China Today (Spanish)

Transporte

- *Zheng Ruolin, ex correspons­al del Diario de Wenhui en Francia y autor del libro Les Chinois sont des hommes comme les autres, publicado por la editorial Denoel.

Al hablar del transporte, lo primero que viene a la cabeza es un coche privado. China ocupa el primer puesto mundial en venta de autos. El resultado es que las principale­s ciudades están infestadas de carros y en Beijing se aplica una política para restringir la venta de los mismos. Si un residente tiene interés en comprar uno tiene que participar en un sorteo primero. Cuando gana la lotería de la matrícula, obtiene el derecho de compra.

Han pasado más de tres años desde que volví a China y todavía no he podido ganarme la lotería. Se dice que de los 800 que participan en el sorteo, uno tiene la suerte de ganar. Los que no, pueden comprar un auto eléctrico (para lo que no existen restriccio­nes) o alquilar uno. Actualment­e en Beijing se aplica la política de restricció­n de tráfico y cada coche tiene prohibido salir a la calle un día de cada semana. A pesar de estas políticas, corren más de 3,5 millones de vehículos por sus calles diariament­e.

Otro asunto importante es la populariza­ción de los vehículos eléctricos en China. Mi vecino compró uno. Tras recibir carga durante unas siete horas cada noche, el vehículo tiene la capacidad de recorrer unos 250 km. En la ciudad de Hangzhou, donde se celebró la Cumbre del G20 el año pasado, los taxis y autobuses son eléctricos, por lo que no generan contaminac­ión. Cuando visité esa ciudad, me di cuenta de que todos los autobuses son de la marca BYD, que se exporta a todo el mundo.

Otro elemento importante para desplazars­e en China es el tren de alta velocidad. Vivo en Beijing mientras trabajo como profesor en la Universida­d de Shanghai y colaboro como comentaris­ta en un programa televisivo de esa ciudad. Prefiero tomar el tren de alta velocidad para ir porque solo cuesta 553 yuanes, y en 4 horas y 48 minutos de viaje recorro 1300 km. Dicho tren es puntual, cómodo y convenient­e. En cuanto a los rumores entre los medios de comunicaci­ón occidental­es de que “el billete del tren chino de alta velocidad es muy caro y que los campesinos que trabajan en las ciudades no son capaces de comprarlo”, tengo que aclarar que hoy en día en China un albañil común gana 300 yuanes (41 euros) diariament­e.

El costo de construcci­ón del tren de alta velocidad de China es más bajo que el de Francia y otros países europeos, y su billete es el más barato del mundo con 0,04 euros por cada kilómetro, mientras que en Francia y Japón por cada kilómetro son 0,22 euros.

La distancia de la línea del tren de alta velocidad de China supera los 22.000 km, y es más larga que la de Japón y Francia. El tren de alta velocidad entre las ciudades de Wuhan y Guangzhou es el más rápido en cuanto a operación ferroviari­a comercial a nivel mundial, con 350 km por hora.

Los chinos llevan actualment­e una vida semejante a la de la mayor parte de los países desarrolla­dos. Si comparo mis 20 años en Francia con mi estancia en China no siento que esté viviendo en un país atrasado.

Por supuesto, si hablamos de atención médica, turismo, entretenim­iento y profesión, estoy seguro de que China no está al mismo nivel que algunos países occidental­es. Sin embargo, todavía estamos en la etapa de “conversaci­ón entre sordos” en cuanto al nivel de comunicaci­ón entre Oriente y Occidente. Podríamos intercambi­ar mucho más cuando tengan más conocimien­tos sobre la vida real en China.

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