La fiebre del chino en Asia Central
Personas de todas las edades lo estudian en Kazajistán y Uzbekistán
Al a sede del Instituto Confucio de la Universidad de Euroasia ( Kazajistán), Bibizada acude todos los días después de las cuatro de la tarde. Esta maestra jubilada, de más de 70 años de edad, no asiste porque desee volver a trabajar, sino porque quiere aprender chino.
Bibizada cumple con hacer las tareas con afán y nunca llega tarde a clase. La historia de esta simpática anciana es fascinante y por eso decidimos reunirnos con ella.
Al preguntarle los motivos por los cuales insistía en estudiar chino a tan avanzada edad, respondió que no tenía ninguna razón específica, sino que era sencillamente por gusto.
De hecho, “gustar” se volvió un verbo recurrente en nuestras visitas a los Institutos Confucio de Asia Central: “nos gusta la caligrafía china”, “nos gustan las canciones y las danzas chinas”, “nos gustan las artes marciales chinas”, “nos gustan los estudios sobre China”, nos mencionaron muchos estudiantes.
“La puerta de nuestro Instituto Confucio está abierta para todo el mundo”, sostuvo Li Xichang, director del Instituto Confucio de la Universidad de Euroasia. “Siempre y cuando haya interés, nos complace recibir a las personas para que aprendan chino y conozcan la cultura del país”.
Plataforma para intercambios culturales
Como aseguró el director Li, en los Institutos Confucio de Kazajistán y Uzbekistán es posible toparse con alumnos de todas las edades, desde niños de 7 años hasta adultos mayores de 60 o 70 años de edad.
Desde tiempos antiguos, la zona de Asia Central ha mantenido contactos estrechos con China. Hace más de 2000 años, la antigua Ruta de la Seda, que conectaba a la civilización de Oriente con la de Occidente, pasaba por allí. Hoy en día, a medida que se vuelven más cercanos los lazos entre China y dicha región, los centroasiáticos están cada vez más interesados en el idioma y la cultura de nuestro país. Cuando visitamos ciudades como Almaty (Kazajistán), Taskent (Uzbekistán) y otras, nos hemos encon-
trado con personas que nos recibían con un fuerte ¡Nihao! (¡Hola!).
Ante la gran demanda que existe en Asia Central, la Oficina Nacional de Promoción Internacional de la Lengua China (Hanban), en conjunto con universidades locales, ha fundado once Institutos Confucio. La cantidad de estudiantes crece cada año, como se puede comprobar con el caso del Instituto Confucio de la Universidad de Euroasia, donde en 2007, cuando se fundó, solo había 30 alumnos y ahora cuenta con 267. “El número de estudiantes aumentó de 150 a más de 260, especialmente después de la visita del presidente chino, Xi Jinping, a Kazajistán”, dijo el director Li. “De repente, parece que no son suficientes ni las aulas ni el profesorado”.
Por el momento, al tiempo que el Instituto Confucio de la Universidad de Euroasia coordina con la universidad para proporcionar más salas, capacita a más profesores locales para satisfacer la creciente demanda de maestros. Además, las personas que estudian chino allí tienen la oportunidad de conocer el idioma y la cultura de China y viajar a nuestro país para adelantar sus estudios de mandarín.
Erlan, un alumno de la Universidad Mundial de Lenguas de Taskent (Uzbekistán), estudió chino durante cuatro años en el Instituto Confucio de su casa de estudios. A pesar de que este joven de 22 años considera que su nivel todavía no es “alto”, se desenvuelve con bastante fluidez. “Quisiera ir a China para cursar una maestría, pues los conocimientos que he aprendido aquí solo provienen de los libros”, manifestó Erlan. “Espero poder conocer la vida cotidiana de los chinos con mis propios ojos”.
No es difícil que Erlan cumpla su sueño, pues anualmente Hanban ofrece a cada Instituto Confucio entre 10 y 15 becas de estudio. De cumplir con los requisitos, los alumnos que soliciten la beca y sean aceptados tendrán sus gastos de educación y sostenimiento financiados por el Gobierno chino.
Alimjan, alumno del Centro Cultural de la Universidad de Relaciones Internacionales y Lenguas de Abraham (Ka- zajistán), obtuvo el segundo premio en el concurso Puente Chino 2013 Universitarios. Tendrá la oportunidad de viajar a China para cursar la maestría de Comercio Internacional en la Universidad Renmin de China en septiembre de este año. “Además de cubrir los gastos educativos, el Gobierno chino me entregará 1700 yuanes mensuales para gastos cotidianos, que considero son suficientes para el día a día”, expresó Alimjan con satisfacción.
Buenas perspectivas
Cuando le preguntamos a Ella, alumna del Centro Cultural de la Universidad de Relaciones Internacionales y Lenguas de Abraham, sobre sus razones para estudiar chino, nos dio una respuesta particular: “Se debe a mi padre”.
“Mi padre trabajó allá, le encanta ese país y tiene confianza de que en el futuro China tendrá un acelerado desarrollo”, señaló. “Él me sugirió estudiar chino, dado que se me facilitaría la búsqueda de trabajo”.