CUMBRE DE ESTILO
AWADA, ANFITRIONA EN VILLA OCAMPO
Villa Ocampo fue el lugar elegido por Juliana Awada para darles la bienvenida oficial a las primeras damas, en el marco del programa de acompañantes de la Cumbre de Líderes del G20. Como ocurrió durante toda la cumbre, la anfitriona estuvo en cada detalle, desde la elección de las locaciones hasta el menú elegido, siempre bajo la premisa de presentar aspectos relevantes de la cultura nacional. La esposa de Mauricio Macri recibió a cada una de las mujeres de los mandatarios con su habitual sonrisa, de muy buen humor, relajada y natural. “Fue una muy buena anfitriona”, destacaron quienes la asistieron de cerca, y lejos de lo que se podría suponer, en ningún momento estuvo nerviosa, sino muy segura de sí misma. Pese a la reticencia que tiene de hablar en público —la primera vez que había pronunciado un discurso fue durante la visita de Michelle Obama, en marzo de 2016—, Juliana se desenvolvió muy bien en lo que respecta a la oratoria, al referirse a la vasta historia de la escritora argentina y símbolo del feminismo, Victoria Ocampo.
“Me gustaría contarles un poco sobre esta casa y por qué la elegí hoy para nuestro primer encuentro. Esta fue la casa de Victoria Ocampo, una mujer que en pleno siglo XX fue pionera en la lucha por la igualdad de oportunidades entre mujeres y varones, una causa que me siento orgullosa de compartir”, dijo, y utilizó su ejemplo para aggiornarlo al presente: “Como ella, estoy convencida de que la
única medida para que alguien pueda llevar adelante un proyecto y lograr sus metas tiene que ser su capacidad, su talento”, expresó Awada, y luego concluyó: “Por eso me pareció importante reunirnos acá, en esta casa, que hoy forma parte del patrimonio de la UNESCO y que sigue funcionando como una usina de ideas”.
La vivienda fue donada en 1973 por Ocampo, una de las figuras culturales más reconocidas de la Argentina, al organismo de las Naciones Unidas con la premisa de proyectar su visión y la promoción de la cultura. La distinguida casona ubicada en Beccar (Elortondo 1837) no fue elegida tanto por su arquitectura sino por su valor simbólico. Una cita de su histórica dueña basta para justificar la decisión: “Mi única ambición es llegar a escribir un día, más o menos bien, más o menos mal, pero como una mujer. (…) Pues entiendo que una mujer no puede aliviarse de sus sentimientos y pensamientos en un estilo masculino del mismo modo que no puede hablar con voz de hombre”, relató Ocampo en una carta a su amiga y también escritora, Virginia Woolf. Fundadora de la revista Sur, allí con-
fluyó con las mejores plumas de la época: Jorge Luis Borges, su pareja, Adolfo Bioy Casares, José Ortega y Gasset, Ernesto Sabato, Federico García Lorca, Gabriel García Márquez y Pablo Neruda.
La residencia se construyó entre 1888 y 1891, y fue diseñada por el ingeniero civil Manuel Silvio Cecilio Ocampo. Había sido proyectada como una quinta de verano, y la casa combina elementos arquitectónicos italianos, ingleses, holandeses, y sigue los lineamientos de la arquitectura francesa, por lo que su estilo pertenece al movimiento arquitectónico del eclecticismo. Esa cualidad también ayudó a que mujeres de procedencias
tan diversas se sintiera tan a gusto en sus ambientes. Está compuesta por tres plantas de 450 metros cuadrados cada una, un sótano, una galería y un jardín de unos 10 mil metros cuadrados con una fuente central y un gazebo. Cactus en el jardín, lámparas Bauhaus en el comedor, mesas minimalistas, un tapiz de Picasso, y bibliotecas blancas de estilo modernista se fusionan con elementos del siglo anterior que destacan la huella patricia de la familia, como los retratos de los bisabuelos Ocampo, de Prilidiano Pueyrredón.
La escritora invirtió casi la totalidad de su herencia en mecenazgo e incorporó en Villa Ocampo el concepto de una casa abierta al arte y a la cultura. Muchos intelectuales del siglo XX pasaron tiempo y se alojaron en esta casona de Beccar, como Graham Greene, Aldous Huxley, Le Corbusier e Igor Stravinsky. Incluso Albert Camus escribió: “Casa grande y agradable, en el estilo de ´Lo Que el Viento
“Esta fue la casa de Victoria Ocampo, una mujer que en pleno siglo XX fue pionera en la lucha por la igualdad”.
se Lllevó´. Lujo grande y antiguo. Tengo ganas de acostarme allí y de dormir hasta el fin del mundo”.
En ese clima de retrospección histórica fueron llegando una a una las primeras damas. Desde luego que parte de otras artes fueron los looks elegidos por cada una, desde la moda más absoluta, representada por Juliana, Melania Trump y la canadiense Sophie Trudeau, hasta las orientales más clásicas, como Ho Ching, de Singapur, y la china Peng Liyuan. Awada lució un vestido diseñado por Evangelina Bomparola, de seda en tono off white, de estilo net, con cinturón de la misma tela. El godet de la falda le otorgó amplitud y un ruedo irregular. Lo acompañó con sandalias peltre de Ricky Sarkany y clutch a tono con el vestido. Fiel a su estilo, usó un make up natural y el pelo suelto con ondas naturales.
La esposa de Donald Trump también llamó la atención y a diferencia de otras ocasiones donde abusa de la impronta sexy, esta vez optó por un look equilibrado, con un vestido floreado, con falda plisada por debajo de la rodilla y la cintura entallada con un delicado cinto. Lo complementó con stilettos verde esmeralda.
Como siempre, Brigitte Macron también brilló. De blanco y muy fiel a su estilo, lució un vestido Vuitton de líneas simples, tipo Jackie, con mangas cortas. Otra que nunca defrauda es Sophie Trudeau, esta vez con un vestido largo y con flores en azul lavanda. Menos estridentes aunque no por eso menos elegantes, lucieron Ho Ching, con un traje de shantung violeta, y Peng Liyuan, la primera dama china y soprano considerada como ícono de estilo por las revistas de moda, con un vestido de líneas orientales clásicas, en gris.
A tono con el tenor argentino de cada una de las actividades que enmarcaron su rol de anfitriona de las primeras damas, la mujer de Macri eligió una gastronomía autóctona a cargo del reconocido chef Francis Mallmann. De entrada, hubo empa-
Villa Ocampo recibió a Graham Greene, Aldous Huxley, Le Corbusier y Camus.
nadas jujeñas y mendocinas, y roll de verduras para la opción veggie. Otra de las entradas fue otro plato muy típico del norte, la humita salteña, con el fresco y estacional aroma de la albahaca. Luego siguió una ensalada de centollas fueguinas con habas, arvejas y menta. De los principales, otro producto del mar argentino: merluza negra atlántica con verduras gratinadas. Y, como no podía faltar, la carne asada por “el chef más interesante del mundo”, según la revista Esquire: ojo de bife con papas dominó, chimichurri y criolla. Los dulces, Mallmann los presentó como “Postres del Río de la Plata”: flan de dulce de leche, crema de chocolate, crostata de limón y panqueque de dulce de leche. El vino también mereció un capítulo aparte como símbolo argentino. La prestigiosa bodega Catena Zapata maridó cada uno de los platos. Así, se pudo degustar el espumante D.V. Catena Nature,
Se sirvieron empanadas, humitas salteñas, centolla fueguina, merluza negra, ojo de bife, y panqueques y flan con dulce de leche; todo con vino y espumante.
los blancos Catena Zapata Adrianna Vineyard White Bones Chardonnay 2016 y Catena Zapata Adrianna Vineyard White Stones Chardonnay 2016, los tintos Catena Zapata Malbec Argentino 2015 y Catena Zapata Estiba Reservada 2013, y los postres cerraron con el Saint Felicien Semillon Doux 2012.
El Proyecto Villa Ocampo de la Unesco se inició en 2003. Desde entonces, con la colaboración del Estado argentino, de la Municipalidad de San Isidro, de la Asociación Amigos de Villa Ocampo y de donantes y patrocinantes, y de las Naciones Unidas, se restauraron la casa, el jardín, el mobiliario, las colecciones de arte y fotografía y la biblioteca, que contiene más de 11.000 libros.