“MI HIJA ES UN SER DE LUZ”
LULI SALAZAR: CARTA DE AMOR A MATILDA
Aun mes del nacimiento de Matilda, la vida me cambió muchísimo porque estoy dedicada 24 horas a ella . Relegué todo el tiempo que dedicaba a mí y sólo pienso en ella. Primero pienso en que mi bebé esté espléndida y después me ocupo de mí. Ella es el centro de mis pensamientos, de mis acciones, de todo. Cada vez que la veo me vuelvo loca porque no puedo creer que sea mía, es una sensación de ganas de comérmela. Es increíble lo que me genera, es divina. Matilda es un ser de mucha luz. Más allá de si es linda físicamente, tiene algo porque a todo lugar al que va genera que la gente quede embobada con ella. Tiene un magnetismo especial, dicho por mi familia también. Tiene algo que en parte tiene que ver con su historia, pero es un todo. Mientras hacíamos la producción de fotos, la fotógrafa y su asistente me decían que no podían dejar de mirarla. Es impresionante. Ella solamente llora cuando tiene mucho hambre. Me dio gracia que el enfermero, cuando nació Matilda, nos decía que cuando estaba en neonatología, Matilda lloraba a gritos cuando quería comer. También llora cuando la cambias, pero no siempre. Es una beba que no llora, es un placer, es buena hasta en eso. Dios, como madre primeriza, me ayudó.
Toda esta estadía se me hizo larga sólo en la previa de su nacimiento, porque llegué a Miami un tiempo antes. Pero después de que nació, el tiempo pasa rápido y de forma amena. Estoy lejos de mi casa junto a mis papás. Llegamos hace casi dos meses. Es la primera vez que estoy tanto tiempo en Miami. Estamos felices. Mi mamá no puede creer que quiera hacer todo yo. Hasta nos bañamos juntas, a ella le encanta, es un renacuajo, le suelto las patitas y ella sola flota y hace el movimiento de nadar, puro instinto. Mi mamá me ayuda mucho para dejarme descansar unas horas más. La viene a buscar a las 7:00 y me deja dormir un rato. De madrugada, siempre me despierto yo. Lo estoy tomando muy bien, pensé que podía ser más difícil. Tengo tiempo para todo, más allá de que me ocupe de ella. Hoy mi prioridad es ella.
Tengo ganas de llegar a Buenos Aires porque mi hermana mayor y mis sobrinos no la conocen, al igual que mis amigos. Por lo primero que quiero volver es por eso. Y también tengo ganas de que esté en su cuarto y podamos estar tranquilas. El cambio en mi vida tiene que ver con la cuestión de los tiempos. Pero no siento que Matilda me hizo cambiar mi vida en 180 grados. Lo que sí siento es que las prioridades no son las mismas. La clave es saber organizarse para llevar bien la maternidad siendo madre primeriza. Por suerte me tocó una bebé muy buena. Hoy no me imagino sin Matilda, vino para quedarse para siempre. Es mi bebé, no podría vivir sin ella. Era algo que necesitaba, mi gran deseo, por mí y por mis padres, quería que ellos pudieran disfrutarla siendo jóvenes. No quería esperar más, éste era el momento.