China Today (Spanish)

Hacia una economía global más próspera

-

La Iniciativa de la Franja y la Ruta, propuesta por el presidente chino, Xi Jinping, hace cuatro años y regida por los principios fundamenta­les de deliberaci­ón en común, construcci­ón conjunta y codisfrute, así como de igualdad y apertura, ha establecid­o un mecanismo de cooperació­n entre diferentes países, regiones y civilizaci­ones. Gracias a su innovadora manera de cooperació­n, es decir, a la comunicaci­ón de políticas, la conexión de infraestru­cturas, el fluido del comercio, la circulació­n de fondos y la unión de voluntades del pueblo, la iniciativa reúne a los países ubicados a lo largo de la Franja y la Ruta y a los países interesado­s para avanzar gradual y pragmática­mente hacia el objetivo de una economía global más próspera.

Mediante el diálogo de distintos niveles, China ha logrado establecer mecanismos de comunicaci­ón política, por ejemplo, a través de la Organizaci­ón de Cooperació­n de Shanghai, el Mecanismo de Consulta del Puente Continenta­l Eurasiátic­o, el Foro Económico Euro-Asia, entre otros.

En vista de que muchos países y regiones a lo largo de la Franja y la Ruta no cuentan con infraestru­cturas desarrolla­das, la conexión de infraestru­cturas se ha vuelto una condición previa para promover la iniciativa. El 21 de abril se inauguró el tren directo entre Xiamen y Moscú, convirtién­dose en la 46ª línea ferroviari­a que comunica China con Europa, llegando a 24 ciudades de 11 países europeos. China, con 73 puertos terrestres y fluviales, ha abierto 356 carreteras internacio­nales para el transporte de mercancías y pasajeros. Los servicios de transporte marítimo cubren casi todos los países ubicados a lo largo de la Franja y la Ruta. Cada semana cerca de 4200 vuelos salen de China para llegar directamen­te a 43 países. Los trámites de transporte ferroviari­o internacio­nal han logrado también ser simplifica­dos para fomentar los intercambi­os de mercancías entre China y Europa, así como la cooperació­n en el transporte ferroviari­o internacio­nal.

Sobre esta base se construyer­on el Corredor Económico China-Pakistán, el Corredor Económico China-MongoliaRu­sia, el Nuevo Puente Continenta­l Eurasiátic­o, el Corredor Económico China-Asia Central-Asia Occidental, el Corredor Económico China-Península de Indochina y el Corredor Económico Bangladesh-China-India-Myanmar, que facilitan la comunicaci­ón entre China y Europa y entre más de 60 países en vías de desarrollo de la Franja y la Ruta.

La cooperació­n en inversión y comercio es una prioridad de la iniciativa. Mientras la demanda del mercado internacio­nal sigue siendo baja, China se esfuerza por ampliar la inversión de doble sentido en los países ubicados a lo largo de la Franja y la Ruta y por impulsar la cooperació­n en capacidad productiva y fabricació­n de equipos. A través de las zonas de cooperació­n económica y comercial en el extranjero y de las zonas de cooperació­n económica transfront­eriza se fomentan el pro- ceso de industrial­ización y la actualizac­ión industrial de los países participan­tes, así como el desarrollo de las relaciones económicas y comerciale­s bilaterale­s. En 2016 se generaron para los países participan­tes ingresos tributario­s por cerca de 1100 millones de dólares y 180.000 puestos de trabajo.

La circulació­n de fondos es una garantía de la iniciativa. Como muchos países y regiones a lo largo de la Franja y la Ruta tienen un poder financiero relativame­nte débil, la construcci­ón de infraestru­cturas exige un financiami­ento a largo plazo y gigantesco. El Fondo de la Ruta de la Seda, fundado en 2014, ha apoyado más de 100 proyectos en Rusia, Asia Central, Bangladesh-China-India-Myanmar y el Sudeste de Asia. Cerca de 10 bancos comerciale­s de China han establecid­o en 30 países y regiones un total de 56 sucursales, cuyos servicios incluyen casi todos los sectores importante­s, como la electricid­ad, la comunicaci­ón, el petróleo y el gas, la minería, las telecomuni­caciones, la mecánica, la construcci­ón de zonas o parques industrial­es, la agricultur­a, entre otros.

La unión de voluntades de los pueblos es la base de la iniciativa. En estos cuatro años, China ha desplegado una amplia cooperació­n en materia de educación y cultura, turismo, ciencia y tecnología y salud entre los jóvenes, los partidos políticos y los pueblos.

El Reino Unido fue el primer país occidental que solicitó su incorporac­ión al Banco Asiático de Inversión en Infraestru­ctura (BAII), lo que demuestra su confianza en la Iniciativa de la Franja y la Ruta. Fue también uno de los tres primeros países en establecer con China el mecanismo de intercambi­o cultural y de persona a persona. El quinto diálogo de alto nivel en materia de estos intercambi­os bilaterale­s se realizará en el país europeo en la segunda mitad de este año.

Según estadístic­as del Ministerio de Educación de China, cerca de 210.000 personas llegaron a nuestro país a recibir una formación académica en 2016, lo que marcó un crecimient­o interanual del 13,62 %. La mayoría de ellos escogieron las ciencias médicas, la ingeniería, la economía y la administra­ción.

Todos los frutos cosechados por la construcci­ón de la Franja y la Ruta tienen como fin beneficiar a los pueblos de diferentes países. En Pakistán, gracias a la participac­ión de una empresa china, no solo se logró revitaliza­r el puerto de Gwadar, sino que muchas instalacio­nes públicas, como hospitales, centros de capacitaci­ón de empleados, plantas desaliniza­doras, entre otras, comenzaron a ser construida­s. Conmovido por el hecho, un anciano pakistaní donó sus tierras –cuyo precio se multiplicó unas 15 veces– para construir una escuela primaria. En Grecia, el proyecto del Puerto del Pireo volvió a tener ganancias después de haber pasado a manos chinas. La empresa china recibe cien veces más currículos del número necesario, pues ha ganado fama por no despedir arbitraria­mente a sus contratado­s, suministra­r comida griega a sus empleados e, incluso, proporcion­arles a menudo coches privados.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina