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Meghan eligió a Waight Keller por su estética elegante y sin tiempo, la calidad sartorial impecable y el “mood” relajado: las dos trabajaron juntas sobre la realización del vestido “que encarna una elegancia minimalista sin tiempo que se refiere a los códigos de la icónica casa de Givenchy, y resalta la habilidad artesanal de su famoso atelier de alta moda parisina, fundado en 1952” (así se leyó en el comunicado oficial). La preciosa tiara de brillantes que lució la novia es la famosa “Queen Mary” que perteneció a la reina María, esposa de Jorge V y abuela de la reina Isabel. La joya, que fue realizada en 1932, es más importante que la que lució Kate en su casamiento, pero que resaltó la simpleza del vestido. Para la ocasión, Meghan cambió de lugar el anillo de compromiso con el fin de dejar libre la mano izquierda para el alianza nupcial. Una curiosidad es que los anillos de los novios no son idénticos, de hecho la alianza de Meghan se realizó con oro del Gales y es un regalo personal de la reina Isabel, mientras que el anillo de Harry es de platino trabajado. Los discretos aros y la pulsera rígida cubiertos de diamantes que lucía Meghan eran de Cartier. La música de la ceremonia abarcó bien desde el compositor Thomas Talls, hasta “Stand By Me”, de Ben E. King, pasando por Bach, Heandel, Schubert, Faurè y Widor, todos tocados por diferentes compañías de músicos, como el Coro de la Capilla St.George y un coro de música góspel.
La tiara de diamantes y platino perteneció a la Reina Mary y se creó en 1932.
Luciendo un discreto “robe manteau” amarillo claro de su diseñadora preferida, Sarah Burton para Alexander McQueen, la misma que diseñó su vestido de novia y el del casamiento de su hermana Pippa, Kate Middleton siguió la ceremonia en la Capilla sentada al lado de Camila. La duquesa de Cambridge llevaba también un sombrero de Philip Tracy, el creador de sombreros preferido por la aristocracia, y zapatos firmados Jimmy Choo, el diseñador más elegido por las invitadas al casamiento. Kate ya había lucido la prenda dos veces, una en ocasión del bautismo de Charlotte, y la otra para el cumpleaños de la reina Isabel: fue un detalle que no pasó desapercibido.
Entre los primeros invitados en llegar a la capilla St.George estuvo Oprah Winfrey, enfundada en un ajustado vestido rosa claro firmado por Stella McCartney. Mismo color para el vestido signee Versace de Serena Williams, la “celestina” que presentó a los novios y
que llegó acompañada por el padre de su hija, Alexis Ohanian. Victoria Beckham lució un look total blue, el mismo color que ya había elegido para el casamiento de William y Kate, esta vez con un detalle de color gracias a los zapatos naranjas. Pareja bellísima y súper chic fue la del cantante inglés James Blunt y su esposa Sofia Wellesley, él con un “tight” impecable y corbata azul, y ella en perfecto estilo British, con
Momento Hollywood. Los duques de Sussex abordaron un Jaguar E-Type del 68, que condujo el príncipe, al estilo James Bond.
vestido estampado con flores y sombrero color crema. El “cast” entero de “Suit”, la serie en la cual actuaba Meghan, estuvo presente en el casamiento, empezando por Gabriel Match, el abogado Harvey Specter y Sex Symbol de la serie, luciendo un “tight” con corbata bordeaux y lentes negros. Estuvieron Gina Torres y Sarah Rafferty, que interpreta a Donna Paulsen, la “colorada” de la serie de TV, con vestido azul con enormes mangas firmado por Lanvin y “fascinator” con velo. Y después Patrick J. Adams, el Mike Ross casado con Meghan cuando ella era Raquel Zane, y Rick Hossmann (Louiss Litt en la serie), él muy elegante con un “tight” gris. Mismo color para el actor George Clooney que fue con su esposa Amal, que lució un total look amarillo estridente de Stella McCartney, sin duda una elección atrevida.
La velada en Frogmore
House, un “casino” del siglo XVII utilizado por la Familia Real para fiestas privadas, fue el evento para concluir el día del Royal Wedding. El ingreso estaba reservado solo a 200 invitados, entre amigos y familiares muy cercanos, que llegaron a la locación en un autobús de dos pisos.
Harry, muy atento a la privacy, no permitió la presencia ni de medios ni de fotógrafos a la fiesta: seguramente la Familia Real sabe muy bien que determinadas situaciones tienen que ser públicas por la gran atención que genera en la población, pero Harry y Meghan quisieron vivir el último momento de su día con tranquilidad y privacidad. Las fotos de la pareja saliendo del castillo de Windsor fueron a bordo de un Jaguar. Meghan lucía en el anular de su mano derecha un anillo con una aguamarina que había pertenecido a Lady D.: un gesto más del segundogénito para recordar a su adorada madre. El destino del viaje de Luna de Miel, aún sin fecha definida por compromisos oficiales de la pareja, será Africa, lugar por el cual Harry tiene una gran pasión. Parece que el viaje que tendrá como destino precisamente Namibia, será un regalo de Meghan para su marido, hecho justamente en virtud de su gran amor por ese continente.