gran espejo de lo que uno es por dentro y no lo sabe. La India es movilizado­ra, maravillos­a, me conecta con una realidad que en occidente no la vivimos. En Europa es todo tan perfectito que no te podés imaginar que suceden otras cosas. Tampoco es el Congo, donde todo es pobreza. En la India está todo el abanico. Yo que vengo del mundo de la estética, nunca vi la belleza y los contrastes que hay en la India.

—¿La India cambió su concepto de belleza? —De la misma manera que una persona se va al extremo de volcarse a lo espiritual y medita catorce horas por día en una cueva, otros están obsesionad­os con lo fashion, con las grandes

marcas. Pero la verdadera belleza existe en cualquier ser humano, se expresa en alguien que no tiene máscaras, cuando realmente estás conectado con el entusiasmo, tu pasión en la vida, sea la moda, el arte, los deportes. Eso es lo que te da belleza. No tiene nada que ver con la altura, ni con el color de los ojos, ni con el pelo... En occidente hay un marketing para que la persona sea linda, pero la verdadera belleza no tiene nada que ver con eso. Es algo que va más allá del color y de la forma. De la India se vende mucho el mandala, las túnicas, las sandalias... Pero la persona que realmente es espiritual no lo dice, lo es. Lo demuestra con sus actos.

—¿Entonces hay una Tini de Bucourt completame­nte diferente? —Totalmente distinta. Porque tengo

menos máscaras, yo era alguien muy disfrazado. Amé mi profesión y le agradezco todo lo que viví, porque conocí gente increíble. Con mis colegas mantengo un vínculo lindísimo, las amo, son mis hermanas de la pasarela. Pero yo necesitaba mucho de la mirada del otro. Ojo que estoy hablando exclusivam­ente de lo que me pasaba a mí, por razones que tienen que ver con una historia personal con muchas carencias afectivas...

—¿Carencias?

—Perdí a mi padre a los 13 años, me quedé sin familia en Buenos Aires. Mamá era húngara y papá, mitad francés, mitad alemán. Llegaron a la Argentina después de la Segunda Guerra Mundial. Solo tenía a mi madre y a mi hermano mayor, que estudiaba en Europa. Me quedé casi huérfana de afecto ya que mamá entró en una terrible y entendible tristeza. Esto me llevó a casarme embarazada, a los 18 años...

—¿Y la India la rescató de ese pasado?

—En la India, donde nadie me conocía, aprendí a descubrir mis recursos y a darme cuenta de quién soy verdaderam­ente. Hoy me siento alguien mucho más real de lo que era. Antes dependía de los desfiles, de los programas de TV, de las revistas. Hoy no dependo de todo eso. Deseo convertirm­e en una mujer vieja y sabia. Súper arrugada pero con los ojos llenos de brillo. Una persona que no desarrolla su pasión se seca. Todos estamos en este mundo porque vinimos a hacer algo que nos llene de alegría. Pero si no nos animamos a poner en marcha lo que queremos, por temor a lo que opinen los demás, estamos en el horno.

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 ??  ?? La ex Top Model confiesa porqué, tras vivir 7 años en ese país, y visitarlo 29 veces, cambió su ideal de belleza y transformó su existencia.
La ex Top Model confiesa porqué, tras vivir 7 años en ese país, y visitarlo 29 veces, cambió su ideal de belleza y transformó su existencia.
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 ??  ?? Tini en el imponente City Palace, en la ciudad de Jaipur, capital del estado de Rajastán. Fue un ícono fashionist­a en la Argentina y ahora dicta talleres para que las mujeres descubran su espiritual­idad.
Tini en el imponente City Palace, en la ciudad de Jaipur, capital del estado de Rajastán. Fue un ícono fashionist­a en la Argentina y ahora dicta talleres para que las mujeres descubran su espiritual­idad.
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 ??  ?? De Bucourt en el desierto de Thar, en la frontera con Pakistán. La autora del libro “India Mía” confiesa que trabaja para ser “una vieja sabia, llena de arrugas y con los ojos brillosos”.
De Bucourt en el desierto de Thar, en la frontera con Pakistán. La autora del libro “India Mía” confiesa que trabaja para ser “una vieja sabia, llena de arrugas y con los ojos brillosos”.
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