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“ES UN HONOR DIRIGIR A MI HIJO ACTOR” JAVIER DAULTE Y AGUSTIN

- Por Fabián Cataldo (Producción: Fernanda Vaudagna)

El legado de talento se transmite de padres a hijos en forma sutil, misteriosa, progresiva y hasta inesperada. Por eso, el autor y director teatral Javier Daulte (55) no puede explicar muy bien cómo hoy, su hijo Agustín (23), ya brilla sobre los escenarios, a partir de sólidos pasos como actor. Aunque algo sospecha. “Como papá hice lo que pude. Cuando Agustín era chico, yo viajaba mucho a España y pensaba que eso no era bueno para su crianza. Si bien me separé de su mamá, Kate Rosas, cuando él tenía 5 años, ella fue una persona con la que siempre tuve una buena relación. Fue una muy buena madre para que yo pudiera ser un buen padre. Creo que si soy un buen papá es porque somos una buena familia, con los que estamos y con los que estuvieron. Los resultados están a la vista: ‘Agus’ hoy hace lo que le gusta y se vincula muy bien con la gente. Debe ser porque hice algo bien, y por supuesto, porque él también hizo bien su parte. Igual uno siempre se cuestiona cosas y sabe que algunas veces se va a equivocar. Pero lo más importante es el amor”, afirma Daulte, en su hermosísim­a casona del barrio del Abasto, donde vive con su hijo. El emblemátic­o director está en este momento con cuatro obras en cartel: “Los Vecinos de Arriba”, “Ni con Perros ni con Chicos”, “Clarividen­tes” y “Siniestra”. Por su parte, Agustín está protagoniz­ando la obra “Hidalgo”, con dirección y dramaturgi­a de María Marull.“Es la cuarta obra en la que actúo. Cuando terminé el colegio, no sabía dónde meterme, y en el momento en que estaba más confundido, me salió la primera obra llamada El Origen, con Silvia Gómez Houston. Ese estreno fue para mí un antes y un después. Igualmente, que mi papá sea Javier Daulte afecta en todo, explica el joven.

—Javier, ¿soñaba con dirigir a su hijo?

Si papá me hubiera dirigido antes, hubiese sido más su hijo que un actor. Ahora es como conocernos de nuevo.” (Agustín Daulte)

J.D: Hasta ahora no se había dado, pero ya estamos ensayando una obra que se llama “Valeria Radioactiv­a”, que estrenarem­os a mitad de año. Siento que hoy a Agus lo puedo dirigir y decirle cosas, porque hace unos años no hubiera podido. Habría sentido que lo estaba exponiendo y sobre-exigiendo. Hoy está más maduro, tiene más experienci­a. Ya demostró en el escenario que es muy talentoso, y ahora no tiene que demostrarm­e nada en un ensayo. Destaco su plasticida­d emocional, su compromiso, su profesiona­lismo. Agustín desde muy chiquito conoce lo que es un ensayo. Sabe que un actor se tiene que aprender el texto, porque me enojo mucho si los actores no se lo aprendiero­n. El compromiso serio con el trabajo ya lo tenía a los 18 años. Sabe involucrar­se con el personaje, con la situación, estar vivo en el escenario.

—No puede disimular su orgullo y alegría...

J.D: Para mí, la alegría más grande es que él sepa lo que le gusta. Y dentro del descubrimi­ento de esa vocación, después hay más deta-

lles. Ya habrá tiempo para que lleguen los contratos con más dinero, ahora está pudiendo dedicarse cien por cien a la actuación. Creo que está aprovechan­do ese privilegio. A.D: Si papá me hubiera dirigido antes, hubiese sido más su hijo que un actor. Ahora, al dirigirme, es como una forma de conocernos de nuevo. La primera vez que actué lo hice en la primaria, era un telefilm de Canal 7 que papá dirigía y escribía. Me preguntó si quería actuar, le dije que sí, pero no sabía bien de qué se trataba. Tendría 12 años. Papá me decía que era para que yo supiera a qué se dedicaba. Como director, mi padre es muy claro para comunicar lo que necesita en cada ensayo. Ve antes lo que los actores vamos a terminar haciendo, aunque todavía no nos salga. Nos hace trabajar en equipo y promueve que demos lo mejor de cada uno. —Usted Javier, ¿Ya le veía condicione­s a su hijo para la actuación? —J.D: Lo veía que estaba confundido, que terminaba el secundario y no sabía qué hacer con su vida. Hizo algunos talleres de actuación, lo llamaron para realizar esa primera obra, y yo veía que de los ensayos volvía iluminado. ¡Por el solo hecho de haber ensayado! Yo sabía que desde ese primer estreno iba a decidir dedicarse a la actuación. Y así fue. Después le recomendé que fuera a la Universida­d de las Artes, lo que era el antiguo Conservato­rio. —¿Nunca estudió con usted? —J.D:Sólo una vez tomó un seminario conmigo, aunque siempre trato de estar cerca de él. Prefiero disfrutar más de ser el papá de Agustín y no tanto Javier Daulte dándole consejos. Igual, si tengo algo para decirle, lo voy a hacer. Por eso me gusta que haya hecho sus primeros trabajos con otros directores, aunque ahora ya estamos ensayando en la primera obra en que lo voy a dirigir. Es un lugar que se ganó trabajando y no simplement­e por ser mi hijo. Ahora hay entre nosotros una relación profesiona­l y vincular afectiva lo suficiente­mente buena para poder trabajar juntos. Yo lo puedo exigir, y él me puede escuchar. No tuvimos demasiados ensayos aún, pero también es una nueva forma de conocernos. Por más que seamos padre e hijo. —Agustín, ¿Qué actores lo inspiran? —A.D: Me encantan Rodrigo de la Serna, Darío Grandinett­i, Robert Downey Jr., y de las mujeres, Emma Stone. —Javier, ¿Cómo tomó Agustín su decisión de casarse (con Federico Buso) hace más de dos años? —J.D:Con “Fede” hace quince años que nos conocemos. Agus lo conoce desde que era chico, pero por supuesto descubrió que éramos pareja cuando lo hablamos. Fue en un momento en que con Fede nos habíamos separado, después nos reconcilia­mos y nos casamos (Risas). En otras circunstan­cias, en otro tipo de esquema familiar, a lo mejor hubiera sido más difícil tratar el tema. El contexto de nuestra familia ayuda, también a qué nos dedicamos, el hecho de que estamos en un ambiente de teatro, donde se supone que tenemos la mente más abierta. —¿Qué heredó Agustín de usted? —J.D:Le veo cosas que pasaron de mi papá a él. El conoció a su abuelo, sacó de él la diplomacia del suizo, la buena educación, mucho de lo que mi padre quería que yo aprendiera. No sé si yo las incorporé, pero sí las veo en Agustín. —¿Qué sueña para su hijo? —J.D:Que sea el mejor, que le lleguen los proyectos que le brinden la oportunida­d de brillar, que tenga reconocimi­ento, que sea feliz, que encuentre a la persona a quien amar y que lo amen. ¡Y que tenga hijos y me convierta en abuelo! (Risas).

“Deseo que mi hijo tenga reconocimi­ento actoral. ¡Y me convierta en abuelo!” (Javier Daulte)

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 ??  ?? Javier Daulte, que actualment­e tiene cuatro obras en cartel y dirigió a los mejores actores de la Argentina, confiesa que hoy puede dirigir a su hijo porque lo ve más maduro y con plasticida­d emocional.
Javier Daulte, que actualment­e tiene cuatro obras en cartel y dirigió a los mejores actores de la Argentina, confiesa que hoy puede dirigir a su hijo porque lo ve más maduro y con plasticida­d emocional.
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