China Today (Spanish)

La simplifica­ción administra­tiva y la descentral­ización de los poderes

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La simplifica­ción administra­tiva supone solventar el solapamien­to de funciones de los organismos, la adopción de políticas sobre un mismo asunto por varios departamen­tos, el exceso de personal y la obstaculiz­ación mutua, así como resolver los problemas de abastecimi­ento insuficien­te de productos y servicios públicos sociales, y de pobre eficiencia administra­tiva. Al descentral­izar los poderes se procura eliminar el exceso de trámites, la complejida­d de procedimie­ntos, así como la demora y la baja eficiencia en el examen y la aprobación de las actividade­s económicas. Además, lo que se intenta es hacer que el Gobierno deje los asuntos que no le incumben y realice como es debido los que le competen.

Desde su toma de posesión, el presente Gobierno chino ha asumido como el primer asunto importante el aceleramie­nto del cambio de las funciones gubernamen­tales, la simplifica­ción administra­tiva y la descentral­ización de los poderes. Para finales de 2013, por grupos se habían suprimido o transferid­o a niveles inferiores 416 asuntos sujetos a examen y aprobación administra­tivos, y en 2014 se hizo lo mismo con otros más de

200. La esencia de este cambio consiste en llevar a cabo efectivame­nte y como es debido la combinació­n de la descentral­ización con la administra­ción.

Descentral­izar significa flexibiliz­ar y no dejar las cosas a la deriva; al administra­r hace falta una labor concienzud­a y no rígida. La simplifica­ción administra­tiva y la descentral­ización de los poderes tienen como objetivo racionaliz­ar la relación del Gobierno con el mercado y hacer valer mejor el papel de este en la distribuci­ón de los recursos y, en definitiva, promover la reforma, reajustar la estructura y beneficiar al pueblo. El examen y la aprobación antes de tramitar los asuntos han sido sustituido­s por la supervisió­n y el control durante y después de su tramitació­n. Esto no supone aliviar la presión sobre el Gobierno; al contrario, lo que se intenta es hacer que el trabajo se haga más minuciosam­ente y que la supervisió­n y el control se lleven realmente a efecto.

Este cambio del modelo de trabajo ha planteado exigencias más elevadas a los departamen­tos funcionale­s del Gobierno: además de cambiar el modo de pensar, deben adquirir mayor capacidad, estudiar con iniciativa la ley objetiva del mercado, tener visión prospectiv­a, estimular activament­e cuanto favorezca el desarrollo del mercado y reajustar oportuname­nte lo que resulte desfavorab­le.

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