LA EPICA NAUTICA DE CHANEL
MODA MARINERA Y CON UN GUIÑO MILENNIAL
Después de haber reconstruido la atmósfera de un café del hotel Ritz de París (por mucho tiempo la casa de Coco Chanel) y después de habernos llevado a una realidad distópica, creando un supermercado del lujo, esta vez Karl Lagerfeld elige hacernos embarcar en la nave “La Pausa”, la versión náutica de la célebre casa de mademoiselle Gabrielle. Un nombre que es sinónimo de lujo: “La Pausa” ha sido la residencia en Roquebrune Cape-Martin ( Costa
Azul) que la misma mademoiselle hizo construir en 1930 y que fue el refugio de amor para ella y el duque de Westminster, Hugh Grosvenor. Además fue el retiro espiritual para amigos como Jacques Costeau y Salvador Dalí.
Un transatlántico de más de cien metros creado para presentar la colección “Cruise”, en una velada que reunió a 960 invitados debajo de los vidrios del Gran Palais y con 83 modelos desfilando alrededor del barco, entre los ecos de las gaviotas y luces entre la niebla. Hoy en día, las colecciones “Cruise” o “Resort” son comunes en muchos “brands”, pero hay que reconocer que Chanel fue de las primeras en pensar en prendas para vacacionar; creando su primera colección en 1913. Y que fue Lagerfeld quien retomó el concepto de “Cruise Collection” en 1983, cuando tomó el mando de la maison como director creativo. En el pasado, Chanel eligió apuntar hacia el concepto de evasión presentando sus colecciones en lugares como la Habana, Venecia o Seúl, pero en los últimos años se ha empeñado en sostener a la ciudad de París, que vio caer la cantidad de turismo a causa de los atentados
del 2015.
Durante el pre-show, varios periodistas recibieron como atención unas remeras (rosa para las mujeres y azul para los hombres) con el diseño de un transatlántico, mientras a los directores y a los invitados se les ofreció un frasco de la fragancia “La Pausa”, creada en 2007. Karl Lagerfeld no suele buscar en los archivos de la maison para homenajear a la fundadora de la “griffe”: su devoción reside en mensajes subliminales y la colección “Cruise” 2019 no es una excepción. Gabrielle tenía una relación con el mar muy fuerte: fue ella, de hecho, la primera diseñadora en crear trajes de baño que la “high society” de la época recibió con entusiasmo.
El tributo a la mítica Coco se entrelaza con la introducción de nuevos elementos en el guardarropa del “brand”, que parecen dirigirse a la generación Millenials. Los noventa looks de la colección mezclan perfectamente lo icónico con lo contemporáneo, en un juego continuo de referencias a la tradición, sobrepuestas o juntas, a las tendencias más fuertes. Así vemos una catarata de bijoux con la inconfundible doble C lucirse con el “distressed” jean y a los vestidos de corte acampanados presentados con los shorts de ciclista tono sobre tono
No es la primera vez que Lagerfeld propone el tema marinero en sus desfiles, y esta vez el estilo es fresco y dinámico como su fundadora: looks que recuerdan la tradición de la casa Chanel, pero de cortes modernos como la “box jacket”, que se convierte en un cross top, los mini vestidos livianos y las remeras con el “logo”. La boina tiene la tarea de unir cada look de la colección: un detalle divertido con las prendas estilo marinero, mientras a los vestidos de seda les regala un toque más décontracté. El conjunto de top y falda separados, que dejan descubierta sólo una sutil línea de piel, viene presentado en diferentes versiones, ya sea para la noche como para el día. Uno de los “leit motiv” del show ha sido la imagen en blanco y negro del crucero tanto en prendas como en carteras: un detalle que se convertirá en el nuevo fetiche de influencers y fashionistas y que, como otros en esta colección, toma inspiración del estilo “optical” y del vorticismo ( movimiento artístico nacido en Inglaterra a comienzo del siglo XX).
La influencias son eclécticas y se desarrollan junto a las omnipresentes tendencias del “streetwear”; que van desde el jean descosido hasta los clásicos conjuntos de tweed. No faltan los coordinados en cuero con chaqueta “bomber” y coulotte pants,
prendas en denim de allure casual, y vestidos de noche en paillettes que juegan con los matices del celeste y azul. Hay pantalones amplios y otros a rayas “mariniére”, T-shirt con estampados y blazers over y cruzados, también poleras con monograma y faldas sueltas y longuette. Todo presentado con zapatos “Mary Jane” (trend que vuelve) y medias blancas de “mood” monacal. No falta la que era la divisa de viaje de Coco: un maxi blazer con botones en contraste y los amplios shorts de corte masculino. Y si de día el look es el de una marinera Millennial, para la noche de gran gala la palabra de orden es brillar gracias a largos vestidos de profundo escote cubiertos de palliettes, como para zambullirse en el glamour de los años veinte.
Las carteras, de todo tipo y dimensiones, van desde las clásicas matelassé a las nuevas “mini bag”, redondas y con estilo “salvavidas”. Sobre la pasarela, como siempre, las top models más cool y deseadas de las últimas temporadas: Gigi Hadid, Bella Hadid, Kaia Gerber, Adut Akech, Stella Lucía y Stella Maxwell. Sobre el final, Lagerfeld ha salido a saludar al público junto a Virginie Viard, su brazo derecho desde hace mucho tiempo. Un momento que raramente ha compartido con alguien, con la única excepción de su ahijado Hudson. El hecho ha inmediatamente llevado a pensar en una posible previa de la sucesión de Lagerfeld, una opción que sería comprensible después de un reinado exultante y proficuo a lo largo de treinta y cinco años al frente de Chanel, la casa de moda de lujo de mayor éxito del mundo. En el front-row y aplaudiendo el último grandioso invento de Karl estuvieron sus musas: las inglesas Kristen Stewart y Cara Delevingne, la actriz australiana Margot Robbie, Lily Rose Depp (hija de Johnny Depp), Katy Perry y Caroline de Maigret. Todos subieron luego al “fashion boat” para un after show junto a la cantante francesa Corine, en una auténtica vuelta al glamour del disco; la cereza de la torta en el enésimo mastodóntico y logradísimo fashion show firmado Chanel.