CAMBIASO, CON SU HIJO Y SU YERNO
CON POROTO Y EL NOVIO DE MIA GANO EL ABIERTO DE SAN JORGE
En una inesperada final de alto hándicap, Adolfito le ganó a los Pieres con ayuda familiar: su hijo, de sólo 13 años, y Juan Martín Zubiá.
Más que un preaviso, el polo se anticipó a una realidad que permite imaginar una temporada inolvidable para los amantes de los tacos y los mimbres. Es que recién se inicia septiembre y los abanderados del alto hándicap, que generalmente hacen su aparición en el Abierto de Tortugas, ya protagonizan apasionantes duelos que calientan el calendario de antemano. Muchos seguramente
hasta se sorprendieron de ver en la final del primer torneo competitivo del año, el Abierto de San Jorge, a jugadores de la talla de Adolfo Cambiaso (44) y los hermanos Facundo (33), Gonzalo (36) y Nicolás Pieres (28), todos animadores de un partido para paladares exquisitos que tuvo como escenario, acorde con el fenómeno, la emblemática cancha 1 de Palermo.
Y si los entendidos aseguran que a Cambiaso “no le gusta perder ni en las prácticas”, la final del
domingo volvió a darles la razón. Porque cuando el partido parecía encaminarse en favor de Ellerstina Pilot, con un “Facu” Pieres inspiradísimo, Adolfito se puso a su equipo al hombro y otra vez le tocó descorchar el champagne del primer puesto. Con una versión de La Dolfina que empieza a vislumbrar el futuro del club de Cañuelas, ya que Adolfito tuvo entre sus compañeros a su hijo de 13 años, “Poroto” Cambiaso, y a una de las promesas del polo argentino, Juan Martín Zubia (20), quien además ya forma parte de su nucleo familiar por ser el novio de su hija, Mía Cambiaso (16). Sus laderos juveniles, más el aplomado Diego Cavanagh (33), lo ayudaron a dar vuelta un partido que no asomaba nada sencillo a partir de una desventaja inicial de 4 a 1.
“Era un partido durisimo, que lo pudimos ganar. Es un placer jugar aca en Palermo, donde habia jugado pocas veces. Un programón”, dijo frente a las cámaras de tele
“´’Poroto’ fue el que mejor defendió y el que mejor salió jugando. ¡Tiene trece años, es muy chico! Lo educamos para que disfrute el deporte, y hoy lo vi disfrutar”.
visión el heredero del mejor polista del mundo, con la lógica timidez que implica a su edad estar donde está. Consciente de la valiosa experiencia que atesoró su hijo en semejante partido, Adolfito no dudó en considerar a “Poroto” el mejor jugador de su equipo: “Fue el que mejor defendió y el que mejor salió jugando con la pelota. ¡Tiene trece años, es muy chico! Nosotros lo educamos para que disfrute el deporte, y hoy lo vi disfrutar”, avaló su padre en los palenques tras la ajustada victoria de La Dolfina por 9 a 7. Cerca de él, con campera inflable y gorro de lana que lo protegían del frío, “Poroto” se recibía de jugador firmando las bochas que le acercaban sus admiradores. La imprevista cita de un polo tan cualitativo en esta época del año acercó muchísimo público el domingo a Palermo, una cantidad pocas veces vista para la final de un torneo que no sea de la Triple Corona. Y dentro de la renovación deportiva por la que apostó Cambiaso, la otra “perlita” que incorporó en este torneo es la de Juan Martín Zubiá. Nacido en Trenque Lauquén, compartió equipo con Adolfito en la temporada de Palm Beach y debutó en la Triple Corona el año pasado con el cuarteto de La Ensenada, que ya se aseguró su participación para el próximo Abierto Argentino de 2019. Hijo de un ex polista de alto hándicap -Martín Zubiá- y de la paisajista Teresa Zuberbühler, en el polo recuerdan que cuando se destacaba de adolescente lo apodaban “el nuevo Cambiasito”. Y su alquimia con la familia de los Adolfo se cristalizó por partida doble, ya que así como el polista lo eligió para ir sumándolo a sus filas, su hija lo eligió como pareja. La relación ya lleva varios meses, y de hecho compartieron este año la temporada de Palm Beach y un reciente viaje de la familia Cambiaso a Denver, en Colorado, donde también hubo polo de alta competencia. Encandilados y super compinches, Juan Martín no oculta en sus redes sociales todo lo que le despierta su novia, que vio el partido lejos del palenque y después sí, ya cuando se escondía el sol, se acercó al polista para unirse en un cálido festejo.
Si bien salen hace meses, el domingo tuvieron su bautismo social en Palermo.