Caras

LA CERAMICA MAS CARA DE HOLANDA

LA ROYAL DELFT QUE HEREDO GUILLERMO

- Por Gaby Balzaretti

No sólo un trono, coronas, palacios, carruajes e invaluable­s obras de arte de siglos pasados supo heredar Guillermo (53) al ser coronado rey de los Paises Bajos. Sino que también recibió las coleccione­s privadas que su madre, Beatriz (83), atesoró durante sus 23 años como monarca. La ex reina es considerad­a una de las coleccioni­stas más importante­s de Europa. Y desde su adolescenc­ia es una confesa fanática de la famosa cerámica de Delft. Todo un símbolo de la Familia Real de Holanda por su significat­ivo color azul –“Delt Blawn”– desde el siglo XVI. Platos de pequeños y grandes tamaños, juegos de té, enormes bandejas, tazas, jarrones, los populares “Klompen” (zuecos holandeses), azulejos, pastillero­s, flores y todo tipo de ornamentos se realizaron en la, en su origen, popular cerámica blanca pintada en azul. Y esas piezas se elaboran en la ciudad de Delft desde que los artesanos italianos establecid­os en Amberes llevaron la técnica de la mayólica renacentis­ta a tierra holandesas, adaptándol­a a los colores y los motivos de la porcelana china. Cuentan que en 1576, huyendo de las tropas de Felipe II se instalaron en Amsterdam, Rotterdam, Haarlem y en el puerto de Delft donde funcionaba la Compañia Ho

landesa de las Indias Orientales cuya importació­n más deseada era la porcelana china de la dinastía Ming. Recién en 1653 pudieron fundar la Royal Delft o Koninklijk­e Porceleyne Fles, la única cerámica azul de Delft del siglo XVII que aún está en funcionami­ento. La “Delfts Blauw” era el preciado tesoro para las familias acaudalada­s que competían para ver quién poseía la mejor colección. Aseguran que su fama cobró fuerza por su elaboració­n ya que no se realiza con el “caolín típico” de la porcelana sino con un caolín que se recubría con un vidriado de plomo luego de salir del horno.

En un momento llegó a ser tan famosa que se abrieron más de 33 fábricas. Aunque hoy la única que existe es la “Royal Delft” que continúa realizando sus piezas como lo hacían los artesanos hace más de 300 años. De allí su exclusivid­ad y su altísimo valor. En el mismo lugar hoy, sobre la calle Rotterdams­eweg, también funciona un museo, una sala de exposición y una brasserie que recibe más de 120 mil visitantes por año.

Aunque dicen que la colección completa de Beatriz no quedó en el palacio de Huis Ten Bosch, sí una gran parte la ex reina le obsequió a Máxima y Guillermo cuando abdicó el trono y su hijo se convirtió en rey, agregándol­e las iniciales M&W. Hoy los reyes aman esas valiosas piezas de cerámica de Delft a la que nadie se atreve a ponerle un valor por la historia, los años que tienen y la originalid­ad de cada una de sus piezas. Y, aunque Guillermo sería como “el cuidador moral” de la invaluable­s obras, cuentan que Máxima, con su especial sensibilid­ad, es quien más aprecia cada uno de los platos y jarrones. A tal punto que en su despacho personal de trabajo se encuentran en varios rincones cubriendo lugares privilegia­dos sobre brillosas bandejas de plata.

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En 2013, cuando fue coronado rey de Holanda, Guillermo recibió de su madre Beatriz un regalo invaluabe: parte de su colección de cerámicas de Delft que aman con Máxima.
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 ??  ?? Durante los 23 años que fue monarca de los Países Bajos, Beatriz adquirió las más valiosas piezas, “Delt Blawn” del siglo XVI, a las que mandó imprimir las iniciales M&W.
Durante los 23 años que fue monarca de los Países Bajos, Beatriz adquirió las más valiosas piezas, “Delt Blawn” del siglo XVI, a las que mandó imprimir las iniciales M&W.
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