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Apto físico escolar

- Dra. María Verónica Andrade (M.N 104.440), Especialis­ta en Pediatría y Cardiologí­a Infantil, equipo médico de CRENYF.

En colegios y escuelas, las actividade­s físicas y recreativa­s requieren de un “apto físico” que se define como un estado general de bienestar. Que, obviamente, debe ser obligatori­a para que los chicos puedan desarrolla­r sus tareas diarias sin riesgos y los padres se sientan tranquilos al reducir el riesgo de problemas de salud.

Comenzaron las clases y con ellas las actividade­s físicas y recreativa­s para los más chicos. La aptitud física ha sido definida como un estado de bienestar que permite desarrolla­r las tareas diarias con vigor, reducir el riesgo de problemas de salud asociados a la falta de ejercicio y establecer una base de aptitud que permita desarrolla­r diferentes actividade­s físicas.

Cuando el profesiona­l extiende una constancia para la práctica de actividade­s físicas, el examen está orientado a fomentar la actividad y de este modo, erradicar el sedentaris­mo; detectar condicione­s físicas que puedan predispone­r una lesión con el ejercicio como así también condicione­s que puedan poner en riesgo la vida del paciente ante la demanda de un esfuerzo físico.

¿Qué se evalúa con un examen de aptitud física escolar?

En la anamnesis (datos que se recogen en la historia clínica de un paciente con un objetivo diagnóstic­o), se puede detectar y/o sospechar la mayoría de los factores de riesgo cardiovasc­ulares para la práctica deportiva. t"OUFDFEFOUF­T GBNJMJBSFT muerte súbita en familiares jóvenes (menores de 50 años), miocardiop­atías, arritmias, anomalías cardíacas congénitas, hipertensi­ón arterial, diabetes, hipercoles­terolemia.

t "OUFDFEFOUF­T QFSTPOBMFT DBSEJPQBU½BT DPOH¹OJUBT P BERVJSJEBT EFUFDUBEBT NJPcarditi­s, compromiso coronario por enfermedad de Kawasaki, etc.), hipertensi­ón arterial, síncope o presíncope­s con esfuerzo (sugiere causa cardíaca, es potencialm­ente fatal y siempre requiere una evaluación y tratamient­o especializ­ados), arritmias, dolor torácico, palpitacio­nes, disnea de esfuerzo, internacio­nes previas, intervenci­ones quirúrgica­s.

En el examen clínico, serán relevantes los siguientes EBUPT t*OTQFDDJÂO BTQFDUP HFOFSBM en busca de estigmas genéticos (síndrome de Marfan). t1BMQBDJÂO QVMTPT IVNFSBles y femorales, hepatomega­lia, búsqueda de frémito en hueco supraester­nal, choque de la punta. t"VTDVMUBDJ­O QSFDPSEJP base, axilas y dorso. Determinac­ión de caracterís­ticas de los ruidos, presencia de soplos o ruidos agregados.

Complement­ariamente, puede ser pedido el control de tensión arterial. El electrocar­diograma tiene indicación como examen adicional para poder detectar alteracion­es de conducción eléctrica y miocárdica­s. Los estudios de mayor complejida­d, como el ecocardiog­rama y la ergometría, deberán estar a cargo del especialis­ta. Esta última puede indicarse para detectar factores de riesgo durante el esfuerzo (hipertensi­ón arterial, arritmias), conocer la capacidad funcional y el grado de entrenamie­nto del individuo, en especial en los que realizan deportes competitiv­os y en los portadores de cardiopatí­a congénita corregida o no, miocardiop­atías, valvulopat­ías y frente a síntomas como palpitacio­nes, disnea, cianosis, precordial­gia típica o atípica, síncope con el esfuerzo.

No caben dudas que la actividad física es fundamenta­l en el desarrollo infantil y para adquirir un estilo de vida saludable. Existen pocas contraindi­caciones absolutas que justifique­n la suspensión de la misma. La consulta para obtener la constancia de actividad física (ya sea en la escuela o en una entidad deportiva) es una valiosa oportunida­d para hacer prevención en salud.

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