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“A JIMENA SOLO LA PODES ADORAR”

RODRIGO ROMERO EN LA PIEL DE "EL POTRO" HABLA DE SU AMOR POR LA BARON

- Por Kary López (produción : Alejandro Luciani)

“A Rodrigo lo construí desde el amor y el fanatismo. Sé cómo levantar una casa, pero ahora descubrí mi vocación.”

La suya, dice, es “una película dentro de otra película” y en esa afirmación hay mucho de cierto. Y es que la vida de Rodrigo Romero (30), un ex albañil cordobés que jamás había actuado o cantado transcurrí­a, hasta pocos meses atrás, muy lejos de cualquier set de cine o televisión. Pero un parecido asombroso con su ídolo desde la niñez, ese que le inculcó su madre, y un casting que lo convocó desde Facebook, además de un talento innato, le cambiaron el rumbo de manera inesperada.

Elegido entre más de 500 aspirantes, Romero no sólo logró ponerse en la piel del afamado cuartetero sino que en “El Potro, lo Mejor del Amor”, la esperada biopic de Rodrigo Bueno que acaba de estrenarse, logra una composició­n que despierta tanto elogios como emoción. Con el sello de Lorena Múñoz, la directora detrás de la exitosa “Gilda. No me Arrepiento de este Amor”, la película cuenta además con un elenco de figuras: Florencia Peña, como Betty Olave. madre de Rodrigo, Fermán Mirás, en el rol de “El Oso”, su representa­nte, y con Jimena Barón en el personaje de Marixa Balli, uno de los grandes amores que marcaron la vida del cantante cordobés.

“Fue muy emocionant­e verme, por todos los condimento­s que tiene: el poder hacer de mi ídolo y el de mi vieja, porque ella lo seguía desde que Rodrigo era conocido como ¨El bebote¨, y el tener la posibilida­d de actuar y conocer Buenos Aires. Fue toda una aventura”, admite Romero, quien en febrero dejó su vida en Córdoba para instalarse en Buenos Aires y comenzar con el exigente proceso para interpreta­r a Rodrigo. “La primera vez que lo ví fue en el Club Central Argentino, en Río Cuarto, de donde soy. Me acuerdo que tenía una remera negra, bien apretada al cuerpo, unos jeans claros y sus botas de serpiente, toda la facha. Fuimos a comprar las entradas anticipada­s con mis viejos, a ¡8 pesos! ”, rememora.

“Empecé a imitarlo en mi pre-adolescenc­ia. Yo también usaba el pelo largo, después cortito. Cuando Rodrigo falleció, yo entré en primer año, el único año del secundario que hice. Ahí fue cuando empecé a convivir con ser parecido a él. Me lo decían y jugaba a ser él, pero nunca se me ocurrió hacerle un tributo o cantar. A Rodrigo lo construí desde el amor y el fanatismo. Desde que lo conocí y hasta hoy no hay un día que no lo escuche. Siempre hay un tema de ¨Ro¨”, reconoce. Tanto él como sus

parientes tuvieron que firmar un contrato de confidenci­alidad para la película. “Yo vengo de familia trabajador­a. Tuve todas las posibilida­des, porque era un pibe muy capaz y en la primaria hasta tenía un promedio más alto que el abanderado, pero ¡era un indio! Pude zafar durante la primaria, pero ya en el secundario no, porque me echaron”, cuenta con humor Romero, quien al igual que Rodrigo también dejó los estudios en primer año. “La diferencia es que a él no lo echaron, ¡se fue solo!”, agrega entre risas. Para esa misma época, los padres de Romero se separaron y entonces le tocó al mayor de la casa salir a trabajar: “Me quedé como el hombre de la casa, porque esa fue la tarea que me dejó mi viejo antes de irse. Se fue y empecé a laburar de lo que había. Laburo desde los 13 años en la construcci­ón y hoy sé como levantar una casa. Hice un poco de plomeria y trabajé como obrero en general y como pintor. A los 15 también lo hice en una verduleria y hasta en un frigorífic­o de pollos. La calle está”, afirma el debutante actor.

Los afiches de “El Potro, lo Mejor del Amor” se ven en todo el país y la polémica por cómo se eligió contar la historia del cuartetero ya explotó y así y todo Romero dice que aún no entiende la magnitud de lo que hizo. “Y está buenísimo porque siempre fue como un juego; aún sabiendo la seriedad del proyecto. Me comprometí al 100 por ciento. Descubrí el actuar y cantar y me gustaria poder vivir del arte, pero entiendo que es un camino largo y, como novato, la clave es estudiar; quiero aprender de todo. Estoy con la cabeza abierta”, confiesa.

Padre de tres chicos, Rubí, Ryan y Romeo, de parejas anteriores, Rodrigo reconoce cierta rebeldía y un pasado con algunos claroscuro­s. “Tuve mi época de rock and roll. Vengo de un barrio muy humilde, que hoy está bien pero años atrás era muy picante. Yo era el chabón que se cagaba a trompadas en la calle. Tengo mis vivencias, pero con todo ésto descubrí un nuevo Rodrigo. Uno que me gusta más y que a mis hijos y viejos también les va a gustar más. Quiero agarrar a ese nuevo Rodrigo que la vida me pone adelante. Aunque no sé cómo va a seguir ésto, descubrí una vocación”, se sincera.

Una vez elegido, Rodrigo trabajó

“Rodrigo era el ídolo de mamá. Lo imitaba de chico, pero nunca se me ocurrió hacerle un tributo o cantar.”

“Tuve mi época de rock and roll, pero con todo ésto descubrí un nuevo Rodrigo. Uno que va a gustarle más a mis hijos. ”

muy duro junto a dos coaches que lo entrenaron como actor—Maria Laura Berch y Tati Rojas—y también lo hizo vocalmente para cantar los temas del cuartetero. Lorena Muñoz, directora del filme, no hace más que elogiar su desempeño en una película que fue recibida con excelentes críticas tras su estreno. Además de contar los inicios de Rodrigo, la relación con su padre, la fama y sus romances, la biopic no escapa a los excesos que estuvieron presentes en su vida. “Rodrigo fue feliz porque tocó el cielo. Eso es lo que quería y logró. No debe haber sido fácil ser quien era ¿Qué era lo que entristecí­a? Posiblemen­te muchas cosas, entre ellas, el no poder estar con su hijo y la prensa dañina de aquel entonces. También las mujeres suelen enloquecer y lo digo en primera persona, porque me ha pasado. Hizo más que suficente para ser lo que es: hoy Rodrigo es Patria”, dice Romero.

Para que el largometra­je fuera una realidad, Ramiro Bueno (20), hijo del cantante y Patricia Pacheco, debió ceder los derechos de la historia. Una vez superada esa instancia, el joven también accedió a participar en la película, como uno de los músicos de su padre. “Me parece que mientras yo iba haciendo el casting, a él le mostraban los candidatos. Tuvimos la oportunida­d de conocernos y compartir la filmación y hoy en día Ramiro es un amigo más, de esos hermanos que te da la vida. Anoche, por ejemplo, hablamos hasta las tres o cuatro de la madrugada. A veces también salimos a bailar. Para mí, tenerlo cerca a Rami es lo más cerca que puedo estar de mi ídolo. Soy un afortunado. Hemos llorado, hemos reído; la verdad que es un pendejaso, lo adoro”, admite con emoción evidente.

“Siento que, al igual que Rodrigo, a mí me gusta provocar y gustar; andar bien empilchado, porque soy un tipo coqueto, como lo fue él. Después, puedo decir que físicament­e soy la versión copetín de Rodrigo”, agrega sin dejar de reir Romero, para luego confesar que la escena que más le costó hacer fue la del trágico final de Rodrigo. Cómo si algo más faltara en toda esta “aventura”, su debut en cine también lo sorprendió con una relación amoro--

¿Si tenemos una relación libre con Jimena? Puede ser. Es una flaca a la que sólo podés adorar.”

sa con su compañera de elenco: Jimena Barón.

“Sí. La película me trajo una novia. Jimena me gustaba desde mucho antes. Cuando me enteré que ella iba a hacer de Marixa Balli me volví loco. La conocí en marzo, en el Día de la Mujer, y me quedé deslumbrad­o, porque es...una potra. Nos fuimos conociendo, fueron pasando cosas y nos terminamos enganchand­o. Tuvimos un noviazgo de unos cuántos meses, para el ámbito de afuera fueron dos pero la verdad es que fueron algunos más. Y se terminó hace poquito, hace unos días. Reencuentr­os habrá siempre porque nos adoramos. Es una flaca a la que sólo podés adorar”, asegura Romero. La pareja blanqueó su amor en julio y en las playas de Río de Janeiro, pero a las pocas semanas la relación llegó a su fin.

“Creo que esto que me toca vivir a mí y la exposición que ella tiene generan tiempos en los que que nos cuenta acompañarn­os. Y que yo, que estoy en esta burbuja, también puedo hasta meter la pata. Nos separamos en buenos términos, pero nos vemos y hablamos todo el tiempo. ¿Si tenemos una relación libre con Jimena? Puede ser”, reconoce con picardía el actor, quien no declina en su deseo de reconquist­ar a su ex: “Jimena describe que somos amigos, pero yo le dije que nunca vamos a ser amigos. El amor te lleva a persistir. Es que yo no imagino no verla, no hablarle. La extraño y creo que ella también a mí ¿Quién sabe? Antes de ayer estaba levantando paredes y hoy estoy trabajando de actor, de novio con Jimena Barón por Brasil y mañana tal vez estoy de nuevo en la obra. Pero ¿sabés qué? No creo que pase eso porque lo que viví me gustó mucho y lo quiero intentar. La caradurez fue lo que me trajo hasta acá”.

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 ??  ?? Romero creció en Río Cuarto, Córdoba. Trabajó desde los 13 en la construcci­ón, también en una verdulería y hasta en un frigorífic­o. Su debut en la piel del cuartetero, sorprende.
Romero creció en Río Cuarto, Córdoba. Trabajó desde los 13 en la construcci­ón, también en una verdulería y hasta en un frigorífic­o. Su debut en la piel del cuartetero, sorprende.
 ??  ?? El sueño del fan: hacer de Rodrigo. Con un notable parecido con él, Romero revivió una de las fotos de “El Potro” para CARAS, en la cúspide de su carrera.
El sueño del fan: hacer de Rodrigo. Con un notable parecido con él, Romero revivió una de las fotos de “El Potro” para CARAS, en la cúspide de su carrera.
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Vestido como boxeador, Romero posó como lo hiciera Rodrigo durante 13 noches consecutiv­as en el Luna Park. Carismátic­o, el debutante actor dice que comparte con el cantante la rebeldía y el ser provocador. Su caradurez, confiesa, fue lo que lo trajo hasta acá.
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Una aventura, un rodaje y un amor. Romero y Jimena Barón, que interpreta a Marixa Balli en “El Potro, lo Mejor del Amor”, vivieron un noviazgo intenso. Dicen estar separados, pero la complicida­d es evidente.
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