MONACO SE VISTIO DE GALA LOS MELLIZOS DE ALBERTO II BRILLARON
Como marca la tradición, el 19 de noviembre el principado de Mónaco se vistió de gala para celebrar su Día Nacional. Aunque este año no hubo desfile ni saludo desde el balcón del palacio y se notaron algunas ausencias además de que las mujeres optaron por outfits en negro para lucir acorde a la pandemia que paralizó el mundo. El príncipe Alberto II (62) y su esposa Charlene (42) presidieron los austeros pero no menos glamorosos actos que comenzaron con una misa en la Catedral de Mónaco. Allí, todas las miradas se posaron sobre la princesa Carolina (63) quien aseguran que dedica todas sus energías a la atención de sus seis nietos. Pero fiel a su inconfundible glamour, Carolina volvió a sorprender con uno de sus tradicionales trajes Chanel Alta Costura, en tweet negro con un tenue brillo, con plumas en ruedo y puños, que acompañó
con largos guantes blancos, aros de perlas en juego con los botones de la chaqueta y una diadema o vincha de terciopelo negro trenzado de la diseñadora Jennifer Behr, que cuesta 370 dólares, y de las que son fanáticas sus nueras, Beatrice Borromeo (35) –esposa de Pierre Casiraghi (33) que fue con sus dos hijos, Stéfano (3) y Francesco (2), de elegantes tapaditos bordó– y Tatiana Santo Domingo (36) –esposa de Andrea Casiraghi (36)–. Aunque también estuvieron presentes Alejandra de Hannover (21), la hija menor de Carolina, y su primo Louis Ducruet (27) con su espo
sa Marie Chevalier (27), las grandes ausencias que no se pudieron disimular fueron las de la princesa Stefanía (55) y la de su sobrina Charlotte Casiraghi (34). Pero a la hora de la reaparición de la familia Grimaldi todas las miradas y el amor de los monegascos desde hace cinco años sólo está puesto en los mellizos Gabrielle, condesa de Carladés, y Jacques, marqués de Baux, los traviesos herederos de Charlene y Alberto. Famosos por sus monerías, los pequeños que celebrarán los 6 años el próximo 10 de diciembre, no concurrieron a la misa y sí sorprendieron en el acto que se realizó en el Patio de Armas del Principado. Allí Charlene hizo su triunfante aparición con un exquisito tapado negro con aberturas en las mangas que dejaban asomar un forro fucsia que hacía juego con su pequeña cartera. Lo completó con guantes de tul y un tocado, tipo boina, negro con redecilla. Y, como siempre lo hace, supervisó hasta el último detalle los modelos de sus hijos. Gabrielle, con vestidito negro con ribetes blancos y su hermano, como un verdadero principito heredero al trono de Mónaco, lució el uniforme de gala de la “Compañía de Carabineros del Príncipe” con un gran sombrero con plumas en los colores del principado, rojo y blanco. Todos cumplieron con las normas y llevaron sus barbijos negros con el escudo del principado, en blanco y rojo. El pequeño Jacques, muy posesionado en su papel de príncipe heredero, pasó revista a los carabineros con un saludo oficial mientras su hermana, detrás de él, contenía la risa.
“Las canas son el beauty look que ya impusieron reinas y princesas de las más importantes Casas Reales de Europa”.