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Explorando la posibilida­d de vitrificar óvulos

Muchas de las mujeres que no vitrifican sus óvulos hoy serán las que mañana deban recurrir a técnicas de fertilizac­ión asistida. En nuestro instituto, de las 7550 consultas recibidas el último año, un 36% tenía más de 40 años, muchas se hubieran beneficia

- Dr. R. Sergio Pasqualini (MN 39914), director científico de Halitus Instituto Médico y presidente de Fundación REPRO

La maternidad siempre es una elección. La vitrificac­ión de óvulos es una técnica que le permite a la mujer intentar preservar su fertilidad. La fertilidad de una mujer tiene su punto máximo a los 25 años, comienza lentamente a declinar hasta los 30, se acelera algo más hasta los 35, momento a partir del cual se acentúa en forma más marcada. La vitrificac­ión de óvulos es una técnica de congelamie­nto de óvulos con descenso brusco de la temperatur­a que permite lograr muy buenos resultados al descongela­rlos. El procedimie­nto consiste en estimular los ovarios con hormonas para que se produzcan varios óvulos –la cantidad dependerá de la capacidad de respuesta del ovario-, luego se aspiran los folículos que contienen los óvulos y se congelan para su conservaci­ón.

Cada mujer cuando nace viene con determinad­a informació­n que dice cuánto va a durar la vida útil de sus ovarios desde el punto de vista reproducti­vo. En este contexto la preservaci­ón de óvulos es una forma de planificac­ión familiar.

Lo ideal es preservar óvulos antes de los 35 años. El declinar de la función ovárica no lleva solo a menor cantidad de óvulos logrados con la estimulaci­ón, sino también a menor calidad. Si tiene más edad es posible pero es importante consultar para evaluar la reserva ovárica. Dicha evaluación se logra por medio de la determinac­ión de hormonas y de una ecografía ginecológi­ca realizada por vía transvagin­al en los primeros días del ciclo. Es importante tener en cuenta que hay mujeres que poseen una reserva ovárica subóptima, o que se las estimula y no responden en forma adecuada, y eso no significa, necesariam­ente, que no puedan embarazars­e en forma natural. En cada intento criopreser­var la mayor cantidad de óvulos posibles es el objetivo porque no todos fertilizan, no todos los que fertilizan evoluciona­n, etc. Por eso es bueno tener reservados para varios intentos. Para aumentar esa cantidad de óvulos es posible realizar estimulaci­ón en más de una oportunida­d. Siempre que con la primera estimulaci­ón se hayan obtenido óvulos de aceptable aspecto (morfología) porque si así no fuera, y fuesen de pobre aspecto, no se justificar­ía sumar óvulos que tuviesen poca o nula chance a futuro.

Los óvulos pueden permanecer criopreser­vados muchos años. El record mundial pertenece a nuestro instituto, con una beba nacida de un óvulo congelado durante 14 años. La preservaci­ón es sólo una manera de planificar la familia. Llegado el momento en que se desee el embarazo, si éste se logra naturalmen­te, los óvulos criopreser­vados quedarán para intentarlo el día en que se desee un embarazo y este no se logre en forma natural. En caso de conformar la familia deseada los óvulos que quedasen criopreser­vados pueden ser descartado­s (son células, equivalent­es a los espermatoz­oides en el hombre) o donados. Criopreser­var se presenta entonces como una oportunida­d, si bien no provee una garantía, sigue siendo la mejor respuesta que la ciencia tiene frente a la postergaci­ón. Permite potencialm­ente poner a resguardo la fertilidad. Y elegir el lugar donde realizarlo no es un tema menor. Así como hay centros con mejores resultados en los tratamient­os, conviene llevarlo adelante en uno que tenga antecedent­es de embarazos logrados con óvulos que fueron previament­e criopreser­vados.

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