“EN ARGENTINA ME SIENTO ACEPTADO Y RECONOCIDO”
DANIEL PACHECO, EL COLOMBIANO DE ‘EL MARGINAL
De chico en Bogotá jugaba al fútbol y al basquet, le encantaba el cine y reparaba más en las interpretaciones que en las películas en sí. Creció convencido que para ser un buen actor tendría que haber estudiado toda la vida, y por eso se resignaba a asumir lo actoral como una actividad secundaria. De más grande lo comenzaron a llamar para algunas novelas, se vinculó con el sector gastronómico y por fin se animó a inscribirse en un taller de actuación. Pero tanto le apasionaba el cine a Daniel Pacheco Bautista que un día descubrió las bondades del cine argentino, identificación que lo llevó a tentar un viaje de desafío artístico a Buenos Aires. Era el año 2010, Daniel sentía que su trabajo en Colombia era “aburrido” y necesitaba hacer algo que le gustara. Desembarcó entonces en Baires, hizo su primer taller en el Centro Cultural Rojas y fue Roxana Randón (71) la que le aconsejó que siga aprendiendo y capacitándose.
Para sobrevivir en su nueva tierra, Pacheco se las rebuscó como encargado de un restaurante mientras le surgían los primeros trabajos y se metía en cuanto taller o curso hubiera. De a poco le llegaron papeles importantes, hasta que la convocatoria al casting de “Crónicas Tumberas”, como se iba a llamar “El Marginal”, fue el principio de todo. ”Era un casting muy cerrado, y de repente me dejaron expresarme en lunfardo colombiano. No me fui con ninguna percepción de si lo mío había gustado o no. Pasaron semanas y nada, hasta que al mes y medio me llaman y me dicen que a Sebastián Ortega (46) le gustó mi propuesta. Estaba tan ansioso que el mismo día pasé a buscar todos los libros del guión para devorármelos”, recuerda quien interpreta a “James” en la tercera temporada de “El Marginal”. —Más allá de su repercusión, muchas voces tildan a la serie de violenta. ¿Qué les responde? —Primero hay que entender que es una ficción, que no hace un regodeo de lo sórdido y tampoco es una bajada de línea. “El Marginal” refleja una realidad de la sociedad que está ahí,
“Me encanta la mujer argentina, son lindas, preciosas, tienen los rasgos finos. Cuando llegué a Buenos Aires no lo podía creer”.
que muchos no conocen y otros quieren desconocer. Una realidad que no sólo existe en la Argentina, sino que en todas las cárceles de América latina. La gente se siente muy identificada, y si la ficción sería sólo violenta no la verían.
—¿Cuáles son las claves del éxito?
—Sobre todo, la comunión entre los distintos rubros que hacemos la serie. Para que el programa sea lo que es, es fundamental el amalgamiento entre todas las partes. Nos llevamos muy bien, y para eso tiene que ver la bajada de línea que hacen tanto Sebastián (Ortega) como Pablo Culell. Ellos nos dejan laburar, proponen, nos contienen y cuidan el producto.
—El final de esta nueva temporada, ¿Lo sorprendió a usted también?
—Y si, fue un final tremendo. Yo no veo a la serie como que son ocho capítulos, sino que son ocho películas. Además, siento el orgullo y el privilegio que en la última escena sólo estuvimos cinco actores. Y muy pocos sabiamos el verdadero guión.
—¿Cómo se siente como colombiano trabajando en la Argentina?
—Como un invitado especial, de lujo, que tuvo la suerte de ser muy bien recibido. Y que se siente complacido de ser aceptado y reconocido. —¿Y las mujeres argentinas? —Son preciosas, lindas. A mi nadie me había dicho antes que en la Argentina hay tantas mujeres con rasgos tan finos y delicados, y cuando llegué no lo podía creer. Acá tienen el pelo largo, natural, no se maquillan tanto... ¡Me encantan! —¿Tiene “el corazón contento”? —Ahora no, estoy soltero, pero tuve novias argentinas y me gusta su carácter y personalidad. Pero en este momento estoy enfocado en lo que me está pasando, un lindo momento para disfrutar y para generar más trabajo. Agradecimientos: The Bow (@clubthebowba); Bolivia (@boliviaonline); Converse (@converse_ar); estilismo Paula López (@lanavedepol); retouch Daniel Velázquez (@danvelazquez.retoucher), video @macacuestaa.